Que no se subestime la capacidad de los gobernantes de sacar provecho de una situación de crisis
Los grandes medios abordan de forma regular las cuestiones de un
posible estallido de la zona euro, del fracaso de las políticas de
austeridad en materia de relanzamiento económico, de las tensiones entre
Berlín y París, entre Londres y los miembros de la zona euro, de las
contradicciones en el seno del consejo del BCE, de las enormes
dificultades para encontrar un acuerdo sobre el presupuesto de la UE, de
las crispaciones de ciertos gobiernos europeos con el FMI a propósito
de la dosificación de la austeridad. Todo esto es cierto, pero sobre
todo no hay que olvidar un punto fundamental: la capacidad de los
gobernantes, que se han puesto dócilmente al servicio de los intereses
de las grandes empresas privadas, de gestionar una situación de crisis,
incluso de caos, para actuar en el sentido demandado por esas grandes
empresas. La relación estrecha entre los gobernantes y el Gran Capital
no es siquiera disimulada. A la cabeza de varios gobiernos, colocados en
puestos ministeriales importantes y en la presidencia del BCE, se
encuentran hombres directamente salidos del mundo de las altas finanzas,
comenzando por el banco de negocios Goldman Sachs. Algunos políticos de
primera fila son recompensados con un puesto en un gran banco u otra
gran empresa una vez que han realizado sus buenos oficios para el gran
capital. No es nuevo pero es más evidente y regular que durante los
últimos 50 años. Se puede hablar de verdaderos vasos comunicantes.
Considerar que la política de los dirigentes europeos es un fracaso
porque el crecimiento económico no ha vuelto es en parte equivocarse de
criterio de análisis. Los objetivos perseguidos por la dirección del
BCE, por la Comisión Europea, por los gobiernos de las economías más
fuertes de la UE, por las direcciones de los bancos y de las demás
grandes empresas privadas, no son la vuelta rápida al crecimiento, ni la
reducción de las asimetrías en el seno de la zona euro y de la UE a fin
de hacer de ella un conjunto más coherente al que volviera la
prosperidad.
Entre sus objetivos principales, hay que subrayar dos:
1. evitar un nuevo krach
financiero y bancario que podría revelarse peor que el de septiembre de
2008 (las dos primeras partes de esta serie han abordado este objetivo
que será de nuevo desarrollado en la cuarta parte);
2. utilizar
varias armas (el aumento muy importante del paro, el reembolso de la
deuda pública, la búsqueda del equilibrio presupuestario, el látigo de
la búsqueda de la mejora de la competitividad de los estados miembros de
la UE unos respecto a los otros y en relación a los competidores
comerciales de los demás continentes) para avanzar en la mayor ofensiva
realizada desde la Segunda Guerra Mundial a escala europea por el
Capital contra el Trabajo. Para el Capital, se trata de aumentar aún más
la precarización de los trabajadores, de reducir radicalmente su
capacidad de movilización y de resistencia, de reducir los salarios y
diferentes subsidios sociales de forma importante a la vez que se
mantienen las enormes disparidades entre los trabajadores dentro de la
UE a fin de aumentar la competencia entre ellos. Primero, están las
disparidades entre los asalariados de un mismo país: entre mujeres y
hombres, entre fijos y eventuales, entre trabajadores a tiempo parcial y
trabajadores a tiempo completo. Por iniciativa de la patronal y con el
apoyo de los gobiernos sucesivos (y en su seno los partidos socialistas
europeos han jugado un papel activo), esas disparidades han crecido en
el curso de los últimos 20 años. Y luego están las disparidades entre
los trabajadores de los diferentes países de la UE. Las disparidades
entre trabajadores de los países del Centro y los de los países de la
Periferia en el interior de la UE son el complemento de las que se
profundizan en el interior de las fronteras nacionales.
Las profundas disparidades entre los trabajadores de los diferentes países de la UE
Los salarios de los trabajadores del grupo de países más fuertes
(Alemania, Francia, Países Bajos, Finlandia, Suecia, Austria, Dinamarca)
son el doble o el triple de los salarios de los trabajadores de Grecia,
Portugal o Eslovenia, son 10 veces más elevados que los salarios de los
trabajadores de Bulgaria, de 7 a 9 veces más que los salarios rumanos,
lituanios o letones |
1|.
