jueves, 25 de agosto de 2011

Comunicado de ATTAC ante los avances de la Comisión Europea para la implantación del ITF

Comunicado de ATTAC España.

La duración y profundidad de la crisis económica que se desató en 2007 y cuyas causas se fueron incubando desde décadas atrás, está obligando a nuestros gobernantes a tomar medidas que les enfrentan con los intereses financieros globales. Las grandes corporaciones financieras nos atacan a través de los llamados mercados financieros y colocan a los gobiernos entre la espada y la pared. Hay que desarmar a los mercados.

Por ello, ATTAC España se congratula de que la Comisión Europea haya reafirmado su voluntad de establecer de forma inmediata un impuesto a las transacciones financieras en la Europa del euro y que además vaya a proponer su implantación mundial en la cumbre del G20 en noviembre.

La implantación de una tasa a las transacciones financieras es urgente e imprescindible para combatir los movimientos especulativos que destruyen derechos sociales y los bienes públicos. Y para recuperar recursos de manos de quienes nos colocan ante el abismo y aplicarlos a las necesidades sociales.

Desde su fundación, el movimiento internacional ATTAC ha exigido acabar con los procesos especulativos en los sistemas financieros –que son los que nos han llevado a la crisis sistémica actual-, para lo que es imprescindible regular de forma decidida las operaciones financieras internacionales. Y el impuesto a las transacciones financieras, ITF, es una medida que, independientemente de como se aplique, desincentiva la especulación en los mercados financieros y contribuye a una reforma de las finanzas que sirva para ponerlas al servicio de la economía productiva –y no al revés como sucede actualmente. La prueba de que se trata de una medida nada inocua frente a la especulación es que cada vez que se ha planteado su establecimiento, los mercados financieros han reaccionado con abierta hostilidad y manifiesto rechazo.

La propuesta franco-alemana de aplicar una tasa a las transacciones financieras va en la dirección correcta, aunque su actual formulación sea claramente insuficiente por su falta de concreción. De la ciudadanía europea depende que se concrete en todos sus términos y cumpla las funciones para las que se ha diseñado. Para ello ha de exigir su aplicación sin medias tintas e impedir que se trate de otra ocasión perdida en manos de políticos indecisos y cobardes.

ATTAC España, junto al resto de los ATTAC europeos, lleva muchos años movilizando a la ciudadanía para que ejerza un control social sobre la banca y las finanzas, control que se sustenta en cuatro pilares: la implantación de la “tasa Tobin” (actual ITF), la erradicación de los paraísos fiscales, el impulso a una verdadera armonización fiscal en la UE y la redefinición, sobre bases más democráticas, de las funciones del Banco Central Europeo (BCE). Que los ministros de Finanzas de la Unión Europea comiencen a trabajar conjuntamente en el impuesto de transacciones financieras, apoyando a la Comisión europea para tener una propuesta en septiembre, no puede ser considerado sino como una buena noticia para la ciudadanía europea y ATTAC España la saluda como tal. Es un pequeño paso para lograr acabar con los procesos especulativos en los sistemas financieros, aunque en ATTAC estamos convencidos que si no se abordan de forma inmediata los otros tres pilares señalados puede resultar muy insuficiente. No se conseguirá torcer definitivamente el poder descontrolado y caótico de los especuladores si no se acompaña esta medida de otras que, simultáneamente, rearmen a los europeos en esta guerra contra la dictadura de las finanzas.

Una Europa social es la solución. Una Europa democrática que preserve y profundice las conquistas sociales obtenidas en el siglo XX y que tenga a la moneda común como un instrumento para defender el bienestar de sus gentes y para establecer un nuevo orden mundial basado en la cooperación y la solidaridad internacional. Acabar con la especulación financiera es un objetivo que los gobiernos europeos deben asumir si pretenden garantizar y reforzar el estado de bienestar. En este sentido, la implantación de un Impuesto a las Transacciones Financieras en la Unión Europea, o en su defecto en la Zona Euro (si el Reino Unido sigue oponiéndose a tal medida por velar más por los intereses de la City de Londres que de su ciudadanía), demostrará si quienes nos gobiernan están dispuestos a enfrentarse por fin al poder de los mercados financieros y la gran banca, o si por el contrario van a seguir aplicando políticas antisociales de recortes económicos y de derechos con la excusa de la deuda. Respecto a esta venimos pidiendo que sea sometida a una auditoría independiente que determine que tipo de contratos son ilegítimos y deberían de ser impagados o reestructurados. Con ello se conseguiría reducir la carga de la deuda y evitar el chantaje de los mercados financieros.



lunes, 15 de agosto de 2011

Comunicado de prensa . Red Europa de ATTAC

Comunicado de prensa . Red Europa de ATTAC

Friburgo, Alemania, 12 de Agosto de 2011

Más de 1200 activistas de todas las partes del mundo se han unido a la Academia de la Red Europea de ATTAC en Friburgo, Alemania, entre el 8 y el 14 de Agosto para mostrar alternativas al caótico sistema económico mundial. La acuciante situación de los mercados financieros mundiales es objeto de una fuerte crítica por parte de los asistentes.

