Entre los 28 países de la Unión Europea, 18 de ellos tienen una moneda común, el euro |
2|. La UE cuenta con una población de unos 500 millones de habitantes |
3|,
o sea, casi la mitad de la de China, de África o de la India; dos
tercios de la latinoamericana, y un 50 % más que la estadounidense.
Se observa una gran desigualdad entre los Estados de la Unión
Europea: los países industrializados y más fuertes de la UE son
Alemania, el Reino Unido, Francia, los Países Bajos, Italia, Bélgica y
Austria; hay once países que provienen de la antigua Europa del Este
(tres repúblicas bálticas —Estonia, Letonia y Lituania—, Polonia, la
República Checa, Eslovaquia, Hungría, Bulgaria y Rumania que formaban
parte del bloque soviético; Croacia y Eslovenia, que constituían una
parte de Yugoslavia); y luego están los países fuertemente afectados por
la crisis del euro: Grecia, Portugal, España, Irlanda y Chipre.
Una disparidad salarial de la que se benefician las grandes empresas privadas
La disparidad salarial es enorme: el salario mínimo legal en Bulgaria
(156 euros de salario bruto mensual en 2013) es entre 8 y 9 veces
inferior al de países como Francia, Bélgica y los Países Bajos |
4|. Pero la desigualdad salarial puede ser
también muy grande dentro de un mismo país de la UE. Por ejemplo, en
Alemania 7,5 millones de trabajadores se deben contentar con un salario
mensual de 400 euros, cuando es normal que sea de más de 1.200 euros (en
Alemania no existe un salario mínimo legal nacional).
Esta disparidad permite a las grandes empresas europeas ser muy
competitivas, en particular las empresas industriales alemanas que
trasladan una parte de su producción para que la realicen obreros y
obreras de países como Bulgaria, Rumania y otros de Europa central y del
Este. Luego se retornan las piezas a Alemania para su ensamblaje y el
acabado del producto final. Por último, esos productos, cuyo coste
salarial fue comprimido al máximo, se exportan a países de la Unión
Europea o al mercado mundial. Hay que subrayar que en el interior de la
UE no se pagan tasas de importación/exportación.
Disparidades reforzadas entre países
La negativa de la UE a desarrollar unas verdaderas políticas comunes
para ayudar a los nuevos miembros en la reducción de su desventaja con
respecto a los países europeos más fuertes, contribuyó a reforzar unas
disparidades estructurales perjudiciales en el proceso de integración.
Los tratados europeos fueron concebidos para servir a los intereses de
las grandes empresas privadas, que aprovechan la desigualdad de las
economías de la Unión para aumentar sus beneficios y reforzar su
competitividad.
El presupuesto de la Unión Europea es minúsculo, ya que es el uno por
ciento (1%) de su producto interior bruto, mientras que el presupuesto
normal de un país industrializado representa el 45 o el 50 %, o más, de
su PIB. Es el caso del presupuesto federal de Estados Unidos,
administrado por Barack Obama, o el de Bélgica, Españao Francia |
5|.
Para dar una idea de hasta qué punto el presupuesto gestionado por la
Comisión Europea es irrisorio baste decir que es comparable al de
Bélgica, que tiene 10 millones de habitantes, o sea, una quincuagésima
parte de la población de la Unión Europea. Se debe señalar que la
política agrícola común representa cerca del 50 % del presupuesto de la
UE.
La crisis no fue provocada por la competencia exterior
La crisis no se debe a la competencia de China, Corea del Sur, Brasil, la India o de otras economías de países en desarrollo.
En el curso de los últimos diez años, Alemania (así como los Países
Bajos y Austria) se lanzó a una política neomercantilista: logró
aumentar sus exportaciones especialmente en el interior de la Unión
Europea y de la eurozona, reduciendo los salarios de sus propios
trabajadores |
6|.
Ganó así competitividad con respecto a sus socios, y especialmente
frente a países como Grecia, España, Portugal, Italia (que participan de
la Eurozona) e incluso Rumania o Hungría. Éstos vieron como se
instalaba o se profundizaba su déficit comercial con respecto a Alemania
y a otros países del Centro.
