lunes, 31 de octubre de 2011

Es inaceptable el acuerdo de la cumbre europea de los días 26 y 27 de octubre de 2011

El acuerdo alcanzado en la madrugada del 27 de octubre de 2011 no aporta ninguna solución a la zona euro respecto a la cuestión de la crisis bancaria, de la deuda pública soberana o del euro. Las decisiones a las que se ha llegado postergan los problemas sin resolverlos satisfactoriamente. El CADTM considera que este acuerdo es inaceptable. 

Los jefes de Estado y de gobierno, los dirigentes de la Comisión Europea, la patronal de los bancos privados y la directora del FMI se reunieron en Bruselas con el objetivo de encontrar una solución a la amenaza de las quiebras en cadena, que pesa sobre los grandes bancos privados europeos, principalmente franceses, españoles, griegos, italianos, alemanes, portugueses, belgas… Todos ellos multiplicaron, antes y después del período 2007-2008, los comportamientos de riesgo, con el fin de obtener máximos beneficios a corto plazo para satisfacer el apetito de sus grandes accionistas, y distribuir bonus exorbitantes a sus ejecutivos y traders. Los préstamos a las familias y a las empresas sólo representan una parte totalmente marginal de su volumen de negocio, del 2 al 5 %. El apoyo masivo que recibieron de parte de los Estados, del BCE y de la Reserva Federal desde los años 2007-2008, no sirvió a la economía productiva ya que fue desviado hacia actividades altamente especulativas, especialmente con títulos de deudas públicas soberanas. Los bancos privados se financian a corto plazo al mismo tiempo que invierten a medio o largo plazo: obligaciones del Estado o de empresas, mercados a plazo de materias primas y productos básicos, productos agrícolas, swaps sobre divisas y numerosos productos derivados que escapan a cualquier control de los poderes públicos. La quiebra del banco franco-belga Dexia, a comienzos del mes de octubre de 2011, ha sido el resultado de esta política. El efecto dominó que puede producirse en Europa y del otro lado del Atlántico pesó enormemente en la reunión celebrada en la noche del 26 al 27 de octubre. 

La decisión de aplicar una quita de un poco más del 50 % a los títulos griegos en manos de los bancos —la cumbre europea del 21 de julio de 2011 sólo había previsto una reducción del 21 %— se volvió inevitable, desde agosto de 2011, puesto que el precio de los títulos se hundía en el mercado de ocasión de deudas. Efectivamente, los títulos griegos sufren una rebaja del 65 al 80 % en el mercado secundario. Mientras que los jefes de Estado anuncian que han impuesto un sacrificio importante a los bancos, una vez más los banqueros salen muy bien parados. Y esta es la causa por la que, provisoriamente, se asiste a una reacción alcista tanto de los mercados financieros como del valor de las acciones de los bancos en la bolsa. 

La decisión del 27 de octubre no constituye en absoluto una solución favorable para el pueblo griego, que sufre de lleno los efectos de la crisis agravada por las políticas de austeridad que le inflingen. La operación en curso esta liderada completamente por los acreedores y responde a sus intereses. El plan actual de reducción de la deuda es una versión europea del plan Brady que tuvo efectos nefastos en los países en desarrollo durante los años 1980-1990. Este plan —llamado así por el nombre del secretario del Tesoro estadounidense de ese momento— implicó la reestructuración de la deuda de los principales países endeudados mediante un intercambio de títulos. Los países participantes fueron Argentina, Brasil, Bulgaria, Costa Rica, Costa de Marfil, República Dominicana, Ecuador, Jordania, México, Nigeria, Panamá, Perú, Filipinas, Polonia, Rusia, Uruguay, Venezuela y Vietnam. En esa época, Nicholas Brady había anunciado que el volumen de la deuda se vería reducido en un 30 % —en realidad cuando la reducción se produjo fue mucho menor, y en varios casos, y no los menos importantes, la deuda incluso aumentó—, y que los nuevos títulos, los títulos Brady, garantizarían un tipo de interés fijo de cerca del 6 %, lo que era muy favorable para los banqueros. Esto también aseguraba la continuación de las políticas de austeridad bajo el control del FMI y del Banco Mundial. Ahora, en otras latitudes, la misma lógica provoca los mismos desastres. La troica (BCE, Comisión Europea, FMI) impone una austeridad sin fin a los pueblos de Grecia, Portugal e Irlanda. Y si la reacción no llega a tiempo, otros les seguirán: Italia, España, Bélgica, Francia… 

Este plan no permitirá una salida válida de la crisis para Grecia por dos razones fundamentales: en primer lugar, la reducción de la deuda es totalmente insuficiente; y en segundo lugar, las políticas económicas y sociales aplicadas en Grecia, de acuerdo a las exigencias de la troica, debilitarán aún más al país. Esto permite caracterizar de odiosas tanto la nueva financiación, acordada en el marco de ese plan, como las antiguas deudas así reestructuradas. 

Grecia se encuentra acorralada entre dos opciones:
-. Resignarse y someterse a la troica, con una nueva humillación de por medio.
-. Rechazar las imposiciones de los mercados y de la troica, suspender el pago de la deuda y lanzar una auditoría con el fin de repudiar la parte ilegítima de la misma. 

Otros países ya se ven, o se verán, en breve confrontados a la misma opción: Portugal, Irlanda, Italia, España… y la lista no es exhaustiva. Puesto que en toda la Unión Europea se están aplicando, en diversos grados, las mismas políticas, es necesario rechazar, en cada uno de los países, los planes de austeridad y lanzar auditorías ciudadanas de la deuda pública. 

La experiencia de 2007-2008 no llevó a los gobiernos a imponer reglas estrictas de prudencia. Al contrario, se deben tomar medidas para impedir que esas instituciones financieras, bancos, compañías de seguros, fondos de pensiones y otros hedge funds continúen haciendo estragos. Es necesario llevar ante la justicia a las autoridades públicas y a los patrones de empresas responsables directos o cómplices activos de los desastres bursátiles y bancarios. En el interés de la gran mayoría de la población es urgente expropiar los bancos y ponerlos al servicio del bien común, nacionalizándolos y poniéndolos bajo el control de los trabajadores y de la ciudadanía. No sólo hay que rechazar cualquier indemnización para los grandes accionistas, sino que conviene recuperar el coste del saneamiento del sistema financiero de su patrimonio global. Igualmente, se trata de repudiar las acreencias ilegítimas que los bancos privados reclaman a los poderes públicos. Por supuesto, también hay que adoptar una serie de medidas complementarias: control de los movimientos de capitales, prohibición de la especulación, prohibición de las transacciones con los paraísos fiscales y judiciales, implantación de una fiscalidad que tenga por objetivo el establecimiento de la justicia social… En el caso de la Unión Europea, conviene derogar varios tratados, como el de Maastricht y el de Lisboa. Es necesario también modificar radicalmente el estatuto del Banco Central Europeo. Mientras que la crisis todavía no alcanzó su apogeo, es el momento preciso para dar un giro radical a la situación. El CADTM apoya, con otras organizaciones, las iniciativas tomadas en distintos países para una auditoría ciudadana de la deuda. El movimiento de los Indignados y «Occupy Wall Street» han desencadenado una dinámica muy creativa y emancipadora que hay que reforzar.


[1] El CADTM Europa (Comité para la anulación de la deuda del tercer Mundo), www.cadtm.org está presente en Grecia, Francia, Bélgica, España, Suiza y Polonia. En el ámbito mundial, la red CADTM comprende 33 países. El último libro CADTM publicado es: Damien Millet y Eric Toussaint (direc.) La Deuda o la Vida, Icaria Editorial, Barcelona, 2011

sábado, 29 de octubre de 2011

Así no hay quien salga de la crisis

Alemania ha crecido en macrocifras por la exportación, pero ese crecimiento no ha beneficiado a la ciudadanía. Ni siquiera a la clase media: cinco millones de alemanes ya no pertenecen a ella por vivir peor.

Tras meses de penoso espectáculo de indecisión y desunión, los países de la eurozona han alcanzado un acuerdo para presuntamente afrontar la crisis de la deuda, los ataques especulativos y la inestabilidad financiera. Llega con retraso y está por ver cómo se concreta. Y si es el necesario.

Los bancos europeos renuncian a la mitad de la deuda griega para asegurar que cobraran la otra mitad; por contra, habrá recapitalización de la banca (70 bancos europeos necesitan 106.000 millones de euros) y el fondo de rescate se aumenta hasta el billón de euros. Como en la ruleta, la banca siempre gana.