“ATTAC no esta aquí para decir “ya os lo dijimos” (aunque lo hicimos, y durante años). Tenemos propuestas concretas sobre como poner a las personas y al planeta por delante de los escandalosos beneficios de unos pocos. Estas propuestas funcionarían, si se les diese una oportunidad”, ha declarado Susan George, Presidenta de Honor de ATTAC Francia.

“Durante mas de 10 años los políticos han ignorado nuestras reclamaciones de un control democrático sobre los mercados financieros: incluso cuando los debates sobre la necesidad de una mayor regulación ya se están dando, la implementación de un Impuesto a las Transacciones Financieras y otras herramientas reguladoras esta todavía lejos de aplicarse. A pesar de los bonitos discursos y las declaraciones de solidaridad con el mundo en el G20 y en otros influyentes foros internacionales, la regulación no se ha llevado a cabo, e incluso cuando se ha hecho tímidamente, esta ha llegado demasiado tarde”, declaró Hugo Braun, uno de los organizadores alemanes del evento.

“Los llamados mercados, que no son otra cosa que los grandes poderes financieros, las empresas multinacionales como Telefónica, que despiden a miles de trabajadores cuando ganan miles de millones de euros, o los bancos, que están en las esquinas de nuestras calles y juegan al casino con nuestro dinero, no dejan de atacar a los estados europeos y están a punto de hundir a nuevos países como Italia o España, después de haberlo hecho con Grecia, Irlanda o Portugal. Ellos crearon la crisis, por culpa de ellos se endeudaron los estados y ahora aprovechan la coyuntura para imponer a los pueblos su propio rescate como si fuera el de las naciones a las que están a punto de arruinar” ha dicho Juan Torres, del Consejo Científico de ATTAC España.

El pánico ha regresado a los mercados financieros. A pesar de que los niveles de deuda de EE.UU. y los países de la Unión Europea eran bien conocidos hace tiempo, la gran crack bursátil esta aumentando incluso mas la irracionalidad de los mercados financieros con la degradación de la deuda de los EE.UU. Los rumores de la posible degradación de los bonos del estado francés han empeorado aun más el mercadeo especulativo.

“Hacemos una llamada a todo el mundo. ¡Levantaos de la televisión y los ordenadores y uníos a los movimientos que están construyendo alternativas a la crisis y trabajando por un mundo mejor!, este es el mejor camino para asegurar a todo el mundo que pueda tener una buena vida sobre unas bases ecológica y socialmente sostenibles”, concluye Benedikte Hansen, líder de ATTAC Noruega.

La Red Europea de ATTAC exige:

- La inmediata introducción de un impuesto a las transacciones financieras para frenar la especulación

- La inmediata expulsión de los especuladores y los instrumentos financieros de especulación de la economía y las sociedades, incluyendo la modalidad d compra/venta a corto y los CDS.

- No a los rescates bancarios sin condiciones. Los bancos que no puedan sobrevivir deberán ser puestos bajo el control democrático de los poderes públicos con el objetivo de servir a las necesidades de la población y no de los beneficios de los accionistas privados.

- Todas las instituciones financieras que son consideradas “demasiado grandes para caer” se dividirán en otras mas pequeñas.

- Toda la deuda pública deberá ser auditada por una institución ciudadana imparcial. Toda deuda ilegitima será canelada.

- El Banco Central Europeo debe estar bajo el control democrático, y su mandato revisado de tal manera que permita la financiación de los estados miembros de la Eurozona.

Para más información:

http://www.ena2011.eu

http://www.attac.es


martes, 9 de agosto de 2011

La Europa neoliberal al borde del abismo

Es imposible resolver los problemas financieros coyunturales que vive Europa (subida de la prima de riesgo y peligro de impagos generalizados) simplemente mediante la compra selectiva y puntual de deuda por parte del Banco Central Europeo. Los problemas son estructurales:

- Hay que frenar la actividad de los especuladores mediante tasas sobre las transacciones financieras y, si es necesario, estableciendo controles sobre los movimientos de capital especulativo.

- Hay que garantizar financiación a los estados, al menos, en las mismas condiciones en que se financió a la banca privada. Eso debe traducirse, en primer lugar, en la realización de una auditoría independiente de la deuda existente para determinar cuál ha sido impuesta a los pueblos por los terroristas financieros y rechazarla por ilegítima y odiosa. Posteriormente, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea deben ayudar a que cada gobierno establezca planes de pago a medio y largo plazo y suministrarle la financiación adecuada para ello (que, en todo caso, será muy inferior a la concedida casi gratuitamente a los bancos privados que provocaron la crisis).

- Poner fin a la actividad de las agencias de calificación criminales que han mentido y contribuido a crear la situación de perturbación financiera en la que estamos.