En América del Sur, aún cuando las diferencias son grandes entre las
economías más fuertes (Brasil, Argentina, Venezuela) y las más débiles
(Paraguay, Bolivia, Ecuador...), la diferencia entre el salario mínimo
legal es del orden de 1 a 4, por tanto una disparidad netamente más
débil que en el seno de la Unión Europea. Esto muestra hasta qué punto
es fuerte la competencia entre los trabajadores de Europa.
Las grandes empresas de los países europeos más fuertes en el plano
económico se aprovechan a fondo de las disparidades salariales en el
seno de la UE. Las empresas alemanas han optado por aumentar fuertemente
su producción realizada en los países de la UE en los que los salarios
son más bajos. Los bienes intermedios son luego repatriados a Alemania
sin pagar impuestos de importación/exportación, para ser allí
ensamblados y luego reexportados principalmente hacia los demás países
de Europa. Esto permite disminuir los costes de producción, poner en
competencia a los trabajadores alemanes con los de los demás países y
aumentar la rentabilidad de esas empresas. Además, esos bienes
ensamblados en Alemania y vendidos en los mercados externos aparecen por
supuesto en las exportaciones alemanas, una parte importante de las
cuales es en realidad el resultado del ensamblaje de productos
importados. Las empresas de los demás países fuertes de la UE hacen
ciertamente lo mismo, pero la economía alemana es la que se beneficia
proporcionalmente más de los bajos salarios y de la precarización del
trabajo en el seno de la zona euro (incluso en el interior de las
fronteras de Alemania |
2|)
y de la UE. En 2007, los excedentes comerciales de Alemania se debían
en un 83% a sus intercambios con los demás países de la UE (145.000
millones de euros respecto de los demás países de la zona euro, 79.000
millones respecto de la Europa fuera de la zona euro y 45.000 millones
con el resto del mundo) |
3|.
El modelo alemán como producto de la ofensiva neoliberal
Los patronos alemanes, ayudados por el gobierno socialista de Gerhard
Schröder en 2003-2005, lograron imponer sacrificios a los trabajadores.
El estudio
Acabar con la competitividad publicado conjuntamente
por ATTAC Francia y la Fundación Copernic resume así las grandes etapas
de los ataques a las conquistas de los trabajadores de Alemania y a sus
derechos sociales y económicos: ““Las leyes Hartz (por el nombre del ex
Director de Recursos Humanos de Volkswagen y consejero de Gerhard
Schröder) se han aplicado de forma gradual entre 2003 y 2005. Hartz I
obliga a los parados a aceptar el empleo que se les propone, incluso por
un salario inferior a su subsidio de desempleo. Hartz II instituye
“mini-jobs” (mini trabajos) a menos de 400 euros mensuales (exentos de
cotizaciones sociales salariales). Hartz III limita a un año el pago de
los subsidios de desempleo para los trabajadores mayores y endurece las
condiciones de su atribución. Hartz IV fusiona el subsidio de paro de
larga duración y las ayudas sociales, y les pone un techo de 345 euros
por mes. A las leyes Hartz se añaden las reformas sucesivas de las
jubilaciones y del sistema de salud pública: jubilación por
capitalización (jubilaciones Riester); subida de las cotizaciones,
retraso de la edad legal de jubilación (objetivo 67 años en 2017)”. Los
autores de este estudio subrayan: “El conjunto de estas reformas ha
llevado a un impresionante aumento de las desigualdades sociales. Es un
aspecto a menudo olvidado del “modelo alemán” y vale la pena dar algunas
cifras detalladas. Alemania se ha convertido en un país con muchas
desigualdades: un anteproyecto de informe parlamentario sobre la pobreza
y la riqueza |
4|
acaba de establecer que la mitad más pobre de la sociedad posee solo el
1% de los activos, contra el 53% para los más ricos. Entre 2003 y 2010,
el poder de compra del salario medio ha bajado un 5,6%. Pero esta
bajada se ha repartido de forma muy desigual: -12% para el 40% de los
asalariados peor pagados, -4% para el 40% de los asalariados mejor
pagados |
5|.
Los datos oficiales muestran que la proporción de bajos salarios ha
pasado del 18,7% en 2006 al 21% en 2010 y esta progresión de los bajos
salarios -hay que subrayarlo- se hace por lo esencial en Alemania del
Oeste”.