¿Respuesta a la crisis, estancamiento, amenaza de recesión? No. Porque la Unión Europea no está nada unida y se empecina en una desastrosa política neoliberal que no ha dado ninguno de los frutos esperados. La vieja Europa se tambalea, no levanta cabeza. Incluso Alemania sufre; la ciudadanía, claro, no la minoría rica.

Alemania ha crecido en macrocifras por la exportación, pero ese crecimiento no ha beneficiado a la ciudadanía. Ni siquiera a la clase media: cinco millones de alemanes ya no pertenecen a ella por vivir peor.

Los salarios alemanes no han aumentado como la riqueza generada, es más, se han congelado y ha crecido el trabajo precario (22% de empleos), mientras el número de parados ha oscilado entre 3 y 5 millones (12%), según coyunturas temporales concretas. Pero esas cifras no incluyen a mayores de 58 años sin empleo, tampoco a parados en cursos de formación ni a desempleados que recurren a agencias privadas para buscar trabajo. Hay bastantes más parados.

Es más, un informe reciente de la ONU advierte que aumenta la brecha social en Alemania. En los últimos años la pobreza ha aumentado del 6 al 13% de la población; unas 600.000 personas son indigentes completos en tanto que 20.000 de ellas viven materialmente en la calle. Y ha aumentado la desigualdad. Hace 25 años, los directivos de grandes empresas ganaban 14 veces más que sus empleados, pero hoy ganan 44 veces más, mientras el 1% de población posee la cuarta parte de la riqueza.

Alemania es un desastroso escenario neoliberal con todas sus consecuencias. Como neoliberal es la Comisión Europea que reclama más recortes a Italia y España para reducir el gasto público, mientras en Francia, Sarkozy perpetra otro plan contra el déficit. Y podríamos seguir con la lista de calamidades en el resto de la Unión.

En España, por ejemplo, casi el 22% de hogares cae en la pobreza, cuando en 2009 eran un 19,5%. Hoy, el 36% de familias no puede afrontar gastos imprevistos, un 26% a duras penas llega a fin de mes y los salarios son cada vez más bajos; un 4,4% menos respecto al año anterior. Cáritas ha alertado de que la pobreza se hace crónica en España; se ha multiplicado el número de personas que pide ayuda. En 2007 eran 400.000, pero en 2010 ya fue casi un millón.

Son los frutos de la austeridad y de la respuesta neoliberal a la crisis, mientras la patronal, inaccesible al desaliento, insiste en que se supriman algunos impuestos, se rebajen otros y se desmantele la educación pública a favor de la privada (aunque no lo piden tan claramente). Se ha llegado a declarar que instalaciones hospitalarias pendientes de ser operativas se abrirían cuando se “pudieran permitir el lujo de abrirlas”. ¿El derecho a la salud un lujo? Puro neoliberalismo e injusticia.

¿Cual es la razón de tanta sinrazón? Antón Costas asegura que “con la economía británica en caída libre por la innecesaria austeridad de David Cameron o lo que ocurre con la economía alemana, afirmar que la austeridad es expansiva es como creer en los cuentos de hadas”. Y acusa a los mandatarios europeos de gobernar “por consideraciones ideológicas, no por análisis económicos serio de las consecuencias de la austeridad sobre la economía”.

El principal obstáculo para enfrentar la crisis es la política neoliberal del neurótico control del déficit, descontrol financiero, utilización de la deuda para recortar derechos, mantenimiento del secreto bancario y primacía de lo privado sobre lo público. Y así no se sale de la crisis. Ni de ésta ni de ninguna otra.

Xavier Caño Tamayo
Analítica.com

jueves, 27 de octubre de 2011

Una cumbre para asomarse al abismo

La cumbre de ayer había levantado muchas expectativas, aunque sus grandes actores se hubieran empeñado en los últimos días en quitarle hierro al asunto. En ello tuvo mucho que ver el hecho de retrasar la reunión del Ecofin; pues esto descafeinaba la cumbre, al no poner sobre la mesa cifras concretas, sino tan solo medidas o intenciones políticas.

Sobre la mesa había tres cuestiones: 1) Quita de la deuda griega; 2) Recapitalización de la banca; y 3) Consolidación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.

Quizás de las tres la única que responda realmente a una lógica madura sea la primera. Al final parece que se reafirma con un 50%. Digo parece, porque la medida se sigue discutiendo y va  ser motivo de más que un titular. No obstante, de aplicarse finalmente, es vergonzoso e irritante que se haya tardado tanto en aprobarla. Es motivo de sonrojo para toda la clase política europea que después de no pocos encuentros y reuniones en Bruselas, y de apremiantes exigencias de estrangulamiento a la soberanía griega, hayan descubierto que por ese camino la vaca de la que pretendían obtener incesante leche para satisfacer a la banca francesa y alemana, entre otras, estaba a punto de morir por culpa de la serie constante de golpes a la que la estaban sometiendo las instituciones económicas europeas y el FMI.

Evidentemente la banca está que trina. Si se aplica la quita, le han fastidiado el negocio (100.000 millones de euros en pérdidas) y obligado a destapar sus vergüenzas al mismo tiempo. Porque semejante quita revelaría el poco respaldo con el que cuenta en realidad la banca; y no me refiero a respaldo político, que de ese anda sobrada, sino en cuanto a solvencia. De ahí la exigencia de recapitalizarse hasta alcanzar un 9% de capital de máxima calidad. Es una forma curiosa de hacer público el hecho de que los bancos tienen una enorme cantidad de porquería convertida en factores de riesgo circulando por ahí; de tal forma que si ocurre una catástrofe como la quita griega, se quedan con una mano delante y otra detrás. Es un hecho sabido por todos que el dinero que tenemos metido en el banco en realidad es un pixel más en un entramado logarítmico de píxeles parecido al que se desplegaba en la película de ciencia-ficción Matrix. Y que si todos los clientes de una sucursal se pusieran de acuerdo en retirar sus fondos, el banco tendría que colocar un discreto cartel en la puerta rezando lo siguiente: “Cerrado por falta de liquidez”. ¿Por qué? Porque los bancos mantienen su actividad crediticia básicamente reproduciendo un sistema piramidal de apalancamiento. Dicho en plata, porque los bancos mantienen su actividad contándole una y otra vez a sus clientes el cuento de la lechera; de tal forma que simplemente con que se derrame por el camino la mitad del cántaro, puede que el cuento ya acabe en tragedia.

Ahora comienza la carrera por la recapitalización. Nueve meses le han dado a los bancos. Pero lo peor es la asignación que se ha hecho de las necesidades de adquisición de capital. La EBA le ha guiñado el ojo a los bancos franceses y alemanes, a pesar de ser los mayores tenedores de deuda griega, y, sin embargo, le han salido rayos láser cuando se ha fijado en la banca española. En concreto las entidades bancarias que más capital de máxima calidad necesitan incorporar son el BBVA y el Santander. Esto no me preocuparía en absoluto – ya que no le tengo ninguna simpatía a ninguna de estas dos entidades – si no fuera porque esta urgencia puede estrangular más si cabe el crédito en nuestro país; y, por otro lado, porque la banca puede volver a poner la mano para que le caiga dinero público y salvar así la papeleta. Y aunque la UE parece esta vez más preocupada porque esto dos temores no se hagan realidad, restringiendo dividendos y bónuses, y supervisando que el crédito siga fluyendo, teniendo en cuenta el peso político que actualmente tiene el lobby bancario, yo no dormiría muy tranquilo. Porque del dicho al hecho… ya se sabe que hay mucho trecho.