El euro como camisa de fuerza
Cuando se implantó el euro, la moneda alemana fue subvaluada (a
pedido de Alemania) y, en cambio, las monedas de los países más débiles
fueron sobrevaluadas. Esto hizo más competitivas las exportaciones
alemanas en el mercado de los otros países europeos, y los más débiles
de entre ellos resultaron particularmente afectados (Grecia, Portugal,
España, países de Europa Central y del Este…)
En general, el endeudamiento de los países de la periferia de la
Unión Europea se debe esencialmente al comportamiento del sector privado
(la banca, las empresas de construcción inmobiliaria, el resto de la
industria y el comercio). Incapaces de competir con las economías más
fuertes, los sectores privados se endeudaron con los bancos del Centro
(Alemania, Francia, Países Bajos, Bélgica, Austria, Luxemburgo…) y
también con agentes internos, habiéndose financiarizado ampliamente la
economía de estos países después de la adopción del euro. El consumo
experimentó un boom en los países periféricos, y en algunos de ellos
(por ejemplo España) se desarrolló una burbuja inmobiliaria que
finalmente estalló. Además, los gobiernos de estos países acudieron en
auxilio de sus bancos, lo que provocó un fuerte aumento de la deuda
pública.
Evidentemente, los países que integran la Eurozona no pueden devaluar
sus monedas porque adoptaron el euro. Estados como Grecia, Portugal o
España se encuentran así en un brete a causa de su pertenencia a la
Eurozona. Las autoridades europeas y sus gobiernos nacionales aplican
entonces lo que se denomina una devaluación interna: imponen la
reducción de los salarios en gran beneficio de los dueños y directivos
de las grandes empresas privadas. La devaluación interna es por
consiguiente sinónimo de reducción de salarios, y se utiliza para
aumentar la competitividad. Sin embargo, se comprueba su muy poca
eficacia para recuperar el crecimiento económico, ya que las políticas
de austeridad y de represión salarial se aplican en todos los países. En
cambio, los dueños de las empresas están satisfechos pues hacía mucho
tiempo que deseaban reducir radicalmente los salarios. Desde este punto
de vista, la crisis de la Eurozona, que se agudizó a partir de los años
2010-2011, constituye una ganga para la patronal. El salario mínimo
legal ha sido fuertemente reducido en Grecia, Irlanda y otros países.
El mercado único de capitales y la moneda única
Mientras que la crisis surgió en Estados Unidos en 2007, el impacto
que tuvo en la Unión Europea fue mucho más violento que en las
instituciones políticas y monetarias estadounidenses. De hecho, la
crisis que sacude la zona euro no es sorprendente puesto que es un
avatar de los dos principios que rigen esta zona: el mercado único de
capitales y la moneda única. En una perspectiva más amplia, la crisis es
la consecuencia de las lógicas que dominan la integración europea: la
preeminencia que se da a los intereses de las grandes empresas
industriales y financieras privadas, la importante promoción de los
intereses privados, el desarrollo de la competencia, en el interior del
espacio europeo, de economías y productores con fuerzas totalmente
desiguales, la voluntad de retirar de los servicios públicos un número
creciente de sectores, el desarrollo de la competencia entre asalariados
que implica el rechazo a la unificación, utilizando los estándares más
altos, de los sistemas de seguridad social y de la normativa laboral,
para ampliar la protección de los trabajadores. Todo esto persigue un
objetivo preciso, el de favorecer la acumulación máxima de beneficios
privados, especialmente al poner a disposición del Capital una mano de
obra lo más maleable y precaria posible.
El monopolio del crédito a los Estados está reservado a los bancos privados
Frente a esta explicación, podríamos replicar que estas lógicas
dominan también ampliamente la economía de Estados Unidos. Por lo tanto,
también se debe tener en cuenta otros factores: mientras que las
necesidades de crédito de los gobiernos de los países desarrollados,
entre los cuales el de Estado Unidos, se pueden satisfacer mediante su
Banco Central —en particular por la intermediación de la creación de
moneda— los países miembros de la Eurozona han renunciado a esta
posibilidad. De acuerdo a sus estatutos, el Banco Central Europeo tiene
la prohibición de financiar directamente a los Estados. Además, en
virtud del Tratado de Lisboa, la solidaridad financiera entre los
Estados miembros esta formalmente prohibida. Según su artículo 125, los
Estados deben asumir en solitario sus compromisos financieros, y ni la
Unión Europea ni los otros Estados pueden responsabilizarse de ellos |
7|. El artículo 101 del tratado de Maastricht |
8|, retomado integralmente por el Tratado de Lisboa |
9|, agrega: «Le está prohibido al
BCE
y a los bancos centrales europeos de los Estados miembros […] conceder
descubiertos o cualquier otro tipo de crédito a las instituciones u
órganos de la Comunidad, a las administraciones centrales, a las
autoridades regionales, a otras autoridades públicas.»