Según el mismo estudio, en 2008, el número de asalariados aumentó en
1,2 millones en relación a 1999, pero esta progresión corresponde a un
aumento de 1,9 millones del número de empleos precarios, y por tanto a
una pérdida de medio millón de empleos fijos a tiempo completo. Un
cuarto de los asalariados y asalariadas ocupan hoy un empleo precario, y
esta proporción (la misma ya que en los Estados Unidos) sube al 40%
entre las mujeres. “Los empleos asalariados precarios son
mayoritariamente (el 70%) destinados a las mujeres |
6|.
La proporción de parados con subsidio de desempleo ha caído de un 80%
en 1995 a un 35% en 2008 y todas las personas en paro más de un año han
derivado hacia la ayuda social”.
Como señala Arnaud Lechevalier, esta evolución se inscribe “en un
contexto más general de erosión de la protección de los asalariados por
los convenios colectivos: la parte de los asalariados cubiertos (por
dichos convenios) ha bajado del 76% al 62% en diez años y estos
convenios no concernían ya más que al 40% de las empresas alemanas en
2008. Además, los sindicatos han debido conceder múltiples derogaciones a
los convenios colectivos sectoriales de rama a nivel de las empresas” |
7|.
Las segundas intenciones de los dirigentes y de los patronos europeos
Cuando se intenta explicar la actitud actual de los dirigentes
alemanes frente a la crisis de la Eurozona, se puede plantear la
hipótesis de que una de las lecciones que sacaron de la absorción de
Alemania del Este a comienzos de los años 1990 es que las disparidades
muy fuertes entre trabajadores pueden ser explotadas para imponer una
política muy dura a favor de la patronal. Las privatizaciones masivas en
Alemania del Este, los ataques a la seguridad del empleo de los
trabajadores de la ex-RDA combinados al aumento de la deuda pública
alemana debida a la financiación de esta absorción (que ha servido de
pretexto para imponer las políticas de austeridad) han permitido imponer
retrocesos muy importantes a los trabajadores de Alemania, tanto a los
del Este como a los del Oeste. Los dirigentes alemanes actuales se dicen
que la crisis de la zona euro y los brutales ataques impuestos al
pueblo griego y a otros pueblos de la periferia son la ocasión de ir aún
más lejos y de reproducir de una cierta forma a escala europea lo que
han hecho en Alemania. Por su parte, los dirigentes europeos de los
países más fuertes y los patronos de las grandes empresas, no se quedan
atrás, se felicitan de la existencia de una zona económica, comercial y
política común en la que las transnacionales europeas y las economías
del Norte de la zona euro sacan ventaja de la debacle del sur para
reforzar la rentabilidad de las empresas y marcar puntos en términos de
competitividad en relación a sus competidores norteamericanos y chinos.
Su objetivo, en el estado actual de la crisis, no es relanzar el
crecimiento y reducir las asimetrías entre las economías fuertes y las
débiles de la UE. Consideran además que la debacle del Sur va a
traducirse en oportunidades de privatizaciones masivas de empresas y de
bienes públicos a precios de saldo. La intervención de la Troika y la
complicidad activa de los gobiernos de la periferia les ayudan en ello.
El gran Capital de los países de la periferia es favorable a estas
políticas pues cuenta obtener él mismo una parte de un pastel que
deseaba desde hacía años. Las privatizaciones en Grecia y en Portugal
prefiguran lo que va a ocurrir en España y en Italia donde los bienes
públicos a adquirir son mucho más importantes dada la talla de esas dos
economías.
La voluntad de hacer bajar los salarios
Volvamos a la cuestión de los salarios. En Alemania, según Michel
Husson, el coste salarial unitario real ha bajado cerca de un 10% entre
2004 y 2008 |
8|.
En el resto de Europa, durante el mismo período, ha bajado también pero
en una proporción bastante menor que en Alemania. Es a partir de la
crisis de 2008-2009, que afecta duramente a la Eurozona, cuando se
constata una caída muy clara de los salarios reales de los países más
afectados. Es lo que subraya Patrick Artus: “Se constata en los países
en dificultades de la zona euro (España, Italia, Grecia, Portugal) una
fuerte bajada de los salarios reales” |
9|.