En cuanto a quién es el culpable de esta quita en la deuda griega, huelga decirlo, no son los griegos, por ser poco eficientes; sino la propia banca por haber querido recrear el milagro de los panes y los intereses a costa del país heleno. Sinceramente, nunca he entendido la lógica que aplican los bancos cuando entienden que una inversión ha aumentado su riesgo. Lo que hacen normalmente es aplicar el siguiente silogismo: A más riesgo, más intereses. Pero claro, si la deuda soberana aumenta su riesgo, es porque el país en cuestión está en apuros, ya que su productividad no alcanza el nivel exigido por sus compromisos financieros, y amenaza con llegar a declararse en quiebra. Con lo cual, si encima le exiges mayores intereses, lo que estás provocando es un agravamiento de su situación y que la posibilidad de la quiebra se haga cada vez más real. Pero eso a los bancos les tiene sin cuidado, porque se dicen a sí mismos: “Bien, antes de que quiebre el país ya vendrá alguien a rescatarlo, y yo podré cobrar al final los altos intereses que provocaron en parte su caída”. Es la aplicación de lo que vendría a ser un arma financiera de especulación masiva. El país endeudado penetra en un penoso camino de servidumbre y se pone en almoneda al tener que ser rescatado, mientras los organismos de rescate negocian con los bancos la percepción de lo debido. Como el BCE está atado de pies y manos y es mudo a instancias de la Constitución europea, no queda otra que insistir machaconamente en que la solución pasa por reducir como sea el déficit de los países en apuros, para que el coco de las agencias de calificación no vuelva a hacer estragos en la estabilidad financiera de la UE. Y aquí llegamos a otro atentado contra la lógica más elemental. Pues precisamente las medidas que proponen, entre otros, el FMI para la reducción de déficit, agrava más si cabe la situación de los países que están en apuros, lastrando su crecimiento, minando su solvencia y, por tanto, también su credibilidad: crea inestabilidad social, devalúa la demanda interna y genera más desempleo. Esta sinrazón es la que alienta la sospecha de que en realidad existen sectores interesados en que países como Grecia caigan en el abismo; pues supone obligarles a poner en venta todo aquello que hubiera llevado antes una etiqueta pública. Porque si el Estado no puede pagar los intereses, ya lo harán aquellas empresas que acudan a los bancos con intención de invertir en la privatización de los sectores públicos puestos en venta. Y claro, si estas empresas aumentan espectacularmente su volumen al colonizar territorios con una demanda asegurada, como la sanidad o la educación, los bancos se verán enormemente recompensados, pudiendo reciclar un porcentaje mayor de activos tóxicos adquiridos a raíz de especulaciones fallidas acontecidas en el pasado (como las generadas durante la crisis inmobiliaria). Un expolio a la res publica en toda regla.

Esta situación delata otro grave problema. Se agolpan los analistas económicos que desde distintas perspectivas intentan recordar a los líderes de la UE que la situación actual se parece cada vez más a la atravesada en los años 30. Y que de esta situación sólo se puede salir aplicando medidas keynesianas, es decir, medidas intervencionistas completamente opuestas a los axiomas del neoliberalismo. Estas medidas pasarían porque el BCE empezara a ejecutar acciones similares a las de la Reserva Federal estadounidense, y porque los gobiernos aplicaran reformas fiscales que permitieran recabar recursos necesarios para estimular la economía por medio de fuertes inversiones públicas que, inevitablemente, requerirían superar la barrera actual de endeudamiento público. Pero esta solución aterra a Alemania, y atenta contra los pilares más básicos sobre los que se fundó la UE. Los alemanes no quieren ni oír hablar de medidas que puedan suponer un aumento de la inflación, ya que esto devaluaría sus ahorros y pondría en tela de juicio su liderazgo. Sin embargo, Paul Krugman considera que estas medidas no generarían inflación, porque la creación de dinero por parte del BCE no sería inflacionista dentro del marco de una economía deprimida. En realidad, la oposición hacia estas medidas esconde el nudo gordiano de la lucha de clases. Porque la actuación del BCE como escudo protector frente a ataques especulativos, como garantía de comprador compulsivo de deuda soberana, abriría la caja de los truenos de los bancos y de las rentas más altas, ya que devaluaría los activos a los acreedores y aliviaría los pasivos a los deudores. Y claro, la banca alemana, gran acreedora de Europa, tiene completamente estigmatizada esta idea. Para ella es anatema. Por esta razón, desde Alemania se insiste, erre que erre, en que la única vía para salir de ésta es reducir el déficit, como sea. De ahí que Ángela Merkel  alabe la gestión española en el Bundestag por haber constitucionalizado su techo de déficit, y también que reprenda a Italia por no haber hecho todavía los deberes: reformar las pensiones y el mercado laboral, ampliar la edad de jubilación, etc. Medidas muy avanzadas en España como todos lamentablemente sabemos, y que, mucho me temo, no se van a quedar ahí con el nuevo ejecutivo tras el 20N. De hecho Bruselas espera que España acometa “Nuevas acciones […] para aumentar el crecimiento y reducir los niveles de paro inaceptablemente altos. Eso debería incluir cambios en el mercado laboral para introducir más flexibilidad, y otras reformas para incrementar la competitividad, en especial en el sector servicios”. Dicho de otra manera, Bruselas espera que se conceda todo aquello que se reclame desde la patronal, en detrimento de los sindicatos.

Por último, para que los mercados no empiecen a darle a la tecla de la venta masiva, haciendo caer en picado las bolsas, se ha decidido aplicar ingeniería financiera al FEEF. En realidad no se ha creado un respaldo real al problema. Lo que se ha hecho es ganar tiempo creando un aval parecido estructuralmente a un seguro. Por lo que en realidad tenemos 440.000 millones de euros y un billón de intenciones. Es otra vuelta de tuerca para mantener en vilo la confianza sobre la solvencia de los países en apuros. Pero esta medida tiene una cara B: apelar a la inversión de países como China, Japón o Brasil; a los que, en principio, no les interesaría la caída del euro. Todo lo que sea necesario para que el BCE siga manteniéndose congelado en un tercer o cuarto plano, dedicado exclusivamente a mantener la inflación en torno al 2%; hecho que, mucho me temo, sólo va a hacer que la situación siga agravándose y volviéndose cada vez más insostenible, si es que para entonces Bruselas no ha sido abordada por una marea de gente desesperada ante la flagrante inmoralidad e incompetencia de los que dicen ser sus representantes.

lunes, 10 de octubre de 2011

PIIGS: La llama que puede hacer arder a Europa

El problema de los países periféricos no es un problema de liquidez, sino de solvencia.  

¿Qué quiere decir esto? ¿Qué es “ser solvente”?

Una persona es solvente cuando tiene suficientes ingresos para hacer frente a sus gastos, sin necesidad de recurrir al crédito (liquidez). De hecho, la única forma de poder hacer frente a una deuda y a los intereses que le van ligados es ser solvente; porque de otra manera, no se podría ni amortizar  el préstamo, ni mucho menos los intereses.

El gran problema de los países periféricos ha sido por un lado el haber mantenido políticas fiscales profundamente conservadoras, que han favorecido la polarización de las rentas y que estos países hayan vivido por debajo de sus posibilidades. Y por otro lado, a que su crecimiento ha estado basado en burbujas especulativas de ciclo alcista, es decir, en hipérboles de una demanda generada artificialmente en base a la concesión de crédito, precisamente porque estos países no han explotado sus ingresos como cabía esperar, favoreciendo la acumulación de las rentas del capital frente a las rentas del trabajo; lo que a su vez ha provocado una excesiva dependencia del crédito.

En el caso particular de EEUU y España porque se pensaba que el valor de la vivienda podía seguir subiendo ad eternum, asegurándose los bancos sus cuotas de beneficio, aunque los particulares y las empresas no pudieran hacer frente a los préstamos.

Esto no habría sido un gran problema si la economia española hubiera sido realmente solvente. Pero he ahí, que después del boom inflacionario que esta dinámica alcista del precio de la vivienda supuso, y la correspondiente corrección del BCE con la subida de los tipos de interés, esta solvencia brilló por su ausencia. Esto en España ha traído consigo que el endeudamiento público no sea de los más altos de la UE, pero sí el endeudamiento privado, que es descomunal. Las familias están tremendamente endeudadas y, al igual que el Estado, la mayoría no son solventes, y no pueden hacer frente a las deudas. Y no lo son, principalmente porque han perdido sus puestos de trabajo, o porque les han reducido drásticamente el sueldo, lo que contribuye más si cabe a que la demanda global descienda, agravando la crisis. 

Si el crecimiento económico se basa en la concesión de liquidez, sobre un lecho de insolvencia, cuando el crédito se acaba, inevitablemente cae la demanda de bienes y servicios, y la economía se contrae, generando el aumento del desempleo. Porque es una lección básica de economía que si la demanda cae, la economía se contrae y entra en recesión. Por otro lado, si el Estado no aumenta sus ingresos por medio de una reforma fiscal, entonces el propio Estado tiene que recurrir al crédito. En este caso a la emisión de bonos de deuda pública, cuyos intereses están relacionados directamente (qué casualidad) con la valoración de solvencia del país, que hoy por hoy establecen las agencias de rating americanas. 

Solución: estimular la demanda. Pero no en base al crédito (ya que esto sería reanimar un cadáver para verlo perecer a causa de la misma enfermedad), sino en base a una inversión pública fuerte realizada por parte de los bancos centrales, que fomente la creación de empleo público de calidad, la construcción de infraestructuras, la inversión en educación, investigación y nuevas tecnologías, así como en servicios y protección social. Si la gente vuelve a disponer de dinero como fruto de su trabajo, podrá afrontar las deudas contraídas y volverá a consumir. Resultado: la economía no sólo crecerá, sino que será solvente. 