La UE se coloca por lo tanto voluntariamente al servicio de los
mercados financieros ya que, en tiempos normales, los gobiernos de los
países de la Eurozona dependen totalmente del sector privado para su
financiación.
Los inversores institucionales (bancos, fondos de pensiones,
aseguradoras) y los hedge funds se precipitaron sobre Grecia en 2010,
que era el eslabón más débil de la cadena europea de endeudamiento,
antes de atacar Irlanda, Portugal, España e Italia. Actuando de esa
manera, esos inversores realizaron grandes beneficios ya que obtuvieron
de esos países una remuneración importante por los tipos de interés que
exigieron a los poderes públicos para refinanciar sus deudas. Entre
estos inversores institucionales (los zinzins), se encuentran los bancos
privados que consiguieron máximos beneficios al poder financiarse
directamente por medio del BCE, obteniendo préstamos al 1 % de interés |
10|,
mientras estos mismos bancos prestan a Grecia, a tres meses, con un
tipo de interés del 4 o 5 %. Al lanzar sus ataques sobre los eslabones
más débiles, los bancos y otros zinzins estaban también convencidos de
que el BCE y la Comisión Europea deberían, de una u otra manera, ir en
ayuda de los Estados víctimas de la especulación, prestándoles los
capitales que les permitiera proseguir con los reembolsos. Y no se
equivocaron. En colaboración con el FMI, la Comisión Europea cedió y
otorgó préstamos, por medio de los fondos europeos de estabilidad
financiera (FEEF) y del mecanismo europeo de estabilidad (MEDE), a
algunos Estados miembros de la Eurozona (Grecia |
11|,
Irlanda, Portugal y Chipre) para que puedan prioritariamente pagar sus
deudas a los bancos privados de los países más fuertes de la UE. Por
consiguiente, la UE no respetó la letra del artículo 125 del Tratado de
Lisboa citado anteriormente. Pero sí que respetó el espíritu neoliberal
de ese Tratado: en efecto, el FEEF y el MEDE toman prestado de los
mercados financieros el dinero que a su vez prestan a los Estados.
Además, exigen unas condiciones draconianas para conceder esos
préstamos: privatizaciones, reducciones de salarios y de pensiones,
despidos en los servicios públicos, reducción de los gastos públicos en
general, y sociales en particular.
Un pequeño recordatorio: mientras que los reglamentos de la UE no
permiten que el BCE preste a los Estados de la UE, la situación es muy
diferente en Estados Unidos donde la Reserva Federal presta una media de
40.000 millones de dólares por mes a la administración de Obama
mediante la compra de bonos del tesoro (lo que representa 480.000
millones de dólares por año). Asimismo, en el Reino Unido, que no forma
parte de la Eurozona, el Banco de Inglaterra presta masivamente al
gobierno británico. Las reglas aplicadas en la zona euro vuelven la
crisis mucho más grave que en Estados Unidos o en el Reino Unido.
Políticas que profundizan la crisis
Desde 2010, las políticas aplicadas por la CE y los gobiernos
nacionales sólo han profundizado la crisis y esto es particularmente
cierto en los países más débiles de la Eurozona. Al comprimirse la
demanda pública y la demanda privada, los recursos del crecimiento
económico se redujeron, en la práctica, a la nada.
La política de los dirigentes europeos no es un fracaso desde el punto de vista de los patronos.