En cualquier caso, no se puede olvidar que lo que está pasando es el resultado de otras circunstancias a las que no se está haciendo frente:

- El diseño muy imperfecto de la unión europea y de la zona monetaria, que se hizo para beneficiar exclusivamente a las grandes empresas e intereses financieros y que ha dado lugar a que los países de la periferia y las clases trabajadoras del conjunto de Europa no tengan apenas mecanismos de defensa para mantener su nivel de vida y sus fuentes de ingresos.

- La regulación defectuosa de las finanzas internacionales establecida con el propósito exclusivo de permitir que los poseedores de capital hagan lo que les venga en gana para ganar cada vez más dinero.

- Las políticas económicas que se vienen llevando a cabo que están produciendo un incremento extraordinario de la desigualdad espacial, personal y de género y que es la que genera los capitales con que se llevan a cabo los movimientos especulativos.

- La falta de democracia y de control efectivo de la ciudadanía sobre los gobiernos y las autoridades públicas en general (como el Banco Central Europeo) que permite que todas ellas se hayan hecho cómplices de los grandes financieros y que actúen constantemente al margen de los intereses de la mayoría de la sociedad.

Por lo tanto, es a todos estos problemas a los que hay que dar solución y no solo a los puntuales que está provocando la subida de las primas de riesgo. Si se dejan tal cual están hoy día, la intervención del Banco Central Europeo simplemente modificará la posición desde la que actúan los especuladores pero no evitará ni mucho menos que sigan provocando daños.

Sin afrontar los problemas estructurales a los que acabo de referirme será inevitable que se profundice en la inestabilidad y en el peligro de crisis generalizada porque, por un lado, sin cambiar de políticas se impide que las economía se recuperen; y, por otro, porque sin frenar a los especuladores, el propio Banco Central Europea va a provocar males mayores de los que dice que quiere evitar.

Mientras que las políticas y los gobiernos neoliberales con el Banco Central Europeo a la cabeza ponen a Europa al borde del abismo los ciudadanos europeos no podemos seguir esperando a que las autoridades recobren la cordura: hay que actuar e impedir mediante el debate y la movilización que lleven a Europa a la destrucción y a un conflicto social de consecuencias imprevisibles.

Juan Torres López – Consejo Científico de ATTAC.

http://juantorreslopez.com

http://juantorreslopez.com/impertinencias/150-impertinencias-de-agosto-de-2011/2461-europa-al-borde-del-abismo-de-la-mano-del-banco-central-europeo-

lunes, 8 de agosto de 2011

Los mercados contra la ciudadanía europea, ¡evitemos la debacle!. Comunicado de Attac España

Comunicado de ATTAC España.

Los recientes acontecimientos económicos y financieros están poniendo de manifiesto que las políticas neoliberales aplicadas por los gobiernos europeos no sólo no están contribuyendo a salir de la crisis sino que, por el contrario, están agudizando las condiciones críticas en las que se encuentra la economía en su conjunto y, muy especialmente, las clases populares y las pequeñas y medianas empresas creadoras de empleo.

Desde ATTAC venimos insistiendo desde hace años en que tales medidas, empaquetadas hoy en los llamados planes de ajuste estructural y que ya demostraron ser un fracaso en los años ochenta y noventa en América Latina, deben ser amplia y contundentemente rechazadas. Consideramos que es urgente cambiar el rumbo de la política económica de los gobiernos europeos, y entendemos que para ello es imprescindible asimismo que la ciudadanía sea conocedora de las alternativas existentes. Con estas últimas sobre la mesa, la presión social tiene que ser el instrumento con el que lograr el cambio que necesitamos como sociedad.

Es muy probable que ante las políticas globales guiadas por los mercados, las de carácter superficial tomadas por los gobiernos sean inocuas y la recesión se abra de nuevo, esta vez con más fuerza y se produzca si no se cambia el rumbo, una depresión económica y social de consecuencias impredecibles. Para poder reconducir la situación y salvar la economía de la debacle, ATTAC propone adoptar medidas contundentes para regular y controlar los mercados financieros, estas medidas urgentes son:

1. Resistencia activa ciudadana ante los planes de ajuste y defensa a ultranza de los servicios públicos.

Los planes de ajuste neoliberal deben ser considerados en sus verdaderos términos: el resultado de un chantaje que las grandes empresas y la banca privada están empleando para ampliar sus ya enormes cuotas de poder. En efecto, los planes de ajuste tienen lugar en un contexto de dominación política y económica de los llamados mercados financieros, que han gestionado la política económica de los gobiernos en su beneficio propio y a espaldas de una sociedad a la que se le han arrebatado sus derechos democráticos más fundamentales.