¿Por qué no se hace? Simple y llanamente porque la cúpula de la UE está controlada por los intereses del lobby bancario, y a éste sólo le preocupa la economía financiaría, que es como una especie de superestructura parasitaria que aspira sin ningún escrúpulo los recursos públicos de las soberanías que componen la eurozona. De ahí que los rescates a los bancos no hayan tenido ningún impacto en la sociedad. Ni ha descendido el desempleo, ni aumentado el consumo, y economías boyantes, como la alemana, están sufriendo un estancamiento y apuntan a recesión.

Europa está ahora mismo dividida en dos, parte norte (países acreedores de deuda pública), parte sur (países deudores de deuda pública). Este panorama, aparte de ser insostenible, marca una polarización extrema de las clases sociales, y amenaza con romper su cohesión. Si se sigue apretando las tuercas a los países endeudados el conflicto está asegurado. Todavía estamos a tiempo de evitarlo.

Manuel G. Sesma (Licenciado en Historia, Geografía e Historia del arte. Universidad de Murcia).

domingo, 9 de octubre de 2011

Declaración de la Conferencia Europea contra la Austeridad

El pasado dia 1 de octubre de 2011 se celebró en Londres una Conferencia Europea Contra la Austeridad y las Privatizaciones, -que quizás tendríamos que traducir Contra los recortes-, en la que participaron delegados de movimientos sociales, ciudadanos, sindicales, etc. de toda Europa.
Esta Conferencia tenía como objetivos determinar propuestas y objetivos comunes contra la crisis económica y sus causas y de forma coordinada en toda Europa.

 Declaración de la Conferencia Europea contra la Austeridad

La Conferencia Europea contra la Austeridad se estaba haciendo esperar. Los pueblos de Europa se enfrentan a una crisis social, política y económica sin precedentes.

Nuestros gobiernos están implementando recortes presupuestarios salvajes que arruinan todos los logros sociales del periodo de posguerra y que harán naufragar millones de vidas destruyendo puestos de trabajo, salarios, pensiones, salud, educación y otros servicios.

La crisis financiera mundial de 2008 se ha transformado en una crisis de deuda pública. Los estados han rescatado al sistema financiero pero con ello han debilitado seriamente sus propios balances. Grecia está al borde la quiebra y otros países le siguen los pasos.

La única solución ofrecida por la élite gobernante es austeridad para la gran mayoría y rescates para los bancos y el resto del sistema financiero. Mientras el pueblo afronta dificultades los ricos se embolsan trillones de euros. Nunca ha sido tan grande la disparidad de riqueza entre capital y trabajo, entre ricos y pobres.

El pueblo lucha en toda Europa decidido a defender su sociedad y a vencer a la barbarie de la austeridad. Nuestro objetivo es ayudar a unir esas batallas. Es necesario un frente común europeo que proteja a los pueblos de Europa. Estamos comprometidos en la lucha contra los recortes, la privatización y los ataques al estado del bienestar construyendo solidaridad y resistencia.

Apoyamos la resistencia de los sindicatos a través de huelgas y otras formas de acción obrera. Decimos no a las guerras imperialistas y su interminable drenaje de recursos y decimos sí al bienestar, la paz y la justicia. Condenamos la búsqueda de chivos expiatorios en las comunidades inmigrantes como causantes de la crisis y la provocación del racismo y la islamofobia que divide y debilita nuestra resistencia. Haremos campaña contra el crecimiento de la extrema derecha que lo promueve.

El camino a seguir es la resistencia y la elaboración y promoción de una estrategia económica alternativa: debemos situar a la banca bajo control democrático, nacionalizar los bancos privados y regular los mercados financieros. La Unión Europea y los gobiernos nacionales habrán de satisfacer las necesidades del pueblo en lugar de imponer programas de austeridad y tendrán que subir los impuestos a los ricos y a las empresas. No aceptaremos esta deuda ilegítima. Los acreedores deben hacerse responsables. ¡No pagaremos su crisis!

La estrategia económica y política alternativa favorece el bienestar y proporciona viviendas, escuelas y hospitales, protege las pensiones y promueve un enfoque ecológico del gasto público, invirtiendo en energías renovables y transporte público, creando así millones de puestos de trabajo.

Acordamos desarrollar los vínculos que se establecieron para preparar la conferencia y poner en marcha la coordinación europea que organice y apoye la resistencia a la deuda y a la austeridad.

Nos comprometemos a apoyar la movilización de los Indignados el 15 de octubre, las acciones contra la deuda y las instituciones financieras internacionales del 8 al 16 de octubre, y contra la cumbre del G-20 de Niza en noviembre. Estableceremos un Día de Acción Global contra la Austeridad en 2012 y haremos un llamamiento al movimiento sindical europeo a convocar un día de huelga contra la austeridad.

Enlaces: http://www.europeagainstausterity.org;
www.coalitionofresistance.org.uk

lunes, 3 de octubre de 2011

Austeridad para siempre

La respuesta de la UE a la crisis económica está encaminando a los Estados miembros hacia un modelo de austeridad permanente, incluyendo ataques generalizados contra los derechos sociales. Para impedir cualquier resistencia, el objetivo del modelo que está proponiendo la UE es minimizar o incluso librarse completamente de toda interferencia democrática. Esto queda claro desde la perspectiva general de las iniciativas legislativas que se han adoptado desde que empezó la eurocrisis o que se espera que se adopten de forma inminente.

Los cambios han golpeado a la gente como una tormenta repentina. En menos de dos años la Unión Europea se ha puesto en la vía de implementar una política económica y fiscal común dominada por una serie de medidas, algunas de ellas legislativas, pensadas para hacer que los Estados miembros se adhieran a programas de austeridad y atacar derechos sociales trabajosamente ganados. 

Los paquetes de préstamos a Irlanda, Grecia y Portugal, y las exigencias que van unidas a ellos han puesto a estos países bajo una administración de facto de Bruselas y del FMI. En Grecia los salarios se han recortado una media del 20% en el sector público, 150.000 funcionarios se enfrentan al cese y se están privatizando infraestructuras como puertos y las compañías públicas de publicidad. Se ha hecho retroceder el poder adquisitivo de los salarios más bajos al nivel de la década de 1980. En Portugal se ha obligado al gobierno a comprometerse a reducir el déficit desde el 9.,% del PNB a finales de 2010 hasta el 3% en 2013. Tres años con recortes generalizados. Mientras tanto, para evitar un programa de préstamo similar el gobierno español ha adoptado un programa de austeridad igualmente severo (rápidas reducciones del déficit, recortes salariales y ataques a la seguridad en el puesto de trabajo y a las pensiones). 

Un modelo de austeridad prolongada
No hay razones para considerar esto una pura coyuntura que pasará pronto y se superará en unos pocos años. Estas políticas de austeridad no sólo se han cuestionado como una solución a la crisis, sino que ya fueron probadas por la historia en la década de 1930 y demostraron ser desastrosas. Sin embargo, a pesar de la ira que los paquetes de préstamos ha provocado por toda Europa, la UE se está moviendo rápidamente hacia un modelo de austeridad para todos los Estados miembros. 

El Pacto del Euro, la vigilancia de los presupuestos de los Estados miembros bajo el denominado “semestre europeo” y las seis disposiciones sobre “gobernanza económica” que probablemente se adoptarán a finales de septiembre de 2011, son todo parte del mismo complejo de normas y acuerdos. Todas juntas, estas piezas preparan un modelo para futuras políticas económicas para la Unión Europea. La austeridad y los ataques a los derechos sociales son los ingredientes básicos, que se hacen aprobar vía procedimientos antidemocráticos y opacos. Ha habido protestas tanto de los sindicatos y otros movimientos sociales como de toda una serie de diferentes organizaciones de la sociedad civil. Pero el nuevo modelo es complejo, lleva tiempo asimilar las numerosas nuevas iniciativas y entender cómo están conectadas entre sí. Establecer esta descomunal nueva maquinaria de gobernanza económica de la UE en un lapso de tiempo muy corto ha aplastado la naciente oposición a la austeridad por toda la UE. 

Pero aunque pronto se establecerán los fundamentos básicos del modelo, no se ha dicho la última palabra y se puede esperar una resistencia feroz y generalizada. Esto debería estar claro examinando el paquete de gobernanza económica completo, cómo hará que los ciudadanos paguen los problemas causados por los bancos y los especuladores y por qué no nos acerca a una solución de la crisis. 

Dar una visión sesgada a las raíces de la crisis
Desde hace meses, quienes han desempeñado papeles clave en las instituciones de la EU han tratado de dar una visión sesgada de las raíces de la crisis para legitimar las reformas. 

