A la vista de como se está presentando la situación económica en la
inmensa mayoría de los medios de comunicación y de la falta de
pluralidad que hay en tertulias, informativos y demás fuentes de
opinión, es natural que la mayoría de la gente piense que el llamado
rescate es inevitable.
El razonamiento con el que están
vendiendo su inevitabilidad es elemental: el Estado español ha acumulado
una deuda muy grande, los mercados no confían en su capacidad de pago y
por eso le imponen unos tipos de interés muy elevados que antes o
después harán imposible que España haga frente al vencimiento de los
pagos. Por eso no hay más remedio que acudir a un "rescate" en forma de
un préstamo o crédito con el que el Estado enjugue sus pagos inminentes y
pueda garantizar los venideros.
A pesar de su aparente
evidencia, el razonamiento hace aguas por varias partes. Sobre todo,
porque la alternativa a la presión de los mercados a cuenta de nuestra
deuda no es únicamente que el Estado se cargue con una aún mayor y a
cambio de imponerle condiciones draconianas que van a hundir nuestra
economía durante años.
Desde luego había otras alternativas
antes de que la situación llegase a la degradación actual, como hemos
puesto de manifiesto en otros trabajos, y particularmente en el libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España , y a las que no me voy a referir en este momento.
Pero también las hay ahora, ya en situación de emergencia.
Para bajar la prima de riesgo no hace falta rescate alguno sino
simplemente que el Banco Central Europeo se comporte como una auténtica
autoridad monetaria y evite que las presiones especulativas la eleven
con el único propósito de obtener beneficios. Ni el nivel de deuda
pública española cuando comenzaron las presiones ni incluso el actual
(cercano al 90% pero mucho más bajo que el de otros países) justifica
por sí mismo la presión de los mercados. Esos niveles (ahora, no lo
olvidemos, más altos por la inacción del BCE) están todavía dentro de
los que pueden asumirse sin demasiadas complicaciones a poco que se
recupere la actividad y el ingreso, que es lo que están impidiendo,
precisamente, las políticas europeas y la posición que mantiene el BCE.
Lo que ocurre es que los dirigentes del Banco Central Europeo no actúan
para evitar que siga subiendo la prima de riesgo española porque no
busca resolver la inestabilidad que eso provoca sobre el euro. Lo que
está haciendo en realidad es actuar como manager de los intereses de la
banca privada europea que solo trata de asegurarse el cobro de la deuda
privada que con ella tienen los bancos de la periferia, y concretamente
los españoles.
La presión que sufre España es la excusa que
sirve para imponer un rescate que en realidad no es el rescate de España
para que haga frente a su deuda soberana, sino para que financie la
deuda que los bancos privados tienen con los alemanes y franceses (
139.191 y 115.261 millones, respectivamente, a comienzos de 2012, que
representan el casi el 45% de los 571.519 millones de dólares que
deben).
Si de verdad quisiéramos "rescatar" a la economía
española lo que se debería hacer no es imponerle una losa de deuda aún
mayor, más recortes en el gasto público que se requiere para que las
empresas puedan crear empleos y los ciudadanos vivir dignamente, y, en
definitiva, frenar aún más la actividad económica que se necesita para
crear ingresos, empleo y proporcionar bienestar social.
Lo que
habría que hacer serían otras cosas: recuperar inmediatamente la demanda
y hacer que las empresas y consumidores dispongan también de inmediato
de la financiación que necesitan. Y además, como ya he explicado en
otros textos, avanzar para que la actividad que se recupere sea de nuevo
tipo, vertebradora y sostenible y que no reproduzca los males que
provocaron la situación en la que estamos.
Esos tres objetivos
(demanda suficiente, financiación adecuada y cambio de modelo) se
podrían conseguir incluso en el muy corto plazo si en lugar de dejarnos
llevar por el fundamentalismo neoliberal que nos invade nos dedicásemos a
innovar y a concretar las diferentes propuestas alternativas que muchos
economistas, personal o colectivamente, están ofreciendo.
Como
una muestra más de que estas alternativas al rescate existen, de que
son viables y de su efecto mucho más positivo para la economía y la
sociedad española, quisiera referirme brevemente a la que acaba de
divulgar Antonio Quero, alto funcionario europeo y militante socialista,
con muy amplia experiencia política y de gestión (se puede ver con
detalle en Bases para un Acuerdo Nacional para la salida de la crisis y la defensa de la soberanía económica ).
En resumidas cuentas, su propuesta se basa cuatro ejes principales.
En primer lugar la creación de 3 millones de empleos y 2,5 millones de
puestos de formación para jóvenes, principalmente poniendo en marcha un
innovador sistema de anticipo subvencionado de contrataciones a las
empresas, nuevos sistemas de rotación-sustitución, un fondo de
inversiones para la creación y expansión de empresas y planes de
eficiencia energética y de empleo juvenil.
En segundo lugar, un
estímulo inmediato de la demanda incrementando la renta disponible
familiar mediante la rebaja temporal de hipotecas y alquileres al 20% de
la renta de las familias con ingresos menores a 3.000 euros mensuales.
Una medida que inmediatamente permitiría incrementar la demanda agregada
en 48.750 millones en tres años.
En tercer lugar, la
generación de 75.000 millones de euros anuales de recursos públicos
adicionales mediante una reforma del modelo bancario actual consistente
básicamente en separar, por un lado, la captación de depósitos y, por
oto, la concesión del crédito. Para ello se crearía inmediatamente una
Central de Depósitos que garantizaría la integridad del sistema y haría
innecesario cualquier tipo de rescate y que permitiría que
inmediatamente comenzase a fluir el crédito a empresas y familias así
como financiar sin problemas la deuda del Estado.
Finalmente,
se propone blindar la inversión en educación y en I+D+i porque
constituye la base imprescindible para mejorar el futuro de nuestra
economía y el progreso de nuestra sociedad.
Si a todo ello se
añade una reforma fiscal en la línea de la que proponen los técnicos del
Ministerio de Hacienda, que permitiría obtener 63.000 millones de euros
adicionales al año, el Estado y el conjunto de nuestras empresas y
consumidores podrían ir generando de modo inmediato ingresos suficientes
para salir de la situación en la que estamos sin necesidad de un
rescate traumático, injusto y claramente contrario a los intereses
nacionales.
La cuestión es clara: no se aplican medidas
alternativas no porque no las haya sino porque se quiere utilizar el
rescate para beneficiar a los grupos sociales privilegiados y no al
conjunto de la sociedad.
Juan Torres López
Nuevatribuna.es
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