Pero además, la aplicación de tales medidas de inspiración neoliberal conllevará un empeoramiento muy acusado de la prestación pública de servicios esenciales como la sanidad, la educación, los servicios sociales a las familias, los suministros y el transporte. Lo mismo sucederá con los subsidios y pensiones públicas. De esta forma se profundiza en un camino que lleva al dominio de la esfera privada también en esos sectores, con consecuencias dramáticas para la mayoría de la ciudadanía que desde ese momento dispondrán de peores servicios públicos y a precios más altos, o bien habrán de acceder a estos servicios públicos pagando al ser privatizados. Es el camino del empobrecimiento social por la vía de la destrucción de los pilares restantes del ya insuficientemente desarrollado Estado del Bienestar. Por eso nosotros pedimos a la sociedad que una sus fuerzas en una resistencia activa ante los planes de ajuste y que se pongan todas las fuerzas posibles en impedir el proceso neoliberal de deterioro y privatización de los servicios públicos.

2. Auditoría de la deuda pública de todos los estados europeos.

El creciente peso de la deuda pública está provocando un lastre financiero en las cuentas públicas. La aplicación de los planes de ajuste que exigen la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, para alcanzar el mito de la estabilidad presupuestaria, deteriora el crecimiento económico y dificulta la recaudación de dinero por parte de los estados. Estos se ven obligados a endeudarse continuamente en los mercados financieros. Pero dicho endeudamiento conlleva asumir cargas de deuda cada vez mayores y para cuya devolución hay que volver a endeudarse, en un proceso vicioso que llevará necesariamente a un estado de ajuste neoliberal permanente, que es lo que se persigue con estas políticas.

Además, dicho proceso se acelera debido a los ataques especulativos que se producen cada día en los mercados de deuda y que tienen como consecuencia más inmediata el encarecimiento de la financiación de los estados, es decir, el crecimiento del pago de los intereses por parte de los estados. No obstante, mucha de esa deuda contraída por los estados responde a contratos establecidos con la gran banca que ha recibido a su vez el dinero en mejores condiciones. Es decir, gran parte del dinero que los bancos utilizan para comprar la deuda de los estados, obteniendo substanciosos beneficios, es dinero público que el banco central europeo prestó anteriormente a los bancos a interés bajísimo del 1%.

Después de haberse hecho cargo los estados la deuda privada vía bancaria, convirtiendo esta en deuda de toda la ciudadanía en su conjunto, la crítica situación de las arcas públicas hipoteca el futuro de esta y futuras generaciones y exige que se establezca una auditoría independiente que determine qué tipo de contratos son ilegítimos y por lo tanto deben ser impagados o reestructurados. Con tal proceso se conseguirá reducir la carga de la deuda y desactivar de forma simultánea el chantaje de los mercados.

3. Regulación del sistema financiero europeo e imposición de un Impuesto a las Transacciones Financieras

No es posible acabar con los procesos especulativos si no se atajan desde la raíz, por lo que una medida fundamental es regular fuertemente la banca y las operaciones financieras. Es necesario prohibir prácticas especulativas como las operaciones al descubierto, así como también es necesario prohibir los productos y vehículos financieros más propensos a la especulación como los Credit Default Swap (CDS) o Hedge Founds. Para desincentivar la especulación e incrementar la recaudación fiscal es necesario también establecer un nuevo impuesto a las transacciones financieras que disuada todo tipo de transacciones financieras que especulan en el corto plazo, que son las responsables de la crisis actual y de que por cada euro que circula actualmente en la economía real, lo hagan más de 60 euros en la economía virtual, habiendo convertido el Mundo globalizado en un casino financiero. Las finanzas deben estar al servicio de la economía productiva, y eso requiere restringir toda posibilidad de que puedan funcionar de forma relativamente autónoma y descontrolada, enriqueciendo a unas minorías a costa de las mayorías y provocando graves crisis en todo el mundo.

4. Creación de una agencia pública de calificación.

Es también necesario defenderse del omnímodo poder de las agencias de calificación crediticia privadas, regulando y restringiendo su acceso a la calificación de los mercados de deuda pública y creando una agencia de calificación alternativa de naturaleza pública. Sólo así será posible permitir que los mercados financieros cumplan su función esencial, impidiendo que empresas privadas, aliadas de los grandes grupos financieros, como las agencias de rating puedan determinar las políticas de los estados al mover el mercado con la facilidad, poco rigor y arbitrariedad con el que lo vienen haciendo.

5. Promover la armonización fiscal de Europa.

Hay que incrementar el presupuesto de la Unión Europea y democratizar sus instituciones hasta que sean plenamente legítimas y estén subordinadas a los deseos de la ciudadanía, ello nos llevaría a largo plazo a la necesaria refundación de la actual Europa neoliberal, en sus tratados, y la la apertura de un periodo constituyente auténticamente democrático. Con ello presente, por el momento hay que presionar para que se establezca un sistema fiscal progresivo que permita la transferencia de rentas desde los muy ricos hacia las clases populares de los diferentes países miembros, para lo cual es necesario recuperar el impuesto del patrimonio, sucesiones y donaciones y otros impuestos que gravan la riqueza, subir los tipos impositivos de las clases más acomodadas, incluir nuevos tramos en los impuestos de la renta y de sociedad, subir los tipos impositivos al capital y prohibir las transacciones financieras con los paraísos fiscales. En definitiva, hay que promover una Unión Europea que se defina como un espacio de autosuficiencia fiscal y financiera con plena capacidad para imponer controles de capitales y que prohiba la competencia fiscal entre países, algo que sólo se logrará con la armonización y justicia fiscal y la prohibición de transacciones con paraísos fiscales.

