viernes, 30 de septiembre de 2011

No a las medidas de austeridad y los recortes sociales propuestas por la UE. COMUNICADO ATTAC EUROPA Y OSC

El miércoles 28 de septiembre, el Parlamento Europeo votará sobre un infame y controvertido paquete de seis actos legislativos que son la piedra angular de un "nuevo" modelo de "gobierno económico" de la Unión Europea (UE) en respuesta a la crisis económica.

Las seis propuestas legislativas sobre el "gobierno económico europeo" harán que las/os ciudadanas/os pagarán -todavía más- por la codicia y el enriquecimiento criminal de los bancos y otras corporaciones, lo más probable es que estas medidas prolongarán la crisis, recortarán los derechos sociales, y ejercerán un “golpe de estado” adicional a la democracia. Por todo ello defendemos que otras respuestas a la crisis son necesarias.

Creemos que las políticas de austeridad que estas propuestas fortalecen y hacen cumplir, son una receta para el desastre. La UE forzará a los Estados en crisis económica a cumplir a rajatabla los recortes del gasto social y profundizar los ataques a los derechos laborales y sociales durante los próximos años. Al igual que en los años treinta del siglo XX, los recortes sociales y ataques a los salarios y derechos laborales conducirán probablemente a una recesión prolongada.

Estas políticas suelen ser legitimadas, también por muchos representantes políticos, con la afirmación de que la crisis fue causada por la excesiva deuda pública y el incumplimiento de las normas de la Unión Económica y Monetaria (Pacto de Estabilidad y Crecimiento). Esto es falso y engañoso. La actual crisis económica fue provocada por las políticas económicas y financieras neoliberales -inherentes a la Unión Económica y Monetaria y el mal funcionamiento de la moneda única-, así como por la codicia y el enriquecimiento criminal de los bancos y otras empresas del sistema financiero.

Las propuestas legislativas permitirán a las instituciones de la UE intervenir y tomar decisiones sobre los presupuestos públicos de los Estados miembros, sobre las prioridades de política económica y social, así como los derechos laborales y sociales de cada país, de forma totalmente antidemocrática, sin rendición de cuentas, y a través de procedimientos inmunes a la presión pública. Asimismo, se le dará a la Comisión Europea amplios poderes de control sobre la aplicación de las nuevas medidas y para imponer fuertes multas a los Estados miembros si incumplen las normas. Debemos recordar en este punto que la Comisión Europea es un organismo no elegido, burocrático y fuertemente influenciado por la presión que ejercen la patronal europea y el gran capital en Bruselas.

En su ciego y ansioso intento de aplicar esta política económica, las instituciones de la UE están incluso violando sus propias leyes. El procedimiento para imponer sanciones financieras a un Estado miembro constituye una violación del Tratado de la Unión Europea, como señalan diversos expertos jurídicos. Las sanciones por políticas presupuestarias y económicas que no se corresponden con el paradigma neoliberal estarían entre el 0,1% y 0,6% del PIB. La aplicación de las medidas propuestas a la actual situación, con la mayoría de los Estados miembros con un déficit excesivo (y por encima de las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento), significaría que estos estados de la Euro-zona tendrían que pagar miles de millones de euros anuales en multas a la Comisión Europea.

Estas medidas no sólo son antidemocráticas y en contra de la legislación de la UE, sino son una clara señal de que en los próximos años, los Estados miembros, como consecuencia de los actos de los gobiernos presentes, serán obligados a implementar reformas neoliberales de mayores recortes del gasto público y las prestaciones sociales, a reducir -todavía más si cabe- el tamaño del sector público, recortar los salarios y cometer liberalizaciones económicas adicionales. Todas ellas acciones que la Comisión Europea apoya con mucha vehemencia.

Además, las propuestas legislativas no sólo son antidemocráticas por sus contenidos sino fueron adoptadas de una forma absolutamente antidemocrática. Condenamos enérgicamente la prisa con la que estas políticas fueron adoptadas, y la mayoría de los representantes en el Parlamento Europeo tiene una responsabilidad especial al respecto. Nuevas políticas de largo alcance y legislación de grandes reformas deben ser pública y ampliamente debatidas y referendadas.