“¿Recuerda qué causó la crisis financiera?”, preguntaba un vídeo producido por el Parlamento Europeo en mayo de este año. “Estallaron las burbujas inmobiliarias y hubo que sacar de apuros a los bancos”, continuaba. De acuerdo por el momento. Pero entonces continuaba afirmando que la crisis proviene de unas malas finanzas públicas: “Durante años, los gobiernos de la UE han estado retorciendo las normas financieras y construyendo sobre un terreno poco sólido”, afirma una voz femenina. “Las instituciones de la UE habían tratado de pararlos, pero los gobiernos no iban a escuchar” (1). 

Las normas a las que aludía eran las normas que sustentan la Unión Económica y Monetaria, el Pacto de Crecimiento y Estabilidad (o simplemente Pacto de Estabilidad). Según estas normas, los Estados miembros están obligados a mantener el déficit de los presupuestos de los Estados por debajo del 3% del PNB y la deuda bajo el 60%. 

Por lo tanto, según el Parlamento, lo que tenemos es una crisis causada por las finanzas públicas y la deuda pública. 

Esta interpretación es acorde con unas declaraciones hechas por el ministro alemán de Finanzas Wolfgang el 16 de agosto: “Actualmente los economistas del todo el mundo no discuten que una de las principales causas, si no la causa principal, no ahora, sino ya en 2008, fue la excesiva deuda pública por todo el mundo”. 

Respuesta peligrosa - regulación lenta
Pero el consenso que Schäuble sugería no existe. El economista estadounidense Paul Krugman cuestiona el mito de la deuda pública en unos términos muy claros: “[...] Veamos la lista completa de los países que tuvieron problemas debido a las altas deudas acumuladas antes de la crisis, en contraposición a aquellos que han desarrollado grandes déficit a consecuencia de la crisis. 

He aquí la lista completa: Grecia.
En vísperas de la crisis España e Irlanda tenían deudas bajas y superávit presupuestario (2) .

Y se debería añadir que incluso en el caso de Grecia, no está claro que la deuda pública sea la causa principal. Es más, la deuda griega ascendió rápidamente en los años anteriores a la crisis, pero lo que ascendió en primer lugar y con más fuerza fue la deuda privada (3). 

Krugman lamenta que Schäuble no sea el único. “La fiscalización de la historia de la crisis (la insistencia, a pesar de las evidencias, de que se trataba de préstamos públicos excesivos) se ha convertido en un artículo de fe [...]. Y esta fe ha hecho y hará un daño incalculable”. 

Un ejemplo de este daño incalculable es el hecho de que a aquellos que tienen menos dinero se les va a hacer pagar más. Pero también es algo más. Si los 27 Estados miembros de la UE se adhieren todos a políticas de austeridad, muy probablemente el resultado será una crisis continua y profunda. De hecho, podría convertirse en una repetición de la “Gran Depresión” de la década de 1930. En aquel momento la retirada de la circulación del dinero vía el descenso de los salarios y cortes en los gastos del gobierno llevó directamente a reducir la demanda. Cayeron los precios (lo opuesto a la inflación, la deflación), cerraron las fábricas, cayó el gasto del gobierno; un círculo vicioso. Una “estrangulación lenta”, en palabras del economista estadounidense Mark Weisbrot (4). 

Adam Posen, miembro del comité de política del Banco de Inglaterra, está de acuerdo. Ha advertido de que los políticos están a punto de repetir los errores de la década de 1930. “El tren se dirige hacia nosotros y deberíamos ser capaces de ponernos de acuerdo para cambiar las agujas”, declaró a los periodistas en septiembre de 2011 (5). 

Sin embargo, la retórica sobre la deuda pública como causa de la crisis puede dejarnos varados en las vías del tren en vez de salvarnos del impacto. Y el hecho es que la mayor parte de la actual deuda pública proviene de deuda privada. Tanto el Parlamento Europeo como Schäuble simplemente estaban equivocados. 

Una clave indispensable para entender la crisis es ver cómo la competencia sin límites en la eurozona dejó a Irlanda, Portugal, España y Grecia como los perdedores. Cuando el sector privado en estos países empezó a perder terreno ante las compañías alemanas el gobierno pudo hacer poco para remediar la situación. Las normas de la Unión Económica y Monetaria excluyen una inversión pública generalizada y la moneda común hace imposible devaluar la moneda para hacer que los productos locales sean más baratos y recuperar ventaja competitiva. Con los sueldos reales estancados en Alemania y las subidas de precios en la periferia presionando cada vez más los sueldos nominales (no necesariamente los sueldos reales), el sector privado se volcó al préstamo. El interés común de la eurozona era demasiado alto para Alemania y demasiado bajo para la periferia. Ahí, en la periferia, era más fácil cosechar beneficios de la especulación, por ejemplo, en el sector inmobiliario, que colocar las inversiones en un uso productivo (una situación que llevó a burbujas especulativas). No es toda la historia, pero basta con decir que la moneda común separó a la eurozona y dejó a las finanzas de la periferia en un terreno movedizo. Y cuando el crédito se redujo tras la crisis financiera, las economías de la periferia se desplomaron (6). Hace una década muchos analistas previeron este tipo de escenario: divergencia en vez de convergencia en la eurozona. Pero pocos imaginaron que sería tan grave. 

Una agenda corporativa
Entonces, ¿por qué todas estas tonterías acerca de la deuda pública?
Por varias razones. Para empezar, la crítica de la base misma del euro (un factor clave de la integración de la UE) es tabú en Bruselas. No esperen ver a muchos eurodiputados, comisarios o miembros de gobiernos estatales admitir que la moneda común ha resultado ser un desastre para grandes partes de Europa. En segundo lugar, la mayoría de las instituciones de la UE (especialmente la Comisión Europea) consideran que una estrategia neoliberal, incluyendo la liberalización de los servicios públicos, la austeridad y bajos salarios, es el camino que tiene ante sí la UE y así han actuado durante muchos años en nombre de la “competitividad internacional”. En tercer lugar, están los poderosos grupos de presión en Bruselas, el lobby de los grandes negocios. 

Durante más de una década las organizaciones del lobby de los grandes negocios han estado trabajando para garantizar que los Estados miembros promueven una reforma de las leyes laborales, la privatización de los servicios públicos, recortes en los gastos sociales y la reforma de las pensiones. Los lobbies de los negocios consideraron que la estrategia de Lisboa (una estrategia para la EU que engloba todas las demás) adoptada en marzo de 2000 era un paso adelante fundamental aunque carecía de fuertes medidas para llevarla a cabo. Una nueva serie de normas sobre la gobernanza económica añadirá las fuertes medidas para llevarla a cabo que el mundo de los negocios ha estado exigiendo durante años. Oliendo la victoria, organizaciones como BusinessEurope (*) han estado atareadas asegurándose de que el nuevo sistema de gobernanza esté a la altura de sus exigencias. Y de acuerdo con la investigación hecha por Corporate Europe Observatory, han tenido bastante éxito en cada paso del camino (7). 

Por su parte, la Mesa Redonda Europea de Industriales (ERT, en sus siglas en inglés, el famoso e infame lobby formado por presidentes de compañías de gran cantidad de corporaciones transnacionales europeas) vio un sorprendente parecido con sus propias ideas cuando se adoptó el Pacto de Europa: “El Pacto de hoy contiene muchos elementos que harán que esté más cerca la realización de la visión de la ERT para una Europa competitiva”, afirmó en una declaración el exclusivo club de presidentes de compañías (8). 

1. El semestre europeo
Para comprender como funciona, o funcionará, el nuevo modelo, es necesario examinar los elementos individuales, empezando por el nuevo sistema de vigilancia de los presupuestos de los Estados miembros, conocido como el Semestre Europeo. 

El Semestre Europeo fue la primera pieza que se adoptó del puzle. De hecho, ocurrió muy rápido. La propuesta se publicó en la primavera de 2010 y para septiembre, sólo unos pocos meses después, había sido adoptada por el Consejo (9). Según este nuevo procedimiento, los Estados miembros tendrán que enseñar su borrador de presupuestos nacionales a la Comisión y al Consejo para abril del siguiente año. Una vez que la Comisión haya examinado los documentos, elaborará comentarios para que el Consejo los tenga en consideración. En julio el Consejo dará una “orientación de estrategia” a todos los Estados miembros. 