6. Es urgente abolir, de entrada, los paraísos fiscales en el entorno europeo

En Europa, incluso en el seno de la UE, existen diversos estados y territorios que son de facto centros offshore extraterritoriales o paraísos fiscales. Es patente que éstos constituyen una poderosa herramienta de los poderes financieros globales en aras del dominio absoluto de la economía y ello socava continuamente el poder de decisión de los gobiernos y la democracia.

Las autoridades Europeas han de actuar para acabar con el secreto bancario que distingue a estos territorios, que hace practicamente imposible la persecución del fraude, corrupción y del delito fiscal y financiero.

Por medio de los paraísos fiscales el poder financiero dispone de dos armas de destrucción financiera y fiscal masivas que utiliza impunemente en su beneficio: La opacidad que impide el control de la evasión, fraude y delincuencia fiscal y financiera, así como la competencia y el dumping fiscal que estos territorios promueven con su existencia y que hacen competir a la baja a los Estados para atraer capitales y evitar que emigren.

La impunidad y el vacío legal en que operan estos territorios hacen que la banca y grandes empresas abran sucursales y filiales bancarias en ellos y que se constituyan grandes fondos como los hedge founds que han sido los mayores responsables de la crisis financiera actual al operar especulativamente desde los paraísos fiscales en los mercados globales, constituyendo todo ello una base segura de lo que se viene denominando banca en la sombra.

Estos territorios son los responsables del gran fraude fiscal de las grandes empresas. En concreto las compañías multinacionales por medio de mecanismos como la transferencia de precios y otros derivan las ganancias hacia estos territorios en donde no existe fiscalidad. Hay que hacer pagar a las corporaciones por los beneficios que obtienen en cada estado, pero la existencia de los paraísos fiscales lo hace imposible.

7. Creación de una banca pública ética a partir de las cajas de ahorro

La banca privada comercial, se confunde cada vez más y actúa como banca financiera y ha perdido gran parte de su función inicial de intermediación entre el ahorro y los proyectos económicos territoriales. No está cumpliendo con su cometido de financiar la actividad productiva, golpeando muy duramente a las pequeñas y medianas empresas y de esa forma al empleo (las pequeñas y medianas empresas crean en torno al 70% del empleo en España). Por lo tanto, es urgente reaccionar y constituir una banca pública a partir de la reestructuración de las cajas de ahorro. Dicha banca pública tiene que tener un objetivo esencial que no será otro que contribuir en el desarrollo de un nuevo modelo productivo, para lo cual deberá proporcionar líneas de créditos especiales a los sectores tales como las energías renovables y las nuevas tecnologías. La banca pública tiene que estar bajo control político pero subordinada a unos objetivos concretos de promoción del desarrollo y la creación de empleo, siempre desde una perspectiva ética y de respeto al medio ambiente.

8. Nuevo estatuto del Banco Central Europeo

El Banco Central Europeo tiene que dejar de preocuparse únicamente por la inflación y debe definir como objetivo prioritario la creación de empleo. Además, debe dejar de ser independiente del poder político y deberá rendir cuentas ante las legítimas instituciones de la Unión Europea. Con una adecuada coordinación salarial de la Unión Europea, en la que se permita a los salarios recuperar el terreno perdido en los últimos treinta años, también debe contribuir a resolver los profundos desequilibrios comerciales existentes hoy en día en la Unión Europea. El Banco Central Europeo deberá tener, además, la potestad de emitir títulos de deuda pública europeos con los que poder financiar a los países miembros en dificultades.

Sabemos en ATTAC que estas medidas no suponen necesariamente por sí mismas un paraíso social, pero desde hace bastantes años venimos avisando de su necesidad para combatir la avaricia y la dictadura de los mercados financieros sobre nuestra economía y nuestra sociedad. La aplicación de los planes de ajuste acabará definitivamente con la democracia y sentará las bases de la depresión, la inseguridad y los movimientos europeos hacia la xenofobia y los totalitarismos. Es imprescindible cambiar el rumbo de las políticas neoliberales que nos han llevado hasta aquí y orientar de nuevo el rumbo de Europa y el Mundo hacia las políticas de carácter social y del bien vivir. Para ello hay que comenzar por aquí y la ciudadanía ha de levantarse para exigirlo.