Patrick Artus declara que la bajada de los salarios corresponde a una
política deliberada de los dirigentes europeos y añade que, con toda
evidencia, esta política ni ha permitido relanzar la inversión en los
países mencionados, ni hacer más competitivas las exportaciones de los
mismos países. Patrick Artus escribe que los efectos favorables: “de las
bajadas de salarios sobre la competitividad y por tanto sobre el
comercio exterior o sobre la inversión de las empresas no han
aparecido”. Añade que la bajada de salario tiene dos efectos claros: de
una parte, ha aumentado la rentabilidad de las empresas (por tanto, en
términos marxistas, un amento de la tasa de beneficio por un aumento de
la plusvalía absoluta, ver recuadro “El ABC sobre la plusvalía absoluta y
relativa así como sobre el salario”); de otra parte, ha disminuido la
demanda de las familias, lo que ha reforzado la contracción de la
economía |
10|.
El estudio realizado por Natixis acaba de confirmar que el objetivo de
los dirigentes europeos no es ni relanzar la actividad económica, ni
mejorar la posición económica de los países de la periferia en relación a
los del Centro. La bajada de los salarios intenta reducir la capacidad
de resistencia de los trabajadores de los países concernidos, aumentar
la tasa de ganancia del Capital y llevar más lejos el desmantelamiento
de lo que queda del
welfare state construido en el curso de los
35 años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial (período al que siguió
el giro neoliberal de finales de los años 1970-comienzo de los años
1980).
En el Informe Mundial sobre los Salarios 2012-2013 publicado por la
Organización Internacional del Trabajo en diciembre de 2012, los autores
señalan que en los países desarrollados, entre 2008 y 2012, “los
salarios sufrieron una doble caída” (es decir en 2008 y en 2011) |
11|.
Es la única región del mundo, junto con Medio Oriente, en que los
salarios han bajado desde 2008. En China, en el resto de Asia, en
América Latina los salarios han aumentado. En Europa oriental, han
conocido una cierta recuperación tras el hundimiento de los años 1990.
Este informe permite confirmar que el epicentro de la ofensiva del
Capital contra el Trabajo se ha desplazado hacia los países más
desarrollados.
El ABC sobre la plusvalía absoluta y relativa así como sobre el salario |12|
Cuando el obrero (o la obrera) comienza a trabajar en la fábrica al
comienzo de su jornada, incorpora un valor a las materias primas (o a
los bienes intermedios que ensambla). Al cabo de un cierto número de
horas, él o ella ha reproducido un valor que es exactamente el
equivalente de su salario cotidiano o semanal. Si él o ella se parara de
trabajar en ese momento preciso, el capitalista no obtendría ni un
céntimo de plusvalía pero, en esas condiciones, el capitalista no
tendría ningún interés en comprar esa fuerza de trabajo. Como el usurero
o el mercader de la Edad Media, el capitalista “compra para vender”.
Compra fuerza de trabajo para obtener de ella un producto más elevado de
lo que ha gastado para comprarla. Ese “suplemento”, ese “extra”, es
precisamente su plusvalía, su beneficio. Se entiende por tanto que, si
el obrero o la obrera produce el equivalente de su salario en 4 horas de
trabajo, él o ella trabajará no 4 sino 6,7, 8 o 9 horas. Durante esas
2, 3, 4 o 5 horas “suplementarias”, él o ella produce plusvalía para el
capitalista a cambio de la cual él o ella no cobra nada. El origen de
la plusvalía, es por tanto sobretrabajo, trabajo gratuito, apropiado por
el capitalista. “Pero, ¡es un robo!” exclamaremos. La respuesta debe
ser: “si y no”. Si desde el punto de vista del obrero o de la obrera;
no, desde el punto de vista del capitalista y de las leyes del mercado.
El capitalista no ha comprado, en efecto, en el mercado “el valor
producido o a producir por el obrero o por la obrera”. No ha comprado su
trabajo, es decir el trabajo que el obrero o la obrera va a efectuar
(si hubiera hecho eso, habría cometido un robo puro y simple; habría
pagado 25€ por lo que vale 50€). Ha comprado la fuerza de trabajo del
obrero o de la obrera. Esta fuerza de trabajo tiene un valor propio como
toda mercancía tiene su valor. El valor de la fuerza de trabajo está
determinado por la cantidad de trabajo necesario para reproducirla, es
decir por la subsistencia (en el sentido amplio del término) del obrero,
de la obrera y de su familia. La plusvalía toma su origen en el hecho
de que aparece una distancia entre el valor producido por el
obrero/obrera y el valor de las mercancías necesarias para asegurar su
subsistencia.