Las políticas anti-sociales y anti-populares inherentes a los seis actos legislativos, las medidas coercitivas antidemocráticas, y la ausencia de un debate democrático, evidencian la ilegitimidad del "nuevo" modelo de "gobierno económico".

Hacemos un llamamiento a las/os eurodiputadas/os para rechazar estas seis propuestas legislativas del "gobierno económico europeo" y de sumarse a los esfuerzos de los movimientos sociales a favor de una Europa democrática, de bienestar y de los derechos sociales.

Attac Europa + OSC
Firmantes (a 26 de septiembre)
Action from Ireland, AFRI (Ireland)
Active - sobriety, friendship and peace (Sweden)
Africa Contact (Denmark)
Africa Europe Faith and Justice Network – AEFJN (Europe)
AITEC (France)
Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos (AMAP)
Ander Europa Other Europe (The Netherlands)
ATTAC-Austria
ATTAC-Denmark
ATTAC-Finland
ATTAC-France
ATTAC-Germany
ATTAC-Hungary
ATTAC-Italy
ATTAC-Norway
ATTAC-Spain
ATTAC-Sweden
ATTAC-Torino (Italy)
ATTAC-Wallonie Bruxelles
CADTM Europe
Center for Encounter and active Non-Violence
Centrale Nationale des Employés, CNE (Belgium)
CGT-SNPTAS (France)
Colibri (Germany)
Comités Action Europe (Belgium)
Commission for Filipino Migrant Workers, CFMW (The Netherlands)
Corporate Europe Observatory (Europe)
Ecologistas en Acción (Spain)
ELA (Basque country)
Equipes Populaires (Belgium)
European ATTAC Network
Fair (Italy)
Federación Nacional de trabajadores del agua potable, FENTAP (Peru)
Fédération des Finances CGT (France)
FIOM-CGIL (Italy)
Fondation Copernic
Fondation Sciences Citoyennes (France)
Food & Water Europe
FUGEA - Fédération Unie de Groupements d’Eleveurs et d’Agriculteurs (Belgium)
Fundación Paz y Solidaridad, CCOO Oregon (Spain)
Intersindical Valenciana (Spain)
Irish Left Review (Ireland)
Kairos Europe, Wallonie-Bruxelles
La Centrale des Métallurgistes Wallonie-Bruxelles de la FGTB, MWB-FGTB (Belgium)
Mouvement Ouvrier Chretién (Belgium)
Movimiento Rural Cristiano, Ciudad Real (Spain)
OeIE-Kaernten (Austria)
ONG Africando, Canary Islands (Spain)
PowerShift (Germany)
Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (Mexico)
RESPECT Network Europe
Sindicato Labrego Galego-Comisións Labregas
SODEPAZ -Solidaridad para el Desarrollo y la Paz (Spain)
Soldepaz Pachakuti (Spain)
Solidarité (France)
Tax Justice Network (UK)
The Corner House (UK)
Transit (Germany)
Transnational Institute
Transnational Migrants Platform, TMP (The Netherlands)
Union Syndicale Solidaires (France)
War on Want (UK)
WIDE Network (Europe)
Xarxa de l’Observatori del Deute en la Globalització, ODC Debtwatch (Spain)
Zukunftskonvent (Germany)
- Para firmar esta declaración, envía un correo
- Para más información sobre el asunto: Europa 2020: una UEtopia Corporativa

sábado, 24 de septiembre de 2011

Política agraria común, menos común de lo que parece

En el año 2010, cerca de 900.000 personas y entidades del estado español, se beneficiaron de los más de 5.000 millones de euros en ayudas económicas enmarcadas dentro de la Política Agraria Común (PAC). Sin embargo, estas espectaculares cifras no deben confundir, pues una cosa es repartir y otra muy distinta es hacerlo con justicia y equidad. Según el informe “Una injusticia llamada PAC”, editado recientemente por la organización Veterinarios Sin Fronteras, el 16% de los favorecidos por las subvenciones en el estado español lograron hacerse con el 75% del monto total. Los 58.000 mayores beneficiarios (7% del conjunto) se embolsaron cerca de 2.600 millones de euros, es decir la mitad. 