Los dirigentes europeos de los países más fuertes y la patronal de
las grandes empresas se felicitan de la existencia de una zona
económica, comercial y política común donde las transnacionales europeas
y las economías del Centro de la zona euro sacan provecho de la debacle
de la Periferia para reforzar la ratio de rentabilidad de las empresas,
y obtener logros, en términos de competitividad, en relación a sus
competidores estadounidenses y chinos. Su objetivo, en el estadio actual
de la crisis, no es el de relanzar el crecimiento y reducir las
asimetrías entre las economías fuertes y débiles de la UE. Por otro lado
consideran que la debacle del Sur se traducirá en oportunidades para
privatizaciones masivas de empresas y de bienes públicos a precio de
saldo. La intervención de la
Troika
y la complicidad activa de los gobiernos de la Periferia los ayudan. El
gran Capital de los países periféricos es favorable a estas políticas
ya que cuenta con obtener una parte del pastel que codiciaba desde hace
años. Las privatizaciones de Grecia y de Portugal prefiguran lo que le
llegará a España e Italia, donde los bienes públicos que se podrían
adquirir son mucho más importantes, vista la talla de esas economías.
Considerar que la política de los dirigentes europeos es un fracaso
porque el crecimiento económico no ha vuelto, es una gran equivocación
en el criterio de análisis utilizado. Efectivamente, los objetivos
perseguidos por la dirección del BCE, por la Comisión Europea, por los
gobiernos de las economías más fuertes de la UE, por las direcciones de
los bancos y de otras grandes empresas privadas, no es ni la vuelta
rápida al crecimiento ni la reducción de las asimetrías en el seno de la
Eurozona y de la UE, que conseguiría un conjunto más coherente, donde
sería posible el retorno de la prosperidad.
Sobre todo no se debe olvidar un factor fundamental: la capacidad de
los gobernantes, que se pusieron dócilmente al servicio de los intereses
de las grandes empresas privadas, para actuar de acuerdo con lo que
éstas quieren o para gestionar una situación de crisis. El estrecho lazo
entre los gobiernos y el gran Capital ya ni siquiera se disimula. A la
cabeza de varios gobiernos, colocados en puestos ministeriales
importantes y en la presidencia del BCE, encontramos hombres
provenientes directamente de las grandes finanzas, comenzando por el
banco de negocios Goldman Sachs. Algunos políticos de primera fila son
recompensados por un puesto en un gran banco o en una gran empresa una
vez que cumplieron con sus buenos oficios para con el gran Capital. No
es nuevo pero es más evidente y habitual que en el transcurso de los
últimos 50 años. Se puede hablar de verdaderos y transparentes vasos
comunicantes.
Los efectos sociales de la crisis
Lo que están viviendo actualmente los trabajadores y las personas que
reciben ayudas de los servicios sociales en Grecia, Portugal, Irlanda y
España fue impuesto a los trabajadores de los países en desarrollo
durante la crisis de la deuda de los años 1980-1990. En el transcurso de
la década de los 80, la ofensiva también había afectado a los
trabajadores de América del Norte a partir de la presidencia de Ronald
Reagan, de Gran Bretaña bajo la férula de Margaret Thatcher—la Dama de
hierro—, y los de sus émulos del viejo continente. Los trabajadores del
ex bloque del Este también estuvieron sometidos durante los años 90 a
las brutales políticas impuestas por sus gobiernos y el FMI. A
continuación, y ciertamente de una manera mucho menos brutal que la que
afectó a los pueblos del Tercer Mundo (desde los más pobres hasta las
llamadas economías emergentes), la ofensiva tomó como objetivo a los
trabajadores de Alemania a partir de 2003-2005. Los nefastos efectos
para una significativa parte de la población alemana se sienten incluso
ahora, aunque el éxito de las exportaciones alemanas |
12| limite la cantidad de desempleados y que una parte de esa clase obrera no sufra directamente las consecuencias.
Durante los años 2012 y 2013, la crisis se agravó en Grecia, Irlanda,
Portugal y España debido a las políticas de austeridad brutal aplicadas
por gobiernos cómplices de las exigencias de la Troika. En Grecia, la
caída acumulada del PIB desde el comienzo de la crisis alcanza el 25 %.
El poder adquisitivo de una gran mayoría de la población se redujo de un
30 a un 50 %. El desempleo y la pobreza literalmente explotaron.