Attac España



sábado, 6 de agosto de 2011

El fin del Estado de Bienestar en los países europeos

¿Qué es el Estado de Bienestar? A grandes rasgos, el Estado de Bienestar consiste en la acción estatal que garantiza a todos los habitantes niveles razonables de ingresos, alimentación, salud y educación. Consagra el derecho que tiene toda persona a no ser excluida de la sociedad; para ello se le asigna una suma de dinero suficiente y un acceso a los servicios públicos que le permita satisfacer sus necesidades fundamentales. No se trata de asistencialismo, sino del reconocimiento del derecho a ocupar un lugar normal en la sociedad.

En varios países se practicaron tradicionalmente políticas de protección para los más pobres. El ejemplo moderno más destacado es la legislación social de Bismarck en Alemania (leyes de Prusia entre 1883 y 1889); asimismo, durante y después de la Primera Guerra Mundial, de la Gran Depresión que comienza en 1929 y de la Segunda Guerra Mundial, muchos gobiernos practicaron políticas de promoción social.

La consolidación del Estado de Bienestar como eje de la política económica de muchos países –sobre todo de los desarrollados– se produjo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los pueblos que salían de enormes sacrificios reclamaron una mayor justicia social. Primero se institucionalizó en Inglaterra, donde el Plan Beveridge estableció un principio básico: cualesquiera sean sus ingresos, todos los habitantes –por el solo hecho de serlo– tienen derecho a estar incluidos en la sociedad, sea con pagos en efectivo o con servicios estatales (salud, educación, jubilaciones, entre otros).

El pensamiento reaccionario embistió en contra de esta conquista humana. Se repite ahora la denigración ya clásica recordada por Albert O. Hirschman en 1991, cuando publicó Dos siglos de retórica reaccionaria. Relata Hirschman cómo pensadores y fuerzas políticas de ideas retrógradas combatieron contra tres conquistas del progreso: la revolución francesa, el sufragio universal y el Estado de Bienestar. Se descalificaba a cada una de esas conquistas mediante tres argumentos recurrentes: su efecto perverso, su inutilidad y la puesta en peligro de logros anteriores. No se equivocaban en la defensas de sus intereses, porque el Estado de Bienestar es uno de los mayores logros de la justicia social.

El Estado de Bienestar europeo subsistió hasta la actualidad, con muchos progresos. Por ejemplo, la mejoría en los servicios públicos, en especial de salud, educación, seguridad social y vivienda; las negociaciones colectivas de salarios; la igualdad de derechos de género. Pero con posterioridad a la crisis financiera internacional de 2008 comenzó a deteriorarse.

Mucho o algo, en todo o en parte, en el fondo o en la forma, los principales países de Europa occidental discuten ahora cómo desmantelar el Estado de Bienestar. No es poco. Eso que se llamó en alguna época la cuna de la civilización, donde se originó el Siglo de las Luces que abre la modernidad, ese lugar del mundo que fue mucho más que un modelo para la Argentina, hoy intenta la precarización del empleo, la privatización de bienes públicos y el desmantelamiento de la seguridad social.

Cómo afecta la crisis financiera al Estado de Bienestar. Los países europeos que están suprimiendo, poco a poco, el Estado de Bienestar enfrentan una grave crisis financiera que deben pagar, o bien el sistema financiero nacional e internacional, o los Estados, o los habitantes de los países afectados, o entre los tres.

Hay que decir que la crisis global que estalló en 2008 no fue causada por un gasto fiscal descontrolado ni por déficits públicos; por el contrario, en la mayor parte de los países hoy en dificultades, el déficit público disminuyó; y en algunos casos lo hizo de modo significativo, como en España e Irlanda, alguna vez presentados como ejemplos.

En realidad, fue una crisis del sector financiero de los países desarrollados que, huérfano de regulaciones, se sobreexpandió en negocios cada vez más desvinculados de la economía real. Cuando reventó esa gigantesca burbuja (versión primermundista de nuestra “plata dulce”), se contrajo bruscamente el gasto privado, y aumentó el gasto público: en parte por los paquetes de estímulo fiscal y en parte por el salvataje masivo del sector financiero. Como al mismo tiempo caían los ingresos debido a la recesión, se generaron importantes déficits públicos.

De ese modo, el mismo sistema bancario que causó la crisis y fue rescatado por los gobiernos, se encontró a poco andar como el principal acreedor de esos gobiernos. Se produjo entonces un cambio drástico en el discurso del establishment: se pasó de reclamar la intervención del Estado para evitar el colapso económico y del sistema bancario, a exigir una urgente austeridad fiscal para dar confianza... a los mercados financieros.

De este panorama se desprende que el sector financiero pelea por conservar su hegemonía y hasta ahora lo ha conseguido. Parece que hasta hizo olvidar cuál es el origen de la crisis: ahora ya no se habla de crisis financiera, sino de crisis fiscal, olvidando que esta se debe principalmente a aquella. Se ha logrado un consenso político. Los Estados y gran parte de los pueblos han aceptado que sean ellos quienes paguen y no los bancos.