El valor de la fuerza de trabajo tiene una característica particular
en relación al de cualquier otra mercancía: comparte, además de un
elemento estrictamente medible, un elemento variable. El elemento
estable, es el valor de las mercancías que deben reconstituir la fuerza
de trabajo desde el punto de vista fisiológico (que deben permitir al
obrero o a la obrera recuperar calorías, vitaminas, una capacidad de
liberar una energía muscular y nerviosa determinada, sin la que sería
incapaz de trabajar al ritmo normal previsto por la organización
capitalista de trabajo en un momento dado). El elemento variable, es el
valor de las mercancías, en una época y en un país determinado, que no
forman parte del mínimo vital fisiológico. Marx llama a esta parte del
valor de la fuerza de trabajo, su fracción histórico-moral. Esto quiere
decir que no es fortuita. Es el resultado de una evolución histórica y
de una situación dada de las relaciones de fuerza entre el Capital y el
Trabajo. En este punto preciso del análisis económico marxista, la lucha
de clases, su pasado y su presente, se convierte en un factor
codeterminante de la economía capitalista.
El salario es el precio de mercado de la fuerza de trabajo. Como
todos los precios de mercado, fluctúa alrededor del valor de la
mercancía examinada. Las fluctuaciones del salario están determinadas en
particular por las fluctuaciones del ejército de reserva industrial, es
decir, del paro.
Para obtener el máximo de ganancia y desarrollar lo más posible la
acumulación del capital, los capitalistas reducen al máximo la parte del
valor nuevo, producido por la fuerza de trabajo, que vuelve a los
trabajadores y las trabajadoras bajo forma de salarios. Los dos medios
esenciales por los que los capitalistas se esfuerzan de aumentar su
parte, es decir la plusvalía, son:
la prolongación de la jornada de trabajo, la reducción de los
salarios reales y la bajada del mínimo vital. Es lo que Marx llama el
aumento de la plusvalía absoluta.
El aumento de la intensidad y de la
productividad del trabajo sin aumento proporcional del salario. Es el
aumento de la plusvalía relativa.
|
Mirando en perspectiva la ofensiva del Capital contra el Trabajo
La situación que viven los asalariados y quienes reciben subsidios en
Grecia, Portugal, Irlanda y España hoy ha sido impuesta a los
trabajadores de los países en desarrollo aprovechándose de la crisis de
la deuda de los años 1980-1990. En el curso de los años 1980, la
ofensiva atacó igualmente a los trabajadores en América del Norte a
partir de la presidencia de Ronald Reagan, en Gran Bretaña bajo la
férula de Margaret Thatcher, la Dama de Hierro, y en los países de sus
émulos en el viejo continente. Los trabajadores del ex-bloque del Este
también fueron sometidos durante los años 1990 a las brutales políticas
impuestas por sus gobiernos y el FMI. Según el Informe Mundial sobre los
Salarios 2012-2013 publicado por la OIT (mencionado más arriba): “En
Rusia, por ejemplo, el valor real de los salarios cayó a menos del 40%
de su valor en los años 1990 y se requirió de una década más para que
los salarios recuperaran su valor inicial“ |
13|.
Luego, de una forma ciertamente menos brutal que la que afectó a los
pueblos del tercer mundo (de los países más pobres hasta las economías
llamadas emergentes), la ofensiva tomó por objetivo a los trabajadores
de Alemania a partir de 2003-2005. Los efectos nefastos para una parte
significativa de la población alemana se hacen sentir aún hoy incluso si
los éxitos de las exportaciones alemanas |
14|
limitan el número de parados y una parte de la clase obrera no siente
directamente sus consecuencias. La ofensiva que se ha acelerado desde
2007-2008 comenzó pues a nivel mundial a comienzo de los años 1980 |
15|.