Mientras que en marzo de 2012, todos los grandes medios de comunicación
se alinearon con el discurso oficial que afirmaba que la deuda había
sido reducida a la mitad |
13|,
la realidad era bien distinta: la deuda pública griega que representaba
el 130 % del PBI en 2009 y el 157 % en 2012, después de la anulación
parcial de la deuda, alcanzó una nueva cumbre en 2013: el 175 %. La tasa
de desempleo que era del 12,6 % en 2010 se eleva en 2013 al 27 %
(siendo del 50 % para los jóvenes de menos de 25 años). En Portugal, las
medidas de austeridad son tan violentas y la degradación económica es
tan grave que un millón de portugueses se manifestaron espontáneamente
el 15 de septiembre de 2012, cifra que sólo se había alcanzado el 1 de
mayo de 1974 para festejar la victoria de la Revolución de los claveles.
El fracaso de la política de austeridad provocó una crisis
gubernamental. En Irlanda, de la que los medios de comunicación hablan
mucho menos, el desempleo alcanzó proporciones enormes y produjo el
éxodo de 182.900 jóvenes de entre 15 a 29 años, que abandonaron el país
después del estallido de la crisis de 2008. Un tercio de los jóvenes que
tenían un empleo antes de la crisis, ahora se encuentra desempleado. El
rescate bancario representó hasta ahora más del 40 % del PIB (cerca de
70.000 millones de euros sobre un PIB de 156.000 millones de euros en
2011). El retroceso de la actividad económica llegó a un 20 % desde
2008. El gobierno de Dublín reiteró que suprimiría 37.500 puestos de
trabajo en el sector público hasta 2015. En España la tasa de desempleo
alcanza el 50 % entre los jóvenes. Desde el comienzo de la crisis,
350.000 familias fueron expulsadas de sus viviendas debido a los impagos
hipotecarios. En 2012, el número de familias en las que todos sus
miembros estaban desempleados aumentó en 300.000 para alcanzar un total
de 1,7 millones, o sea el 10 % de todas las familias de España. La
situación se degrada de manera continua en los países del ex bloque del
Este miembros de la UE, comenzando por los que se adhirieron a la
Eurozona.
Una Europa de los pueblos y de la solidaridad internacional
Únicamente mediante poderosas movilizaciones populares se podrá
acabar con la estrategia de las clases dominantes. Es imprescindible que
los movimientos populares construyan una estrategia continental. En
todos lados, el pago de la deuda pública es el pretexto invocado por los
gobernantes para justificar políticas que atacan los derechos
económicos y sociales de una aplastante mayoría de la población. Si los
movimientos sociales y, entre ellos, los sindicatos quieren afrontar
victoriosamente esta devastadora ofensiva, es necesario atacar la
cuestión de la deuda pública de forma radical con el fin de sacarle al
poder su argumento principal. La anulación de la parte ilegítima de la
deuda pública, el abandono de las políticas de austeridad, la imposición
masiva al gran capital, la expropiación de los bancos para integrarlos
en un servicio público del ahorro y del crédito, la reducción del tiempo
de trabajo, el fin de las privatizaciones y el refuerzo de los
servicios públicos son medidas esenciales de un programa alternativo a
la gestión capitalista de la crisis |
14|.
Su implantación puede comenzar paulatinamente, país a país, pero el
proceso no se podrá detener en las fronteras nacionales. Se necesitará
una auténtica constituyente de los pueblos de Europa con el fin de
abrogar una serie de tratados europeos y hacer nacer una federación
donde la garantía de los derechos humanos en todas sus dimensiones será
el principal objetivo. Simultáneamente, será necesario practicar una
política de ruptura con el modelo productivista consumista con el
objetivo de respetar la naturaleza y sus límites. Surgirá, en el curso
de este proceso, una Europa de los pueblos que debe recomenzar de cero
sus relaciones con el resto del mundo, restituyendo a las poblaciones de
otros continentes, víctimas de siglos de expolio y de dominación
europea, lo que se les debe.