El caso de Grecia: el sabor de la cicuta. Para que se entienda mejor la situación es útil reseñar el caso de Grecia. El primer drama es que ya no existe el dracma: el país está en la zona euro y por lo tanto carece de una moneda nacional. La mayoría de las naciones de la Unión Europea tienen una sola moneda, pero muy distintas productividades y políticas económicas. La productividad de los alemanes es mucho mayor que la de los griegos; y Alemania buscó mejorar su balanza comercial externa con una política de salarios y precios muy restrictiva (por debajo del 2% como meta de inflación anual) y Grecia aumentó ambas variables. Después de 10 años se acumuló una diferencia importante, que trajo un fuerte desequilibrio en la misma zona euro.

Entonces, Grecia tiene un problema que no puede corregir mediante una devaluación, por la inexistencia de una moneda nacional. En esta situación, la variable de ajuste son los salarios, las jubilaciones y el gasto público, a cambio de recibir préstamos externos para pagar deuda pública. La realidad es que se endeudaron por el privilegio que otorga el estar en la zona euro. En su naturaleza, es una situación parecida a la Argentina del 2000-2001, puesto que no es un problema de liquidez sino de solvencia.

La dificultad es que con el ajuste de las cuentas fiscales y los préstamos de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI) se posterga la caída de Grecia en el default, pero no se resuelve el origen de la cuestión, que es la falta de competitividad. Para lograrlo debería salir de la zona euro, devaluar y reestructurar la deuda con una quita muy fuerte y sin las condiciones draconianas que tiene ahora. Además se distribuirían los costos de modo que también pierdan los que prestaron irresponsablemente, pensando que al final habría un rescate internacional de la deuda.

Pero esta salida de la crisis, que resolvería un problema de fondo, perjudicaría a los acreedores, entre los cuales hay muchos bancos europeos (sobre todo alemanes y franceses). Por eso, la opción elegida por los gobiernos y el FMI es la que implica endeudamiento y recesión para Grecia. Consiste en que, primero, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y los gobiernos europeos concedan un enorme préstamo al gobierno griego para que pague al sistema financiero. Y segundo, en que el gobierno griego realice un severísimo plan de ajuste, privatice empresas públicas, evite el default y la devaluación; y al cabo de los años y con mucho sacrificio, pague la deuda.

La objeción evidente es que a través de una política de ajuste no se resuelve el problema de la deuda pública. Una espiral recesiva genera menos ingresos a cada vuelta de tuerca. Por eso es insensato disminuir el déficit fiscal en medio de una recesión.

Hasta ahora se trata de un plan de salvataje para los acreedores, a pagar por los griegos, en particular por los de ingresos medios y bajos. La propaganda de esta operación la califica como “salvataje a Grecia”, cuando es realidad es el “salvataje de bancos alemanes y franceses”, a costa de una recesión que afectará con dureza al pueblo y al Estado griegos.

Veamos ahora cómo es la “poción mágica” que quieren hacer tragar a los griegos. En primer lugar, tiene un eco socrático, porque su sabor se parece mucho al de la cicuta. Está llena de condicionalidades que se establecen en los documentos oficiales suscriptos por el FMI y el gobierno griego. Las “condiciones estructurales” establecidas en 2010 para Grecia son muy recesivas. Imponen: rebaja de los salarios de los empleados públicos y las jubilaciones (que además se congelan por tres años); reducción de los beneficios de la seguridad social; el IVA aumenta del 21 al 23%; designación de un grupo especial, con un líder, para controlar el gasto público; creación de un Fondo de Estabilidad Financiera para “preservar la salud del sector financiero y apoyar la economía griega proveyendo apoyo a los bancos cuando lo necesiten”; reorganización y reducción de los gobiernos locales y de los funcionarios elegidos o nombrados; control estricto del presupuesto y de su ejecución; reforma del régimen jubilatorio; publicación de los estados financieros de las 10 mayores empresas estatales; implantación de un plan contra la evasión fiscal; publicación de un informe detallado sobre los sueldos en el gobierno; adopción de nuevas regulaciones para el sistema estadístico, y –último en la enumeración pero privilegiado en la intención– preparación de un plan de privatizaciones para recaudar 15.000 millones de euros en activos que migrarían al sector privado al final de 2012, que llegarían a un total de 51.000 millones al final de 2015.

Repite los planes de ajuste tradicionales que el FMI aplicaba a América latina. Ahora son los países desarrollados los que deben pagarle ese tributo al sector financiero. Corroboramos así que la salvaguarda del sistema financiero está en la razón de ser del FMI y el Banco Central Europeo. Su acción es un claro ejemplo del triunfo de los genes sobre la razón. El futuro dirá si prevalecerá el sector financiero por sobre la política; y cuáles serán las consecuencias de las decisiones que se adopten.

Algunas conclusiones.