La OIT centra su análisis sobre un período más corto (1999-2011) y los
datos son claros: “Entre 1999 y 2011, la productividad laboral promedio
en las economías desarrolladas aumentó el doble que los salarios
promedio. En Estados Unidos la productividad laboral real por hora en el
sector empresarial no agrícola aumentó 85 % desde 1980, mientras que la
remuneración real por hora aumentó solo 35 %. En Alemania la
productividad laboral se expandió en cerca de un cuarto durante las dos
últimas décadas, mientras que los salarios reales mensuales se
mantuvieron sin cambio” |
16|. Es lo que Karl Marx llamaba el aumento de la plusvalía relativa (ver recuadro).
Y más adelante: “La tendencia mundial ha resultado en un cambio en la
distribución del ingreso nacional, con una menor participación de los
trabajadores, mientras que la participación del capital en la renta
aumenta en una mayoría de países. Incluso en China, un país en que los
salarios a grosso modo se triplicaron durante la última década, el PIB
aumentó a una tasa mayor que la masa salarial total; por tanto, la
participación del trabajo disminuyó” |
17|.
Esta tendencia profunda a nivel mundial es la manifestación del aumento
de la plusvalía extraída del Trabajo por el Capital. Es importante
señalar que durante una buena parte del siglo XIX la forma principal de
aumento de la plusvalía pasó por el aumento de la plusvalía absoluta
(bajada de salarios, aumento de las horas de trabajo). Progresivamente,
en las economías más fuertes, en la segunda mitad del siglo XIX y a lo
largo de todo el siglo XX (salvo durante el nazismo, el fascismo y otros
regímenes dictatoriales que impusieron bajadas salariales), ha sido
reemplazada o superada por el aumento de la plusvalía relativa (aumento
de la productividad del trabajo sin que los salarios le sigan en la
misma proporción). Tras varios decenios de ofensiva neoliberal, el
aumento de la plusvalía absoluta vuelve a ser una forma importante de
extracción de la plusvalía y se añade a la plusvalía relativa. Mientras
que durante decenios, los patronos han aumentado esencialmente la
plusvalía relativa, principalmente gracias a las ganancias de
productividad del trabajo, desde 2009-2010, logran aumentar la plusvalía
absoluta: bajando los salarios reales y en ciertos casos aumentando el
tiempo de trabajo. Utilizan la crisis para combinar el aumento de la
plusvalía relativa con el aumento de la plusvalía absoluta. Esto da una
indicación de la amplitud de la ofensiva en curso.
Cada vez más trabajadores en el punto de mira
En un documento de la Comisión Europea titulado “El segundo programa
económico de ajuste para Grecia” con fecha de marzo de 2012 |
18|,
está claramente puesto en evidencia que hay que proseguir la reducción
de los salarios. El cuadro 17 de la página 41 muestra que el salario
mínimo legal en Grecia es el quíntuple del salario mínimo medio en
Rumanía y en Bulgaria (países vecinos de Grecia), el triple del de
Hungría y de las repúblicas bálticas, más del doble del salario mínimo
en Polonia y en la República Checa; es superior al salario mínimo en
España y en Portugal. El objetivo es acercar Grecia a países en los que
los salarios son los más “competitivos”, por tanto los más bajos.
Evidentemente, si los salarios prosiguen su caída radical en Grecia como
quiere la Troika y la patronal, será preciso que los salarios en
España, en Portugal, en Irlanda y también en los países más fuertes
sigan la misma tendencia, y esto de forma acelerada.
Quienes están en los puestos de mando en Europa sirven a una lógica
gracias a la cual los patronos europeos logran aumentar la cantidad de
plusvalía que extraen del trabajo de los asalariados de Europa e
intentan marcar puntos en la batalla comercial con los competidores
asiáticos o norteamericanos.
Estos dirigentes están dispuestos a empujar a sus últimas trincheras a
los sindicatos europeos reduciendo fuertemente el margen de negociación
del que han dispuesto durante decenios.
El Capital marca puntos suplementarios contra el Trabajo
En varios países de la UE, durante su ofensiva contra las conquistas
sociales, los gobernantes y la Comisión Europea han logrado reducir
radicalmente el alcance de los convenios colectivos interprofesionales.
Es el caso de los países del exbloque del Este, es también el caso de
Grecia, Portugal, España, Italia, Irlanda... En varios países, han
logrado igualmente hacer bajar el salario mínimo legal y el montante de
las jubilaciones. Han logrado reducir radicalmente la protección contra
los despidos y aumentar la edad de jubilación.
