domingo, 27 de noviembre de 2011

Goldman Sachs se apodera de los gobiernos de Europa para salvarse

Antecedentes: ha sido ampliamente demostrado que el vilipendiado banco de inversiones estadunidense Goldman Sachs (GS) no sólo se ha convertido en el enemigo público global número uno, sino que, también, domina al gobierno de Estados Unidos (EU), al cual le provee, sea administración republicana o demócrata, la mayor parte de sus altos dirigentes financieros, al grado de que se pudiera afirmar categóricamente que ese país es una seudodemocracia cosmética de corte decimonónico devorada por una plutocracia de banqueros insolentes cuan insolventes, entre quienes sobresalen los ejecutivos de GS. Mientras la Casa Blanca reina, GS gobierna.
 
En su momento exhibimos la simbiosis de los hermanos Werner Wainfeld creadores/pagadores de los pagarés del Fobaproa/IPAB que socavaron al México neoliberal, en ese entonces cordobista-zedillista, y lo tienen todavía paralizado (Bajo la Lupa, 2/5/10 y La Lupa Política, Voces del Periodista, núm. 207). Tras cumplir su hazaña destructiva de México, Martin Werner Wainfeld (MWW), ex subsecretario de Hacienda, fue recompensado con un alto puesto ejecutivo en GS, uno de los beneficiarios del desastre financiero mexicano. MWW hoy opera como uno de los dueños del banco comunitario Mifel.

En su momento reporté el rol perverso que jugó GS en la desestabilización financiera de Libia previa a su captura por la OTAN. La crisis del euro, hoy en proceso de balcanización, fue sembrada deliberadamente por GS en Grecia (al manipular pérfidamente sus cuentas) y luego apostar en su contra mediante un género de derivados financieros de alta letalidad (¡para que lo reconozca hasta el megaespeculador George Soros!), los credit default swaps (CDS), un tipo de seguros que apuestan a la desgracia ajena.

Dejo en el tintero la reciente quiebra fraudulenta de MF Global, cuyo director, Jon Corzine, fue mandamás de GS y gobernador de Nueva Jersey.

Hechos: en la fase de la desregulada globalización financierista, aunque se encuentre en agonía, resulta ocioso perorar sobre la inexistente democracia cuando son nueve bancos los que controlan al mundo, entre ellos GS, quien sembró la destrucción en Grecia, luego apostó por la balcanización del euro y ahora coloca a sus ex funcionarios en la cúpula del poder tecnocrático de los gobiernos de la eurozona para salvarse de las hogueras, más que para rescatar a Europa.

Desde 2007, los principales bancos transatlánticos, hoy en plena insolvencia, han perdido entre la mitad y 90 por ciento de su valor bursátil. Pese a su delincuencia global, Goldman Sachs ha perdido más de la mitad de su valor.

A consecuencia de la aparatosa quiebra de MF Global, la octava mayor en la historia de EU y que había apostado a la recuperación de los bonos italianos, el economista Nouriel Roubini alertó sobre una catástrofe de GS (Russia Today, 8/11/11) y su efecto dominó en Wall Street, al unísono de la erosión de la eurozona. Ahora se entiende la desesperación de GS en defenestrar a los gobernantes democráticos de Grecia e Italia e instalar tecnócratas fiscalistas en el poder con el fin de rescatar sus gigantescos créditos bancarios.

Stephen Foley, del periódico británico The Independent (18/11/11), reseña la conquista de Europa por GS, lo cual pone en tela de juicio toda la semántica eviscerada de la nueva democracia cuando el recién ungido gobernador del Banco Central Europeo (BCE), el italiano Mario Draghi (MD, fue ejecutivo de GS, así como los flamantes primeros ministros de Italia, Mario Monti, y de Grecia, Lucas Papademos, quienes también fueron sus empleados menores: Se impone (sic) en el gobierno a tecnócratas sin elegir, y se suspenden las reglas normales (sic) de la democracia y quizá de la democracia misma. Y al colocar a un anterior ejecutivo de GS a cargo de un país occidental, se lleva a nuevas alturas el poder político (sic) de un banco de inversiones que es considerado prohibitiva y políticamente tóxico (¡supersic!), lo cual representa la culminación exitosa del Proyecto (sic) GS.

En forma perturbadora, Foley señala que el BCE, otro jugador crucial del drama de la deuda soberana, se encuentra bajo la férula de un anterior ejecutivo de GS cuyos alumnos (sic) gozan de enorme influencia en los corredores del poder de casi cada (sic) país europeo, como lo hicieron en EU durante la crisis financiera.

Por cierto, Draghi, anterior miembro del Banco Mundial y ex director ejecutivo de la rama internacional de GS, ha sido criticado severamente por haber colaborado en los trucos contables de Italia para acceder artificialmente a la eurozona.

Hasta la división europea del FMI era dirigida por un hombre de Goldman, el portugués Antonio Borges, quien acaba de dimitir por razones personales.

Foley cita a Simon Johnson, ex economista en jefe del FMI y autor del libro Los 13 banqueros –que hemos recomendado ampliamente– quien arguye que GS y los otros grandes bancos se han vuelto tan cercanos al gobierno en el manejo de la crisis financiera, que EU se ha convertido efectivamente en una oligarquía. Johnson aduce que con los masivos rescates gubernamentales se trata de salvar a los bancos ante todo.

Otmar Issing, miembro del Bundesbank alemán y del BCE, además de ser uno de los arquitectos del euro, es parte de las dos docenas de poderosos consejeros internacionales de GS.

Otro personaje detectado es Peter Sutherland, procurador general de Irlanda, quien acabó de puente entre Royal Bank of Scotland y GS.

Otro hombre de Goldman, Petros Christodoulou, se encuentra hoy a cargo del pago de la deuda del gobierno griego.

Según Foley, GS cuenta con 2 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón) de seguros (sic), que incluyen una cantidad oculta (¡supersic!) de la deuda de los países de la eurozona. La alternativa es una segunda crisis financiera, un segundo colapso económico.

Los seguros especulativos de GS son los ominosos CDS, que equivalen al PIB de Brasil: una bomba de tiempo a punto de explotar que llevaría al planeta entero a su naufragio financierista.

Conclusión: a GS, el brazo financierista armado de EU, le importa un comino rescatar a los países cuando lo primero que busca, tras haber debilitado precariamente al euro, es salvarse a sí mismo mediante la bancocracia que ha instalado en Europa. El Proyecto GS, a juicio de Foley, consiste en controlar estrechamente al gobierno. Más allá de su pernicioso cabildeo para conseguir exenciones fiscales, GS proporciona consejo (sic) a los gobiernos a quienes provee financiamientos, además de colocar a su gente en el servicio público, lo cual imposibilita diferenciar entre el interés público y el interés de GS. ¿Cuál es la novedad? En México ya padecimos la delincuencia financiera de GS con el síndrome Fobaproa/IPAB, fraguado por los hermanos Werner Wainfeld (Martín y Alejandro): gran negocio financiero circular de espoliación nacional para controlar definitivamente a los países y poner en jaque sus joyas estratégicas previo al mate neoliberal de enajenación catastral.

Alfredo Halife Rahme
La Jornada

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