La Comisión basará su recomendación en un “Estudio de crecimiento anual” que se publicará cada mes de enero. El estudio de este año de la Comisión insistió fundamentalmente en la “necesidad” de una reforma de las pensiones en los Estados miembros y en la “necesidad” de una reforma del mercado laboral (10). La recomendación de la Comisión específica para cada país se publicó a principios de enero y no deja dudas acerca de sus intenciones. Se pidió a la mayoría de los países que implementaran reformas de la legislación laboral para preparar el camino para bajadas de salarios y que redujeran las pensiones, bien reduciendo las oportunidades para una jubilación anticipada o bien aumentando la edad de jubilación (11). El Consejo aprobó por mayoría cualificada someter a votación el 12 de julio las recomendaciones para todos los Estados miembros y en general apoyaron las recomendaciones de la Comisión (12). ¿Sorprendente? Verdaderamente no. Los gobiernos en el Consejo son responsables ante su propio electorado, no ante los electores de otros países. Y si se ciñen a sus propios intereses, las severas reformas en otros países son (piensan ellos) son en su propio beneficio. No es que esta solidaridad sea una imposibilidad consustancial pero por el momento parece poco probable.

Salarios y pensiones en juego
Las recomendaciones incluyen una insinuación a España de que aplique estrictamente “los mecanismos existentes para los gobiernos autonómicos de control de déficit y de deuda” y que adopte más medidas “para acelerar la reducción del déficit” (13). Incluyen animar a Francia a “seguir revisando la sostenibilidad del sistema de pensiones y a tomar medidas adicionales si fuera necesario”, y a mantener el salario mínimo bajo “para apoyar la creación de empleo”. Una recomendación para Italia es debilitar la protección del empleo y se anima a Bélgica a considerar el abandonar la indexación de los salarios. 

Está claro que aquí están en juego asuntos fundamentales. La cuestión es hasta qué punto esto va a influenciar la toma de decisión a nivel internacional. Es bastante pionero en sí mismo el hecho de que la Comisión y el Consejo discutan presupuestos estatales, en la mayoría de los casos mucho antes de que el proyecto final se presente al parlamento nacional. Por el momento el resultado del Semestre Europeo serán recomendaciones presupuestarias y políticas no vinculantes. El Semestre Europeo es el componente básico que está en el centro de todas las reformas. Proporciona un procedimiento para tratar los otros elementos del modelo de gobernanza económica. Sin embargo, por sí mismo el Semestre Europeo no incluye sanciones económicas. Pero varios de los otros componentes básico las incluyen y estarán relacionadas con el Semestre. 

2. El Pacto de Europa, la brújula política
El documento más ampliamente conocido es el Pacto de Europa, que se adoptó en la reunión del Consejo Europeo (una cumbre de la UE) del 24 de marzo de 2011. Al principio era una iniciativa de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente francés Nicolas Sarkozy, y por un momento parecía como si fuera un instrumento intergubernamental, un tipo de declaración política que se implementaría a través del diálogo y de la presión del grupo. En el corto espacio de un mes se convirtió en mucho más que eso. 

La redacción del Pacto de Europa es notablemente clara. La solución a la crisis radica en la austeridad y los salarios bajos. Para alcanzar la “competitividad” los Estados miembros deben “revisar los planes de los convenios salariales y, cuando sea necesario, el grado de centralización en el proceso de negociación”, y “garantizar que los convenios salariales en el sector público mantienen los esfuerzos de competitividad en el sector privado (teniendo en cuenta el importante efecto señalizador de los salarios del sector público)”. En otras palabras, se debe frenar el poder de la fuerza de trabajo en los planes de los convenios salariales y los salarios en general tienen que descender o mantenerse bajos. Además, para promover unas “finanzas públicas sanas” los Estados miembros deberían en primer lugar recurrir a la “sostenibilidad de las pensiones, la sanidad y las ayudas sociales”, en otras palabras, a recortes en gastos sociales. 

En la cima de todo ello, los Estados miembros signatarios se comprometen a trasladar “a la legislación nacional las normas fiscales de la UE tal como se establecen en el Pacto de Estabilidad”. 

En las semanas anteriores al vital encuentro del Consejo Europeo del 24 de marzo, el encuentro que iba a adoptar el Pacto, el lobby de los negocios BusinessEurope hizo varios esfuerzos para influir en el Pacto. Lo que quizá es más importante, BusinessEurope presionó con éxito para que la Comisión desempeñara un papel clave en la implementación del Pacto de Europa. 

“El Pacto de Europa es un acuerdo político sobre el fortalecimiento de la integración. Las seis propuestas legislativas sobre gobernanza económica tratan de cómo implementarlo”, afirmó el secretario general de la federación Philippe de Buck cuando se adoptó el Pacto, poniendo de relieve cómo se iba a integrar el Pacto en un modelo más amplio de gobernanza económica como una especie de brújula política para guiar a la Comisión y al Consejo (14). 

Esto demostrará ser muy importante. Significa que el Pacto de Europa no será un documento aislado sino que se implementará a través de gran cantidad de medidas legislativas y vinculantes que está previsto que se adopten en septiembre de 2011. 

3. El paquete de seis unidades
El Pacto de Estabilidad y el gasto social
La mayoría de estas propuestas se encuentra en las propuestas legislativas sobre “gobernanza económica”. El pasado mes de septiembre la Comisión publicó seis unidades de un proyecto de legislación (que a veces se conoce con el nombre de el “paquete de seis unidades”) (15). Todas han sido aprobadas hoy por el Consejo y la mayoría del Parlamento Europeo. En este debate, la mayoría del Parlamento Europeo presionó por unas normas que fueran lo mas firmes posible (16). 

Cuatro de estas propuestas conciernen al Pacto de Estabilidad. Está en discusión fundamentalmente cómo hacer cumplir los dos umbrales clave del Pacto de Estabilidad, esto es, los Estados miembros está obligados a mantener los déficits sobre el presupuesto del Estado por debajo del 3% del PNB y a mantener la deuda por debajo del 60% del PNB. Según las normas originales, se multará a los miembros de la eurozona si traspasan estos dos umbrales, pero en la práctica las normas sobre sanciones no se han confirmado. Las normas se relajaron en 2005 tras las presiones de dos países en déficit, Alemania y Francia. Esto está a punto de cambiar de varias maneras.

Aun cuando la crisis actual no tenga sus raíces ni en la relajación de las normas ni en la deuda pública, los responsables de la UE en la Comisión, el Consejo y el Parlamento Europeo consideran que unas normas más firmes son la clave para prevenir crisis de la eurozona similares. 

La mayoría de los cambios drásticos tienen que ver con el procedimiento contra los Estados miembros que no cumplan los dos criterios del pacto de Estabilidad, el “procedimiento de déficit excesivo”. En resumen, esto es lo que viene:
* Las multas o fianzas sólo se podrán evitar si una mayoría cualificada del Consejo vota en contra de imponer una sanción. Esto tiene que ocurrir rápidamente (en 10 ó 20 días, dependiendo de la fase del procedimiento). Esto equivale a sanciones “semiautomáticas”.
* Una nueva medida se ha introducido/se va a introducir para garantizar que las deudas se pagan con relativa rapidez. El criterio será el 5% de la diferencia entre la deuda y el 60% límite-cada año. Para países con una deuda elevada esto podría tener graves consecuencia para los presupuestos del Estado durante muchos años.
* Si un Estado miembro no cumple el criterio de la deuda puede ser sancionado.
* Las multas serán superiores al 0.5% del PNB, miles de millones de euros. 

Además, varias de las nuevas normas aumentarán la vigilancia de los presupuestos. Esto incluye una obligación de tener “normas” vigentes, esto es, en la legislación nacional, sobre “normas fiscales numéricas que promuevan de forma eficaz la conformidad con sus respectivas obligaciones” como la “conformidad con los valores de referencia sobre déficit y débito”. 

Más a largo plazo (esto lo decidió el Consejo en noviembre de 2010) los Estados miembros fuera de la eurozona que no puedan ser multados según el Tratado también estarán sujetos a sanciones (17). Esto no será en forma de una multa, lo cual podría estar en contradicción con el Tratado. En vez de ello se harán deducciones de los diferentes tipos de ayudas de la UE recibidas por los Estados miembros, por ejemplo, ayudas agrícolas. En ese caso, una cantidad dada de Estados tendrán que ayudar, por ejemplo a los agricultores, de sus propios fondos. Nominalmente no es una multa, pero a efectos prácticos, es una multa.
Antes de que se aplique las sanciones, los Estados miembros estará bajo presión para implementar programas de reforma, conocidos de otra manera como recortes. ¿Podemos preguntar recortes de qué parte del presupuesto? Según el Pacto del Euro, fundamentalmente de los gastos sociales (sanidad, ayudas sociales y pensiones). 