Traducido por Griselda Piñero y Raul Quiroz
notes articles:
|
1|
Este texto proviene de la conferencia pronunciada por Eric Toussaint el
31 de octubre de 2013 en la Facultad de Etnología de la Universidad de
Port au Prince (Haití) sobre el tema de la crisis del euro. El autor
agradece a Michel Charles las notas tomadas, que alentaron la redacción
de este texto.
|
2|
La zona euro fue creada en 1999 por once Estados: Alemania, Austria,
Bélgica, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países
Bajos y Portugal. Más tarde se incorporaron Grecia en 2001, Eslovenia
en 2007, Chipre y Malta en 2008, Eslovaquia en 2009, Estonia en 2011 y
Letonia lo hará el 1 de enero de 2014.
|
3|
http://fr.wikipedia.org/wiki/D%C3%A...
|
4| Véase
http://epp.eurostat.ec.europa.eu/st... con datos hasta 2013
Ver también:
http://www.inegalites.fr/spip.php?a..., que contiene datos que lamentablemente sólo llegan a 2011.
|
5| Ver
http://epp.eurostat.ec.europa.eu/tg...
|
6| Véase Eric Toussaint, «Le couperet sur les acquis sociaux: l’exemple allemand»,
http://cadtm.org/IMG/pdf/06.pdf
|
7|
Artículo 125 del Tratado de Lisboa (2009): «La Unión no asumirá ni
responderá de los compromisos de los Gobiernos centrales, autoridades
regionales o locales u otras autoridades públicas, organismos de Derecho
público o empresas públicas de los Estados miembros, sin perjuicio de
las garantías financieras mutuas para la realización conjunta de
proyectos específicos. Los Estados miembros no asumirán ni responderán
de los compromisos de los Gobiernos centrales, autoridades regionales o
locales u otras autoridades públicas, organismos de Derecho público o
empresas públicas de otro Estado miembro, sin perjuicio de las garantías
financieras mutuas para la realización conjunta de proyectos
específicos.» (El subrayado es nuestro).
|
8| Se trata del Tratado constituyente de la Comunidad Europea
|
9| Artículo 123 del Tratado sobre el funcionamiento de la Unión Europea.
|
10|
Desde mayo de 2013, el tipo de interés al que el BCE presta a los
bancos se redujo al 0,5 %. Luego, el 7 de noviembre de 2013, Mari Draghi
anunció la caída del tipo de interés de los préstamos del BCE al 0,25
%. Hay que agregar que el BCE suavizó sus exigencias de calidad
(calificación) de los títulos aportados por los bancos como garantía
para obtener liquidez. En efecto, el umbral mínimo de calificación de
los títulos admitidos por el BCE está suprimido «¡hasta nueva orden!»
|
11| En el caso de Grecia hay además prestamos bilaterales otorgados por países de la eurozona.
|
12|
Alemania tuvo un crecimiento económico debido a sus exportaciones
mientras que la mayoría de sus socios de la UE y, en particular, de la
Eurozona sufren duramente la crisis. Visto que en toda la UE se asiste a
un descenso de la demanda de las familias descrita antes, a la que se
agrega una reducción de la demanda pública, las salidas para las
exportaciones alemanas se reducen claramente. El efecto bumerán sobre la
economía alemana ya se está produciendo.
|
13|
El CADTM denunció desde el comienzo la maniobra de propaganda de la
Troika y del gobierno griego. Véase «Le CADTM dénonce la campagne de
désinformation sur la dette grecque et le plan de sauvetage des
créanciers privés »,
http://cadtm.org/Le-CADTM-denonce-l...,
publicado el 10 de marzo de 2012. Véase también Christina Laskaradis
«La Grèce a déjà fait défaut aux conditions des créanciers; leur crainte
est de voir celle-ci imposer ses propres conditions»,
http://cadtm.org/La-Grece-a-deja-fa... , publicado el 31 de mayo de 2012.
|
14|
Para tener un desarrollo de estas propuestas véase: Damien Millet, Éric
Toussaint: «Europa: ¿Qué programa de urgencia frente a la crisis?
http://cadtm.org/Europa-Que-program...,
22 de junio de 2012. Véase también: Thomas Coutrot, Patrick Saurin y
Éric Toussaint: «Anular la deuda o gravar al capital: ¿Por qué elegir?»
http://cadtm.org/Anular-la-deuda-o-...