La agravación de la crisis de los países de la periferia de la zona euro
Durante 2012, la crisis se ha agravado en Grecia, en Irlanda, en
Portugal, en España, como consecuencia de las brutales políticas de
austeridad aplicadas por gobiernos cómplices de las exigencias de la
Troika. En Grecia, la caída acumulada del PIB desde el comienzo de la
crisis alcanza el 20%. El poder de compra de una gran mayoría de la
población ha bajado entre un 30% y un 50%. El paro y la pobreza se han
disparado. Si en marzo de 2012 todos los grandes medios repitieron el
discurso oficial que afirmaba que la deuda había sido reducida a la
mitad |
19|,
según las estimaciones oficiales hechas públicas a finales de octubre
de 2012, la deuda pública griega que representaba el 162% del PIB en
vísperas de la reducción de deuda de marzo de 2012 alcanzará el 189% del
PIB en 2013 y el 192% en 2014 |
20|.
Esta información no forma parte de los títulares de la gran prensa de
masas. En Portugal, las medidas de austeridad son de una violencia tal y
la degradación económica es tan grave que un millón de portugueses se
ha manifestado espontáneamente el 15 de septiembre de 2012, cifra que no
había sido alcanzada más que el 1 de mayo de 1974 para festejar la
victoria de la Revolución de los Claveles. En Irlanda, de la que los
medios hablan mucho menos, el paro ha alcanzado proporciones enormes,
llevando a 182.900 jóvenes de 15 a 29 años a abandonar el país desde que
estallara la crisis en 2008 |
21|.
Un tercio de los jóvenes que tenían un empleo antes de la crisis ha ido
al paro. El rescate de los bancos ha representado hasta ahora más del
40% del PIB (cerca de 70 millardos de euros de un PIB de 165 millardos
en 2011) |
22|.
El retroceso de la actividad económica ha alcanzado el 20% desde 2008.
El gobierno de Dublin ha reafirmado que suprimiría 37.500 puestos de
trabajo en el sector público de aquí a 2015. En España, la tasa de paro
alcanza un 50% entre los jóvenes. Desde el comienzo de la crisis,
350.000 familias han sido expulsadas de su vivienda a causa de los
impagos de la deuda hipotecaria |
23|.
En un año, el número de familias en las que todos los miembros están en
paro ha aumentado en 300.000 para alcanzar un total de 1,7 millones, es
decir el 10% de todas las familias en España |
24|..
La situación se degrada de forma continua en los países del antiguo
bloque del Este miembros de la UE, comenzando por los que se han
adherido a la zona Euro.
En suma, en todo el mundo, el Capital se ha lanzado a una ofensiva
contra el Trabajo. Es en Europa donde, desde 2008, la ofensiva toma la
forma más sistemática comenzando por los países de la periferia. Los
bancos (y el capitalismo como sistema), que son los responsables de la
crisis, son sistemáticamente protegidos. En todas partes, el reembolso
de la deuda pública es el pretexto invocado por los gobernantes para
justificar una política que ataca los derechos económicos y sociales de
la aplastante mayoría de la población. Si los movimientos sociales y,
entre ellos, los sindicatos quieren responder victoriosamente a esta
ofensiva devastadora, hay que enfrentarse a fondo a la cuestión de la
deuda pública a fin de quitar al poder su argumento principal. La
anulación de la parte ilegítima de la deuda pública y la expropiación de
los bancos para integrarlos en un servicio público del ahorro y del
crédito son medidas esenciales en un programa alternativo a la gestión
capitalista de la crisis.
Fin de la Tercera parte.