Desequilibrios macroeconómicos y cómo atacar a los salarios
Como reconocimiento de que los desequilibrios en la eurozona desempeñaban un papel fundamental, la Comisión propuso una iniciativa para contrarrestar lo que denominaba los “desequilibrios macroeconómicos”. Sin embargo, no relaciona esto con el euro en sí, sino con las políticas de los Estados miembros. Para evitar que estos desequilibrios causen el mismo tipo de daño en el futuro, la Comisión afirma que un nuevo mecanismo permitirá a las instituciones de la UE intervenir en una fase temprana en caso de que sea necesario. 

El procedimiento incluido bajo las dos propuestas en el paquete de seis sobre “desequilibrios macroeconómicos” es simple: asegurarse de que las economía de los Estados miembros no crean un desequilibrio, de que se han elegido los indicadores y definido los umbrales. Si un Estado miembro traspasa el umbral y si el gobierno de este Estado no reacciona lo suficientemente rápido a ojos del Consejo y de la Comisión puede ser sujeto a un procedimiento denominado “el procedimiento del desequilibrio excesivo” según el cual puede ser multado si es un país de la eurozona o recibir una fuerte crítica si no lo es. 

El elemento cualitativamente nuevo en este procedimiento radica en permitir a la UE (fundamentalmente al Consejo y a la Comisión) intervenir en áreas hasta la fecha consideradas sensibles y prerrogativa de los gobiernos y parlamentos de los Estados miembros, como determinar las prioridades de los presupuestos nacionales, incluyendo el nivel de gasto social. Y ejercer influencia sobre el mercado laborar si, por ejemplo, los niveles de los salarios se definen como un indicador. Lo diabólico de las propuestas sobre desequilibrios macroeconómicos es que los indicadores se tienen que definir sólo cuando las propuestas llegan a la fuerza y la Comisión se pone a desempeñar un papel clave en definirlas (18). Esto es prácticamente un cheque en blanco para la misma institución que ha presionado mucho en favor de las reformas neoliberales y que tienen unas estrechas relaciones con los grandes negocios en relación a estas mismas cuestiones. 

La Comisión y el Consejo han hecho unas insinuaciones inequívocas sobre qué tipo de desequilibrios quieren tratar con este procedimiento. Balanza de pagos (la suma de todos los intercambios comerciales públicos y privados dentro y fuera del país, incluyendo préstamos, mercancías inversiones), deuda pública y privada. Y los salarios. Cuando la Comisión presentó sus propuestas en septiembre de 2010 dejó muy claro que entre su lista de deseos estaba atacar a los salarios. Afirmaba que si los salarios se reducían en los países que se quedaban atrás en competitividad, esto restablecería el equilibrio. Un alto funcionario declaró a un periódico alemán: “Cuando los salarios del sector público dañan la competitividad y la estabilidad de los precios, entonces se debe pedir al país que cambie esta política. Y, por supuesto, el desarrollo de los salarios en el sector público tiene una gran influencia en la economía privada” (19). Desde entonces, el Consejo ha estado discutiendo niveles de umbral precisos y está dispuesto a actual una vez que se adopte la propuesta. 

¿Va a interferir la UE en la negociación sobre los salarios?
La cuestión de la interferencia de la UE en la negociación sobre los salarios ha suscitado resistencia. El movimiento sindical encabezado por la Confederación Europea de Sindicatos (ETUC, por sus sigas en inglés) ha protestado en varias ocasiones y esto ha sido una de las áreas clave de debate en el Parlamento Europeo. Éste ha suavizado ligeramente el texto y ha hecho un tanto difícil intervenir directamente en los salarios del sector privado, pero todavía se deja completamente abierta la opción de presionar a un Estado miembro para que baje los salarios en el sector público. 

Esto suscita la pregunta: ¿qué tipo de desequilibrios son? Como hemos mencionado, hubo un claro proceso de divergencia en la eurozona en la primera década de moneda común y el origen de la crisis está en esta divergencia. Pero los desequilibrios se pueden abordar y evaluar de maneras muy diferentes. 

Por ejemplo, la Comisión afirma que los culpables son los salarios en Grecia, Irlanda, Portugal y España, y en otros “desequilibrios domésticos” (20). Supuestamente, un giro descendente en la competitividad en estos países en comparación con Alemania se explicaría por una falta de “ajustes salariales”. Sin embargo, un examen más atento revelaría que los salarios reales han permanecido estancados en Alemania durante mucho tiempo, gracias a medidas impuestas por el gobierno federal y a la afluencia de trabajadores procedentes de Europa central y del este (21). Las estadísticas muestran también que en términos de salarios reales, las cosas son prácticamente idénticas en Alemania y en los “países deficitarios” (22). Por lo tanto, habría que dar la vuelta al argumento. Los salarios en Alemania se mantienen bajos en comparación con las ventajas que tienen Alemania en términos de competitividad. ¿Podría ser que la Comisión reconozca que esto favorece los desequilibrios de forma fundamental y que se debería corregir subiendo los salarios en Alemania?
No. 

Tanto la Comisión como el Consejo han afirmado en varias ocasiones que en primer lugar se tendrán que ajustar los Estados deficitarios (23). Y en términos de desajustes macroeconómicos estos países son fundamentalmente Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España. Aunque que el Parlamento Europeo ha insistido en la redacción del contenido legislativo sobre la “simetría”, no ha logrado llegar a un acuerdo sobre el tipo de enmiendas que evitarían que la Comisión y el Consejo hicieran de ello todavía una nueva carga de ajustes para los países con déficit (24). 

Pero, ¿aceptarán verdaderamente los Estados miembros que el Consejo tome medidas enérgicas contra los salarios? (25). Aunque se resistan algunos Estados, la propuesta se someterá a votación por el voto de una mayoría cualificada y se hará cumplir por un “voto por mayoría inversa”, que deja a decisión de los gobiernos dudosos o críticos encontrar una mayoría simple en contra de una medida que les obligaría a intervenir en la formación de salarios. 

Los intentos de inmiscuirse en los sistemas de negociación de los salarios de los Estados miembros causaron revuelo en el pasado. ¿Aceptará verdaderamente el Consejo este hecho pionero?Sí. De hecho, el Consejo ya ha desarrollado los umbrales para medir si la evolución de los salarios son no satisfactorios o no (26). Y si quedara alguna duda, no hay que olvidar el Pacto de Europa y el compromiso de atacar la legislación laboral y los salarios. 

Conclusión 1: Rechazar del paquete
Lo más probable es que las piezas finales se ajusten en este mes de septiembre. A mediados de septiembre el Consejo y la mayoría del Parlamento se pusieron de acuerdo sobre los detalles finales sobre el paquete de seis, así que la decisión final está a punto de caer. La mayoría de derecha (o, si se prefiere, de centro-derecha) en el Parlamento Europeo apoya enérgicamente el paquete completo y considera que el elemento crucial es conceder más poder a la (no elegida) Comisión Europea. Esto se refleja en el vídeo producido por el Parlamento, que afirma: “Para poner al día las finanzas nacionales el Parlamento Europeo desea una Comisión Europea fuerte a la que los gobiernos tienen que escuchar...¡Es el momento de ceñirse a las normas!”. 

Existen diferentes opiniones dentro del Parlamento, particularmente sobre las reformas del Pacto de Estabilidad que no fue respaldadas por los Social-demócratas, los Verdes o el grupo de izquierda GUE-NGL. Pero muchos eurodiputados verdes y social-demócratas están contentos de ver los contornos de una Europa federal en el horizonte (27) y comparten con quienes proponen el paquete completo una profunda confianza en las instituciones de la UE. Denuncian las nuevas normas del Pacto de Estabilidad (28) pero, al mismo tiempo, ofrecen un fuerte apoyo a los nuevos mecanismos sobre “desequilibrios” con la esperanza de que sean una herramienta para evitar una futura crisis. Pero considerando la agenda de la Comisión y del Consejo (las dos instituciones encargadas del modelo) esto es extremadamente peligroso. 

Para que sea eficaz, cualquier lucha por el bienestar y los derechos sociales en Europa tendrá que luchar contra el nuevo sistema de gobernanza económica. En el momento en que estamos, poco antes de que las decisiones sean inapelables, un rechazo del paquete de seis por parte de los eurodiputados (o los gobiernos, en realidad) ayudaría a preparar el camino para una nueva respuesta democrática y socialmente justa a la crisis, aunque las posibilidades de ganar las votaciones son más que pequeñas. 

