La obligación singularmente injusta y vergonzosa impuesta por la UE a
Grecia de reducir el salario mínimo y las pensiones va paralela al
acontecimiento europeo más importante de 2011, que ha sido la
reestructuración parcial de la deuda de Grecia en opinión de una mayoría
de lectores de prensa vía Presseeurop. Y lo es, porque la larga
negociación evidencia que la banca se ha impuesto una vez más al
directorio germano francés que rige esta UE. El acuerdo de febrero de
2012 se inició en julio de 2011, cuando el Consejo europeo ya consensuó
un segundo plan de rescate de Grecia unido a una reducción de la deuda
griega con cargo a los bancos. Y dado el deterioro griego, los 109,000
millones de euros iniciales son ahora 130,000; pero en gran parte irán a
la cuenta bloqueada creada para garantizar los pagos de nueva deuda
griega, condición exigida por la banca.
Antes de julio pasado, la pretensión de Merkel y Sarkozy anunciada
tras la reunión de Deauville, era penalizar a los bancos que especulaban
obligándoles a “recortar” el valor de la deuda griega en su poder, pero
el propósito tropezó con dificultades “técnicas” en la práctica; por
tanto, tendría que ser “voluntaria” la permuta o canje de los bonos
griegos que tuvieran los bancos por otros nuevos de mayor duración y
otros tipos de interés menores. Y al final, la quita o pérdida del 50 %
acordada con la banca primero, se ha quedado –dicen – en un 53,5 % del
valor nominal, sin que nadie explique las matemáticas aplicadas. En
cambio se sabe que los lobbys bancarios obligaron a nuestros gobernantes
a rectificar el planteamiento inicial de la imposición obligatoria del
canje a los bancos alemanes y franceses, como dijo la prensa. Como la
autorregulación de estos mercados impone sus propias normas, resultó
que, contrariamente a las previsiones políticas, el acuerdo europeo no
podía plantearse coactivamente porque habría sido considerado por “los
mercados” un “default” o impago de Grecia, obligando a los bancos
“aseguradores” de los CDS soberanos a pagar las indemnizaciones a
quienes tuvieran bonos griegos, algo que nadie podía cuantificar. Los
CDS (credit default swap) son un pretendido seguro sobre el
crédito concedido a un Estado o a una empresa, para el caso del impago
de los intereses o del principal. El impago habría provocado un
incremento de la llamada prima de riesgo y el previsible
desencadenamiento una venta masiva de bonos soberanos y de CDS, un falso
seguro del crédito excluido de las regulaciones de seguros.
Para entender este puzle hay que tener presente que la ISDA (sociedad
internacional de swaps y derivados), una sociedad gremial de grandes
bancos, establece una “legalidad privada” sobre el mercado opaco de los
CDS, unos derivados del crédito; y el modelo de contrato de CDS
normalizado por la IASD prevé que las indemnizaciones solamente se
paguen cuando se produce un “credit event”, algo así como una
contingencia del crédito que signifique la imposibilidad de cobro de los
intereses o la amortización de lo asegurado. Por consiguiente, los
gobernantes europeos hubieron de negociar de modo soterrado con esa
potente asociación gremial de especuladores de derivados sobre cómo se
haría el canje de bonos griegos de nuevos por viejos para que fuese
“voluntario” y careciera de la consideración de un “crédit event” o
evento crediticio, algo que habría empeorado seriamente la financiación
de los países del euro en los mercados, porque los “inversores” se
habrían encontrado con unas pérdidas que no estaban en sus previsiones y
habrían vendido ingentes cantidades de bonos soberanos al quedar “no
asegurados”, disparando la llamada prima de riesgo. Y los expertos
aseguran que una catástrofe financiera de Grecia sería equiparable a la
de Lehman Brothers. Pero al mismo tiempo ese pacto de tapadillo de la UE
con la ISDA provocó malestar entre algunos “inversores” o especuladores
del euro, que habrían preferido cobrar las indemnizaciones de los CDS
si el canje se hubiera planteado de modo coactivo, según contó el
Financial Times hace meses. De ahí que el acuerdo del Consejo europeo
sobre refinanciación de la deuda soberana griega, se reflejara entonces
en el comunicado oficial diciendo simplemente que se había “tomado nota
de la disposición del sector privado de contribuir a la ayuda de Grecia
desde una base voluntaria”.
Y de ahí las largas y opacas negociaciones a tres bandas UE-FMI con
Grecia y con los bancos; mientras estos y los fondos especulativos
trataban con las autoridades griegas sobre condiciones del canje
voluntario de la deuda griega, sin que realmente se conozcan, dicen los
expertos, los cálculos manejados. Unas negociaciones en que la
representación del sector privado la ha llevado el Instituto de Finanzas
Internacionales, un sólido lobby bancario de alcance mundial, que por
cierto preside Josef Ackerman, máximo ejecutivo del Deustche Bank. En
definitiva, un claro ejemplo más de los múltiples mecanismos financieros
establecidos por los que “los mercados” imponen a las democracias, como
analizo en mi libro El casino que nos gobierna (Clave intelectual,
2012).
Según el citado sondeo de Presseurop, el segundo y el tercer
acontecimiento más importante del año en Europa son los indignados (24%)
y la gestión de la UE por Merkozy (17%). Es decir, el hartazgo de
millones de europeos frente al reparto injusto de los costes de la
crisis financiera y la gestión de Merkozy que intenta suplir el vacío
institucional de la UE.
Juan Hernández Vigueras
Fuente: Attac Mallorca
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