Traducido por Alberto Nadal
|
1| Ver Le Monde de los días 22 y 23 de enero de 2012 sobre la base de Eurostat.
|
2|
En Alemania, en septiembre de 2010, según Le Monde del 17 de mayo de
2011, 7,3 millones de trabajadores ganaban a penas 400 euros al mes. En
ese país, el número de trabajadores a tiempo parcial ha aumentado un 46%
entre 2000 y 2010 mientras que en Francia aumentaba el 17%.
|
3|
OCDE, International Trade by Commodity Statistics (SITC Revision 3)
mencionado en ATTAC y Fondation Copernic, En finir avec la
competitivité, Paris, Octubre 2012.
http://www.france.attac.org/article...
|
4|
Lebenslagen in Deutschland. Entwurf des vierten Armuts- und
Reichstumsberichts der Bundesregierung, proyecto del 17 de septiembre
de 2012,
http://gesd.free.fr/arb912.pdf
|
5| Karl Brenke et Markus M. Grabka, « Schwache Lohnentwicklung im letzten Jahrzehnt », DIW Wochenbericht, n° 45, 2011,
http://gesd.free.fr/brenke11.pdf
|
6| Fuente: Destatis.de (Oficina federal alemana de estadísticas)
|
7| Arnaud Lechevalier, « Un modèle qui ne fait guère envie », Alternatives économiques, n° 300, mars 2011,
http://gesd.free.fr/allmodel.pdf citado par ATTAC y Fondation Copernic.
|
8| Ver Michel Husson,
Economie politique du « système-euro », juin 2012, ou
http://hussonet.free.fr/eceurow.pdf
|
9|
Patrick Artus, « La baisse des salaires dans les pays en difficulté de
la zone euro est-elle utile ? », Flash Economie n°289, 18 avril 2012
|
10|
Patrick Artus: “no quedan más que los efectos sobre la demanda de las
familias, de ahí una fuerte contracción de la actividad cuyo único
efecto positivo es reducir el déficit exterior” (puesto que las
importaciones disminuyen) Por otra parte, Patrick Artus muestra con
gráfícos que la rentabilidad de las empresas ha aumentado en los cuatro
países estudiados.
|
11| OIT, Rapport mondial sur les salaires 2012-2013, Genève, décembre 2012,
http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/pu...
|
12|
El contenido de este recuadro consiste en una utilización libre y
editada de extractos de Ernest Mandel, Introduction au marxisme, Edition
Formation Léon Lesoil, Bruxelles, 2007, p. 59, p. 68, p. 66 et 67. (Hay
traducción al español disponible en internet en
http://www.marxists.org/espanol/man...)
|
13| OIT, Informe Mundial sobre Salarios 2012-2013, Ginebra, diciembre 2012.
|
14|
Alemania ha conocido un crecimiento económico basado en sus
exportaciones mientras que la mayor parte de sus socios de la UE y, en
particular, de la zona euro sufren duramente la crisis. Dado que en toda
la UE se asiste a la bajada de la demanda de las familias descrita más
arriba, a la que se añade una reducción de la demanda pública, las
salidas para las exportaciones alemanas se reducen claramente. El efecto
boomerang sobre la economía alemana está ya en marcha.
|
15| Ver Eric Toussaint, «
Au Sud comme au Nord, de la grande transformation des années 1980 à la crise actuelle », septembre 2009. Ver en español,
La gran transformación desde los años ochenta hasta la crisis actual, tanto en el Sur como en el Norte.
|
16| OIT, Informe Mundial sobre Salarios 2012-2013, Resumen ejecutivo, Ginebra, diciembre de 2012, 2012, p. xvi
|
17|
Ibid.
El mismo informe subraya igualmente el aumento de la distancia entre
los salarios más elevados y los salarios más bajos en cada país.
|
18|
Ver European Commission, Directorate General Economic and Financial
Affairs, “The Second Economic Adjustment Programme for Greece”, Mars
2012.
http://ec.europa.eu/economy_finance...
|
19|
El CADTM ha denunciado desde el comienzo la propaganda de la Troika y
del gobierno griego. Ver, publicado el 10 de marzo de 2012,
Denunciamos la campaña de desinformación sobre la deuda griega y el plan de rescate de los acreedores privados. Ver igualmente, Christina Laskaridis, 4 de junio de 2012,
Grecia ya ha caído en el impago en los términos de los acreedores; lo que temen es el impago en los términos de los endeudados.
|
20|
Financial Times, 1 noviembre 2012, primera página.
|
21|
Financial times, 1 octubre 2012.
|
22|
Financial Times, 29 diciembre 2011, p. 2.
|
23| Miles Johnson, « Suicides spark call for Madrid to halt evictions by banks »,
Financial Times, 13 noviembre 2012, p. 2.
|
24| Tobias Buck, “Spain’s deepening lack of hope takes its toll”,
Financial Times, 6 noviembre 2012, p. 4