Los argumentos políticos y económicos planteados son de una pobreza tan desesperante como lo fue el debate acerca de la desnacionalización de la economía argentina en los noventa, y de las ventajas de la propiedad privada de los servicios públicos a la hora de entregarlos. Esta carencia es peor aún para los pensadores que siempre consideraron a la estructuración política de las sociedades como originaria de Europa, como parámetro y medida del lugar político (allí se inventó, por ejemplo, aquello de la izquierda y la derecha).

Existen, también, similares motivaciones y causas parecidas a las nuestras durante la convertibilidad. En primer lugar, el consenso político se ha logrado en Europa: los gobiernos socialdemócratas aplican las mismas medidas que los conservadores; la única diferencia está en que los socialdemócratas lo hacen con complejo de culpa y los conservadores con satisfacción.

La culminación de la política de cuadros dirigentes –¿diríamos operadores políticos?– parece ser también el fin de la política como espacio de discusión: sólo queda la unanimidad en la decisión de llevar adelante las reformas económicas que ya conocimos en la Argentina, con igual inconciencia o complicidad. La desconexión entre los partidos políticos y los electores aumenta cada vez más, con mayor desconcierto de los dirigentes. Surgen los “indignados”, aún sin organización ni el apoyo de partidos políticos o movimientos sociales importantes.

Desregular, privatizar, retirar al Estado (es decir, perder la política) fueron algunas de las características del modelo argentino de los noventa. De algún modo, estuvimos en la vanguardia de las reformas propuestas en esos tiempos: nadie lo hacía mejor que nosotros, nadie lo hizo tanto. Ahora, ya pasado el vendaval neoliberal por la periferia y en especial por la Argentina, asistimos a la aplicación de esas mismas reformas, con los mismos argumentos, en uno de los polos centrales del mundo. ¿Obtendrán los mismos resultados?

Por una extraña paradoja, también estamos en este momento en una posición ventajosa, tras haber sobrevivido (en qué condiciones) a las reformas “amistosas para los mercados”. Sabemos de qué se trata y lo sufrimos en carne propia.

Con la política del Consenso de Washington nos sumergimos en la mayor crisis económica y social de nuestra historia: empresas públicas liquidadas, recursos naturales enajenados, la mitad de la población bajo la línea de pobreza, la soberanía nacional declinada. Salimos de ella gracias a que aplicamos las políticas opuestas a las que nos recomendaba el Fondo Monetario Internacional. También volvió el debate político para pensar el futuro.

Nunca hubo Estado desertor, como bien lo saben los sectores económicos que viven de las subvenciones para ellos y la represión para los excluidos, sino falta de política. Esta misma falta de política es observable hoy en Europa. Peor aún: las elites están dispuestas a beber la misma poción venenosa que casi nos mata. Ahora ellos quieren adoptar el Consenso de Washington, en lo que puede ser un nuevo rapto, aunque esta vez sea de locura.

Existe además otro hecho de enorme importancia: el FMI quiere aplicar en todos los países deudores un fuerte plan de privatizaciones. Como los planes de ajuste no alcanzan y son lentos, se impone un proceso de privatizaciones, que recaude pronto sumas sustanciales que se aplicarían al pago de la deuda. Con ello se cumple además otro propósito del Consenso de Washington, que consiste en otorgarles más poder económico a los grupos financieros y económicos transnacionales. Quienes se queden con las empresas privatizadas, serán los que detentarán una gran parte del poder económico real en esos países. En el caso griego es interesante señalar que de los 51.000 millones de euros que se espera recaudar hasta el 2015, 7.000 millones corresponden a la venta de empresas públicas, 9.000 millones a concesiones y cesión de derechos y 35.000 millones a ventas de tierras (¿a cuántas islas les habrán echado el ojo?) (cifras del FMI, Cuarta Revisión bajo el Acuerdo Stand-by, julio 4 de 2011). Sin la amenaza de un bloque socialista, sin movimientos políticos populares dispuestos a defender el interés nacional y los derechos de sus ciudadanos, el sector financiero tiene las manos libres para hacer buenos negocios sobre el descuartizamiento del Estado de Bienestar, que en el fondo nunca les gustó. La mesa está servida.

Se cierra así el ciclo tradicional, con un importante agregado. De acuerdo con los usos y costumbres, se socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias; de este modo, se transfiere una enorme masa de recursos y de poder económico del Estado a las empresas privadas (en especial a las transnacionales, que tienen el volumen necesario para operaciones de esa magnitud). De tal manera, el sector financiero europeo puede sentarse a esperar tranquilamente que les caiga a sus pies el poder político. Así termina la película. Lo que no sabemos es cómo va a reaccionar el público, o si se va a quemar el cine. (Fuente Veintitres)

Eric Calcagno

InfoAlternativa

http://www.infoalternativa.com.ar/index.php?view=article&id=5101:el-fin-del-estado-de-bienestar-en-los-paises-europeos&option=com_content&Itemid=59