Los profundos desequilibrios monetarios entre una periferia pobre y un núcleo rico están en los orígenes de la crisis del euro. En el período de la luna de miel, estos desequilibrios pasaron inadvertidos y se licuaron a la economía por la gracia recibida
de tener todos los países de la zona euro el mismo rendimiento para su
deuda soberana. He cogido estas gráficas de una infografía de BBC Mundo que recomiendo a los lectores.
La primera gráfica muestra el incremento de la deuda pública y
privada para Alemania, Francia, Italia y España, desde el año 2000 al
año 2010, dato que coincide con el planteado en El aumento de la deuda pública en la eurozona 2000-2010.
Las leves diferencias se deben a que BBC toma los datos del Banco
internacional de Pagos, mientras los anteriores son de Eurostat. Una vez
más, vemos el fuerte incremento de la deuda privada en España, Italia y
Francia. Para el caso español, como hemos señalado, la deuda privada representa el 80% del total y es cuatro veces superior a la deuda pública.
Esta gráfica que presenté en el post ¿Qué provocó la crisis del euro?,
ofrece una explicación contundente a la movilidad de capitales que tuvo
lugar entre norte y sur. Como vemos, tras la instauración del euro y
hasta el estallido de Lehman Brothers, hay ocho años en los cuales los
rendimientos de los bonos soberanos están completamente alineados, y los
bonos de Grecia, Italia o Alemania, son valorados al mismo nivel. No
deja de sorprender que en esta valoración se hayan pasado por alto los
profundos desequilibrios que arrastraba la eurozona.
Esta tercera gráfica es sobre los déficit comerciales y aporta una
imagen más nítida del problema: mientras Alemania se dedicaba a producir
y a exportar, los países del sur se dedicaban a importar y a consumir,
aumentando su deuda, que era financiada por los excedentes de Alemania.
Los desequilibrios entre Alemania y la periferia mantienen la misma
tónica que los desequilibrios entre China y Estados Unidos: mientras
China se ha dedicado a producir y exportar; Estados Unidos se ha
dedicado a importar y consumir; mientras un país acumula el otro
desacumula y se endeuda.
Alemania fue el país mayormente superavitario, con un promedio del 6%
desde el año 2004. Esto demuestra que Alemania se convirtió en una
máquina de exportaciones, vendiendo al resto del mundo y, sobretodo, a
los países de la periferia europea. Con estas ventas, Alemania ayudó a
financiar las compras de España, Italia e incluso Francia, ganando mucho
dinero en sus operaciones. Este dinero era nuevamente prestado a la
perifieria para continuar su cadena de endeudamiento. Obsérvese el fuerte incremento del déficit comercial español en el período 2003-2007, cuando sufre un aumento del 4% al 10% en solo cuatro años (datos de Eurostat).
Pero eso no es todo. La ilusión de riqueza generada por el dinero
barato que fluía del núcleo rico a la periferia pobre, fraguó un paso
aún más audaz: en estos años de bonanza y de desequilibrios latentes que
nadie supo ver, los salarios subieron y subieron en los países de la periferia
(como muestra esta gráfica con datos de la OCDE), mientras en Alemania
los salarios permanecieron estancados durante toda una década. Esta
tesitura facilitó la competitividad de los productos germanos, pero echó
por tierra la competitividad de los otros países. Con los salarios
estancados, Alemania no vivió la cultura del derroche periférico, ni
tampoco vivió la burbuja inmobiliaria
que más tarde causaría profundos estragos en los países del sur. Pero
alteró dramáticamente los desequilibrios latentes, donde los países más
expuestos aumentaron peligrosamente su nivel de deuda hasta que la
quiebra de Lehman cortó los flujos y secó al sistema.
No se puede concluir que hubo un fuerte disciplinamiento germano y
una eufórica e indisciplinada actitud en los países de la periferia. Si
bien es cierto que Alemania tenía que cubrir los costos de la
unificación y tuvo eso en mente tras el nacimiento de la moneda única,
fue desmedida su opción de fijar los salarios y hacerlos inamovibles.
Con esto quitó la opción de haber convertido a Alemania en un país de
alta demanda, que no solo vendiera a sus vecinos sino que también le comprara a sus vecinos. Esto habría reducido los desequilibrios y habría limado las asperezas de la balanza de pagos en los otros países.
Otro aspecto destacable es que el BCE no fue capaz de ver a tiempo ninguno de estos desequilibrios latentes:
ni los desequilibrios comerciales, ni los desequilibrios salariales, ni
los niveles de endeudamiento. Preocupado solamente de la inflación, y
mirando de reojo los déficit fiscales y el endeudamiento público,
subestimó la importancia del endeudamiento privado por la convicción de
que “es siempre el sector público el que hace mal las cosas”, dado que
el sector privado siempre maximiza, optimiza, rentabiliza. La actual crisis es una muestra latente de que el sector privado no siempre hace bien sus tareas.
El blog salmón
http://www.elblogsalmon.com/economia/un-diagrama-de-flujo-de-la-crisis-del-euro
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