Entre los agraciados se encuentran terratenientes, hacendados y aristócratas, como la familia “Osborne”, que recibió más de un millón de euros. Pero también hay grandes empresas del agronegocio, que suelen adquirir productos de agricultores y ganaderos para manufacturarlos y venderlos después. Por ejemplo, “Azucarera Ebro” -que percibió 61 millones de euros de las ayudas de la PAC- controla la mitad del mercado del azúcar en el estado español y tiene intereses en los agrocombustibles. Según este informe, pertenece a la British Sugar Company, una de las mayores corporaciones a nivel mundial en el sector y que además posee inversiones en África. Esta transnacional ha recibido más capital de la PAC, que la Xunta de Galicia o la Junta de Castilla León para sus programas de desarrollo rural. Dicha cantidad es mucho más elevada que la destinada en 2010 por el Ministerio de de Medio Ambiente, Rural y Marino, a su Plan Integral de actuación para el fomento de la Agricultura ecológica. 

Han existido otras compañías españolas relacionadas con la alimentación, beneficiadas por las subvenciones públicas de la PAC. Aunque favorecidas por cantidades menores, no deja de ser llamativo que reciban dinero público ciertas empresas de la alimentación que, al adquirir productos del agricultor y ganadero, se aprovechan de su situación de dominio para pagarles cantidades irrisorias que a veces no permiten cubrir los costos de producción. También es llamativo que reciban ayudas corporaciones como “Mercadona”, “Carrefour” y “Lactalis”, que según este informe de Veterinarios Sin Fronteras, sumaron en 2010 más de 1.000 millones de euros en beneficios. 

Esta bonanza económica empresarial dista mucho de la paupérrima situación económica que vive la agricultura y la ganadería en España, donde cientos de miles de personas pasan momentos agónicos para mantener sus trabajos. Frente a las esplendorosas cifras de las grandes empresas, la renta agraria ha descendido un 27% desde 2003. Y tanto en ministerios como en despachos ejecutivos, saben que el problema principal deriva de un mercado libre que ha favorecido que unas pocas empresas del agronegocio monopolicen la transformación, la intermediación y la venta de alimentos, imponiendo sus reglas y precios a agricultores, ganaderos y consumidores. 

Por eso es ridículo e indignante que reciban ayudas los que luego asfixian al agricultor y le obligan a dejar el campo para engrosar las listas del paro. Porque con unas ayudas destinadas a promocionar el sector primario se está premiando a los verdugos que lo torturan sin cesar. Y que esto suceda año tras año, huele ya demasiado. También es curioso, muy curioso, que aquellos que claman al cielo por un comercio libre de ataduras y por un estado ausente del mercado, sean los primeros en parar las manos y llenarse los bolsillos.
En otra coyuntura comercial más ecuánime, el campo no requeriría ayudas porque durante mucho tiempo no las recibió y fue rentable y generoso. Más que subvenciones, lo que se necesita urgentemente es legislación y normas que confieran dignidad y un trato justo, sobre todo, en los precios de compra a ganaderos y agricultores. 

Vicente Boix
Rebelión

lunes, 12 de septiembre de 2011

Un fantasma llamado Europa


Si no fuese por la gravedad de las consecuencias que para la mayoría de la población supone lo que acontece con la economía europea, quizá cabría esbozar una sonrisa ante el espectáculo de ingenuidad y/o incompetencia con el que nos regalan un día sin otro los políticos que gestionan los destinos de la Unión Europea. Ingenuidad porque ante la voracidad de los mercados piensan que con más sacrificios (de sus ciudadanos) serán capaces de aplacar a este Moloch contemporáneo; incompetencia porque, cuando tras cada nueva ofrenda al altar de los especuladores, éstos siguen exigiendo más y más, ya deberían haberse dado cuenta de que por ese camino no vamos a ninguna parte. O quizá es que, en algunos casos, en lugar de ingenuidad o incompetencia, con lo que nos las tengamos que ver sea con altas dosis de complicidad de individuos, e individuas, que saben quiénes son en estos momentos los dueños del gallinero y sus gestos sean una manera de hacer puntos ante los amos. Esos que luego te recolocarán, cuando dejes de ser presidente o alto cargo, en alguna de sus empresas.

