Leo sin asombro y con cierto regocijo que el Parlamento Europeo ha logrado introducir ciertas normas para regular a las agencias de calificación, es decir, regular a las agencias que regulan al sistema financiero. Aunque esto suene a redundancia, hay que decir que las agencias de calificación son el brazo armado del sistema financiero y que por regulación solo entienden potenciar el ciclo económico.
Las agencias de regulación son directamente responsables de la
actual debacle económica dado que hasta bien entrado el año 2009 no
dijeron nada de la crisis que se había incubado en sus propias narices.
Sólo después que la crisis estalló comenzaron a aplicar criterios más
rigurosos con los que potenciaron la onda recesiva. Esto demuestra la total falta de transparencia del sistema
dado que mientras todo “iba bien”, las agencias no detectaron las
burbujas y los peligros del sistema. Una vez que la crisis estalló (bajo
su plena responsabilidad), se hicieron juez y parte y condenaron a
muchos países en problemas (como España) a las penas del infierno.
Por eso es muy gratificante la nueva normativa aplicada ayer por el
Parlamento europeo que busca que agencias como Standard & Poors,
Moodys y Fitch, sean mucho más abiertas en sus deliberaciones y reciban
acciones legales si se encuentran faltas en sus funciones. Hasta el
momento, no ha habido ningún tipo de sanción a estas agencias de calificación
que fueron incapaces de ver la crisis que se incubaba ante sus propios
ojos, y los países afectados (es decir los contribuyentes) han debido
pagar todos los platos rotos.
El Parlamento Europeo votó en forma casi unánime (579 votos a favor y
58 en contra) la aplicación de exigencias más rigurosas a estas
agencias para hacerlas más responsables de errores en caso de
negligencia o dolo. Estas nuevas normas deberían mejorar la competencia
de una industria dominada por las tres grandes (Standard & Poors,
Moodys y Fitch), que solo han salvaguardado los intereses de la banca,
dado que son sus principales clientes. Estas agencias no han escatimado
esfuerzos a la hora de castigar a los países, cuando los principales
culpables han sido los bancos a los que rinden cuentas. En rigor, en
todo esto ha habido un claro conflicto de intereses en
los cuales estas agencias no han tenido ningún nivel de transparencia.
Por eso que lo que hemos denunciado en diversos post sobre las agencias
de calificación comienza tomar un camino más justo.
La rebaja en la calificación de la deuda de un país implica un
aumento en el riesgo y eso genera un aumento en el costo de su
endeudamiento futuro, provocando una carga adicional en momentos en que
los mercados financieros se encuentran debilitados y reacios a conceder
préstamos. Las agencias de calificación han hecho un flaco favor a los
países más débiles de la eurozona al negarles la sal y el agua con sus
paulatinas reducciones a la calidad de la deuda hasta dejar a algunos
países en el nivel de bono basura. Como hemos señalado desde el año 2008,
una de las alternativas para superar la actual crisis pasa
necesariamente por dar una transparencia real al sistema financiero.
Una transparencia que estas mismas agencias negaron al estar embeídas en
la opacidad.
Marco Antonio Moreno
El Blog Salmón
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