Conclusión 2: El principio de una larga batalla
Puede que venga algo más. En el verano de 2011 gran cantidad de propuestas nuevas y drásticas emergieron de diferentes actores del Consejo, incluyendo una propuesta del ministro alemán de Economía de crear un no electo “Consejo de estabilidad” para vigilar la disciplina del presupuesto y garantizar que se aseguran los intereses de los negocios en el área de políticas laborales. El gobierno alemán ha propuesto poner a los gobiernos endeudados de la eurozona bajo el control de un nuevo Comisario y garantizar que pueden ser expulsados del euro si se niegan a ser gobernados de esta manera (29). 

La reformas adoptadas o a punto de serlo equivalen a una forma de electroshock. A una velocidad increíble se está situando una legislación de muy largo alcance en un lugar que pone cruciales políticas de bienestar en manos de los tecnócratas de Bruselas. Procedimientos que son circunstanciales y opacos se aplicarán por la fuerza a Estados miembros para que hagan recortes a la asistencia social y ataquen a los salarios y los derechos sociales. Enfrentadas a una plétora de complicadas negociaciones y discusiones entre bambalinas, las víctimas tendrá pocos recursos para defenderse. La mayoría ni siquiera comprenderá la jerga utilizada para navegar y gobernar el nuevo modelo. Además, la institución que está al timón, la Comisión, es realmente una institución inexplicable, prácticamente inmune a la presión pública, pero fácilmente influenciable por los grandes lobbies de los grandes negocios. 

Así pues, la gran pregunta sigue siendo qué futuro espera a este modelo de gobernanza económica si se utiliza todo su potencial. Dado que el modelo se adoptó en muy poco tiempo, sin dejar mucho espacio para que se consultara a los ciudadanos en un debate democrático, desde el principio se ha erigido sobre unos cimientos débiles, hablando en términos democráticos. No se puede asumir que tenga un respaldo popular significativo. ¿Será aceptado fácilmente y aquellas personas en la sociedad que tendrán que pagar aceptarán silenciosamente que se recorten las políticas de ayudas sociales y los derechos sociales? ¿O bien esto desencadenará una oleada de protestas que harán temblar los cimientos de la Unión Europea y que se abra camino una respuesta a la crisis democrática y socialmente justa? 

Hay muy pocas dudas de que los próximos años van a ser bastante dramáticos, la cuestión, en cambio, es si será eficaz la oposición a las políticas de la UE. Las fuerzas progresistas tienen un enorme trabajo que hacer a corto plazo: encontrar maneras de empoderar a la gente que lucha contra la austeridad por toda Europa para hacer frente al reto de la gobernanza económica neoliberal. 

Notas:
(1) Se puede ver el vídeo del Parlamento Europeo y una versión alternativa del vídeo producida por CEO:
(2) Véase el blog de Krugman en la página web del New York Times, 25 de agosto de 2011:
(3) En la década que precedió a 2009, la deuda pública de Grecia apenas cambió (aproximadamente el 100% de PNB), véase http://www.voxeu.org/index.php?q=node/5062 . En el mismo periodo lo que se disparó fue la deuda privada, no pública. Véase Lapavitsas et al: “The Eurozone between austerity and default”, Research on Money and Finance, septiembre de 2010, página 20, http://www.researchonmoneyandfinance.org/media/reports/RMF-Eurozone-Austerity-and-Default.pdf
(4) Véase Mark Weisbrot: “US and Europe: Slow strangulation is much more likely than financial catastrophe”, The Guardian Unlimited, 17 de agosto de 2011.
(5) International Herald Tribune, 15 de septiembre de 2011.
(6) Sobre los desequilibrios en la eurozona, véase por ejemplo Lapavitsas et al: “The Eurozone between austerity and default”, Research on Money and Finance, septiembre de 2010, http://www.researchonmoneyandfinance.org/media/reports/RMF-Eurozone-Austerity-and-Default.pdf
(*) BusinessEurope (llamado UNICE, Unión de las Industrias de la Comunidad Europea, antes del 23 de enero de 2007) es una organización patronal europea creada en 1958 por organizaciones patronales nacionales con el principal objetivo de defender y representar los intereses de las empresas europea. Actualmente representa a 41 organizaciones de 35 países. Entre sus miembros figura la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).
(7) Sobre el papel del los lobbies de los negocios, véase los artículos de Corporate Europe Observatory: “Corporate EUtopia” (enero de 2011), “Business against Europe” (marzo de 2011), “Next step for the europact” (abril de 2011) y “An undemocratic economic governance” (mayo 2011) en www.corporateeurope.org
(8) The European Roundtable of Industrialists, comunicado de prensa, 11 de marzo de 2011, http://www.ert.be/DOC%5C09130.pdf
(9) Para garantizar un proceso rápido, el Semestre se adoptó como un cambio en el estatuto del Pacto de Estabilidad.
(10) Comisión Europea, “Annual growth survey: advancing the EU’s comprehensive response to the crisis”, enero de 2011,
(11) Véase las recomendaciones de la Comisión:
(12) Véase las recomendaciones del Consejo a los Estados miembros:
(13) Ibid.
(14) NOTAT, 1 de abril de 2011, http://notat.slid.dk/visartikel.php?artikelnr=4834
(15) Véase las propuestas originales de la Comisión:
eu_economic_governance_proposals_en.htm
(16) La propuesta completa del Parlamento europeo se adoptó en junio de 2011. Véase el resultado:
02+DOC+WORD+V0//EN&language=EN
(17) Informe sobre el “equipo de trabajo Van Rompuy”, ”Strengthening economic governance in the EU”, 21 de octubre de 2011, página 5.
(18) En la propuesta original de la Comisión ambos indicadores y umbrales los iba a definir la propia Comisión sin intervención de ninguna parte exterior. Esto fue inicialmente discutido por el Consejo, pero en este momento no está claro cuál es el acuerdo final sobre estos puntos.
(19 ) Die Welt Online, 27 de septiembre de 2011.
(20) Esta es la explicación más clara de la divergencia en la página web de la Comisión: “The divergence trend has been driven primarily by domestic economic imbalances, including the poor adjustment of wages to a slowdown in productivity, excessive credit growth and housing bubbles”, http://ec.europa.eu/economy_finance/een/017/article_8897_en.htm
(21) Karl Brenke, ”Real wages in Germany. Numerous years of decline”, Weekly report 28/2009, German Institute for Economic Research, http://www.diw.de/documents/publikationen/73/diw_01.c.342371.de/diw_wr_2009-28.pdf
(22) Esto está claro según las estadísticas del OCDE sobre los ingresos reales por empleado que demuestran un desarrollo idéntico en Alemania, Irlanda, España y Portugal en el periodo previo a la crisis, aunque Grecia está por encima de los demás. Véase, por ejemplo, Demetrios Nicolaides; “The socio-political impact of the single currency in Southern Europe”, mayo de 2011, http://ucy.academia.edu/DemetriosNicolaides/Talks/50249/The_Socio-
Political_Impact_of_the_Single_Currency_in_Souther_Europe_The_Crisis_of_Cohesion_in_the_Euro_Area
(23) El Consejo lo afirmó en el informe del equipo de trabajo Van Rompuy. “Report of the ’Van Rompuy task force’”, ”Strengthening economic governance in the EU”, 21 de octubre de 2011, punto 33, página 8. http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/en/ec/117236.pdf
02+DOC+WORD+V0//EN&language=EN.
(25) Corporate Europe Observatory; ”Business against Europe”, marzo de 2011.
(26) Según la detallada información del ministro danés de Finanzas a su Parlamento, los niveles de umbral discutidos son un máximo del 9% de subida en los costes de los salarios nominales por unidad en tres años para los Estados miembros de la eurozona, 11% para Estados miembros que no son de la eurozona. Véase el documento fechado el 1 de abril de 2011:
Según el documento, los marcadores y umbrales se abordarán cuando se adopten finalmente las propuestas legislativas. En el Consejo ha continuado el trabajo sobre los salarios. Un documento de julio de la Comisión al Consejo contiene una detallada información sobre evolución de los salarios y sistemas de negociar salarios: Comisión Europea, “Assessing the links between wage setting, competitiveness and imbalances”, julio de 2011, http://gesd.free.fr/wagecomp11.pdf
(27) Un ejemplo reciente incluye la bienvenida dada por el eurodiputado verde Sven Giegold a la idea de la canciller Merkel y del presidente Sarkozy de crear un gobierno económico en la eurozona, dotado del derecho a sancionar a los Estados miembros. Véase el comunicado de prensa del 22 de agosto de 2011:
(28) Véase también el comunicado de prensa del eurodiputado verde Philippe Lamberts;
(29) EUObserver, 8 de septiembre de 2011. http://euobserver.com/19/113552
 

Corporate Europe Observatory