No estamos, desde luego, para sonrisas. Pues de lo que se trata es de nuestro futuro, en manos de irresponsables, incapaces o, como decía, cómplices. Una mirada sobre la actual Unión Europea no provoca más que bochorno, al observar la debilidad política de la misma. El problema es que esa debilidad política que ahora se manifiesta ha sido uno de los objetivos constantes de quienes nos han construido así Europa.

HAGAMOS MEMORIA. 
Yo diría que ha habido dos grandes debates sobre Europa desde que España entró a formar parte de la entonces Comunidad Económica Europea (por lo menos, en aquel entonces, declaraba sin rubor su vocación, ser una comunidad económica, no política). Esos dos debates fueron el de Maastricht y el del Tratado de Lisboa, supuesta constitución de Europa. En ambos casos, los montatanto (PP-PSOE-CIU-PAR-PNV-CC) se alinearon en defensa de ambos textos. Quienes, desde la izquierda real, se opusieron a esos acuerdos fueron calificados de antieuropeístas, euroescépticos. Cosas de la propaganda, convenientemente distribuida por los medios de comunicación de masas. Las razones de la oposición de esa izquierda se han mostrado ahora absolutamente acertadas.

Lo que la izquierda real criticaba en los tratados de Maastricht y Lisboa era, precisamente, que de ellos salía muy poca Europa, que Europa carecía, con esos textos, de instrumentos eficaces que la convirtieran en una verdadera entidad política. No solo no se avanzaba en una unidad política, sino que se obligaba a los gobiernos a dar independencia a sus bancos centrales y se creaba un Banco Central Europeo no sujeto a control de ninguna instancia política. Neoliberalismo puro y duro. Suscrito por todos los partidos socialistas europeos. De este modo, nos encontramos sin instituciones políticas comunes capaces de tomar decisiones, de modo que los países poderosos marcan la pauta de sus intereses, con un espacio sin unificación fiscal, lo que hace que los capitales se dirijan a las zonas que les ofrecen más beneficios, desatando la competencia desleal dentro de la propia unión, y con las instituciones económicas independizadas del poder político.

Es sorprendente que millones de europeos estemos a expensas de lo que decide Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, una poderosa institución ausente de cualquier control por parte de la ciudadanía. Ni los estados ni los gobiernos, ni esas entelequias vacías de contenido que son la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, pueden obligar al Banco Central a tomar decisiones. Las debilísimas instituciones democráticas son meras espectadoras de las acciones de las instituciones económicas. Al tiempo que los gobiernos de los países tampoco pueden controlar a los bancos centrales nacionales. Más bien al contrario, como constatamos en España día tras otro, con las impertinentes declaraciones, plenas de cinismo y vacías de moralidad, de su presidente, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

Europa es un nombre vacío de contenido, al menos de contenido político. Quienes hemos criticado el proceso de construcción europea desde la izquierda lo hemos hecho considerando que la unión de Europa debía realizarse desde sólidos cimientos políticos democráticos, justamente lo contrario de lo que sucede. Esos débiles anclajes políticos con los que cuenta la unión son los que la exponen al riesgo de que el huracán de la crisis, gestionado desde los egoísmos nacionales y desde la incapacidad política, acabe con ella.

La vía de salida de la crisis que han elegido los gobiernos europeos es la de apaciguar a los mercados con el sacrificio de su ciudadanía. Menos democracia, pues ganan la partida instancias no democráticas, y menos política, pues las decisiones quedan supeditadas a los intereses económicos de los poderosos. Esa vía se está comprobando ineficaz, además de radicalmente injusta. Una vía que, desde luego, no depende de quien la gestiona. Ni Rubalcaba ni, desde luego, Rajoy, suponen una solución, sino la misma medicina en envases diferentes.

Pero hay otra vía, la que se construye con más política, con más democracia, con control social de las decisiones económicas. Esa es la vía para construir una Europa de los ciudadanos, frente a la que el recordado Marcelino Camacho denominaba, con justa razón, la Europa de los mercaderes.

Juan Manuel Aragüés
Profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza
El Periódico de Aragón