Nicolas Sarkozy y Angela Merkel han anunciado su voluntad de adoptar
un nuevo tratado de la UE a principios de marzo, que impondría sanciones
“inmediatas” y “automática” a los Estados cuyo déficit supera el 3% del
PIB. La regla del 3% ya se encuentra en el Tratado de Maastricht, e
incluido en la Estrategia de Lisboa, pero el nuevo tratado se endurece
considerablemente.
Este nuevo tratado excluirá explícitamente nuevas reestructuraciones
de deudas públicas, a pesar de que está comprobado la necesidad de una
negociación para el caso griego. A su vez no se hará contribuir al
sector financiero ni a los bancos, aunque tomaran riesgos innecesarios
por sí mismos y, especialmente, para la sociedad.
Este tratado exigirá a todos sus firmantes una intensificación de las
políticas de austeridad, cada vez más injustas e ineficaces. Injustas,
ya que están cobrando a los ciudadanos una deuda causada por la crisis
financiera y dando regalos fiscales para los privilegiados. Ineficaz
porque agravará la recesión y por lo tanto la recuperación de los
déficits y evitara el relanzamiento de las inversiones ambientales y
sociales.
Un tratado de Merkel-Sarkozy, decidido en cuestión de semanas bajo la
presión de las agencias de calificación, ratificado por los Parlamentos
respectivos y sin consultar al pueblo, sería un accidente democrático
real. Lejos de permitir la reconstrucción de una Europa solidaria, que
organizará la competencia por la austeridad y, finalmente, el colapso de
la zona euro. Exigimos un referéndum en Francia para que el pueblo
decida.
Por supuesto, el Tratado de Lisboa ha llevado a la Unión Europea a
un callejón sin salida, necesitamos un nuevo tratado. Pero no para
tranquilizar a los mercados sino para que Europa salga de sus garras.
Debemos permitir que el BCE preste directamente a los Estados miembros a
un precio razonable; hacer una reforma fiscal profunda mediante la
restauración de una fuerte progresividad de los tramos ; iniciar una
armonización social y fiscal hacia arriba ; crear un verdadero
presupuesto europeo gravando las transacciones financieras, las
ganancias de las corporaciones multinacionales y las emisiones de
carbono. Para colocar a Europa en la via de reducir la desigualdad y la
transición ecológica.
Un nuevo tratado europeo no puede ser preparado a partir de varios
jefes de Estado, sin respetar la voluntad de los pueblos de Europa. Lo
que se necesita hoy es un gran proceso democrático europeo de desarrollo
de un nuevo tratado, que refleje no las exigencias de los mercados
sino lo que las personas quieren construir en solidaridad.
Attac Francia,
París, 06 de diciembre 2011
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