¡Las demandas de los trabajadores de la Unión Europea de
salarios y condiciones de trabajo mejores , pensiones generosas, largas
vacaciones y permisos cuando sean necesarios deben controlarse! ¡Ya está
bien!
Demos
gracias a que la Comisión Europea tiene las respuestas. Pronto el
modelo neoliberal será irreversible y todos los advenedizos pretenciosos
tendrán que callarse para siempre. Ya es hora. En una maniobra
brillante, la Comisión ha aprobado un paquete de medidas, un ‘sexteto’
que sugiere fiestas donde fluye la cerveza libremente. Este ‘sexteto’ es
bastante más austero y concederá a la Comisión una influencia sin
precedente en los asuntos de los estados miembros.
En una votación ajustada el 28 de septiembre de 2011, el Parlamento
Europeo aprobó la propuesta de la Comisión, una toma del poder de gran
alcance que menoscaba la capacidad de los países de fijar y gestionar
sus propios presupuestos y deudas soberanas. A partir de ahora, el
Parlamento y el Consejo -y, naturalmente, la Comisión supervisa el
proceso- podrán obligar a los gobiernos a cumplir las recomendaciones
del Tratado de Maastricht, también conocido por el Pacto de Estabilidad y
Crecimiento, poco respetado en los últimos tiempos. A partir de 2005
este Pacto parecía una reliquia pintoresca. Pero ahora, gracias al
‘sexteto’, no se tolerarán ningún déficit mayor del 3% ni una deuda
nacional mayor del 60% del PIB. Lo que necesitan los pueblos, que no se
equivoquen, es una severa disciplina.
A partir de 2012, los parlamentarios europeos y el Consejo
diseccionarán los presupuestos nacionales antes de que los parlamentos
nacionales los puedan ver. Si los países no reducen sus deudas lo
suficientemente deprisa o se niegan a aceptar las ‘sugerencias’ de
Bruselas, se impondrán las medidas. En caso de terquedad por parte de
los Estados miembros, el castigo puede llegar a tener que depositar o
perder el derecho al 0,01, 0,02 y hasta el 0,05% del PIB del país; todo
depende de cómo se juzga el delito. Por ejemplo en el caso de Francia,
con un PIB de aproximadamente 1.900 billones de euros (2.600 billones de
dólares), la Comisión podría exigir un depósito o multa de alrededor de
20 o 40 billones de euros, o hasta 100 billones de euros si la Comisión
aplicara la sanción de 0,05% del PIB.
Fiel a sus habituales métodos de callada eficiencia, se aprobaron
estas medidas del ‘sexteto’ permanentes sin apenas un murmullo durante
todo el procedimiento de aprobación; hubo poco debate y prácticamente
ninguna implicación ciudadana. La mayoría de los europeos no tiene la
menor idea de que esto ha ocurrido y mucho menos de que sea una agresión
tan salvaje a la capacidad de gobierno de sus países. Gracias a esta
legislación, podemos contar con el poder duradero de la doctrina
neoliberal en toda Europa, sobre todo en la zona euro, a medida que los
diputados elegidos sean sustituidos por personas nombradas que no tienen
que rendir cuentas y despojen a los primeros del derecho de elaborar
sus propios presupuestos.
Este ‘sexteto’, gracias también a la mayoría europarlamentaria de
derechas, está ahora firmemente implantado y será difícil, si no
imposible, de revocar. En cualquier otro lugar, quizá se hubieran
escuchado acusaciones de un masivo golpe de Estado contra los gobiernos
de los Estados miembros y los pueblos. Pero hasta el momento, todo está
tranquilo en el frente de la UE.
Simultáneamente, la Comisión alienta a los Estados miembros a cumplir
otra parte del escenario neoliberal mediante una variedad de directivas
que aseguren jornadas y vidas de trabajo más largas y la alineación de
salarios y prestaciones sociales al denominador común más bajo. Este
proceso puede ser más lento pero también será realzado por el ‘sexteto’.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea colabora en este segundo
objetivo, en particular al obligar en cuatro sentencias a trabajadores a
aceptar salarios de inferior nivel, incluso cuando trabajan en países
con leyes que protegen a los trabajadores, tales como Suecia o
Finlandia.
Hay que admirar la habilidad de la Comisión para la discreción y para
hacer las cosas sin contrariar innecesariamente a los ciudadanos de los
Estados miembros o sus parlamentos nacionales. La aparente complejidad
técnica de las medidas y el proceso de implantación contribuyen a
mantener el silencio, aunque estas medidas son en realidad bastante
sencillas (y, además, llevan huellas alemanas por todas partes).
Mientras tanto los medios de comunicación europeos, mayoritariamente
neoliberales, no ven la controversia en lo que ocurre entre bastidores
en Bruselas y ayudan a tapar la protesta, hasta que sea demasiado tarde
para la intervención de los ciudadanos. Todo esto significa mayores
victorias futuras para el neoliberalismo y el fracaso de las economías
europeas, es decir el fracaso del 90% del pueblo. El 10% restante estará
bien. No hay que preocuparse. Martin Wolf parafraseó a Tácito en The
Financial Times para describir la situación europea: “Ellos crean un
desierto y lo llaman estabilidad”.
Fuente: Transnational Institute
Rebelión
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http://www.rebelion.org/noticia.php?id=139292
Traducido por Christine Lewis Carroll
Traducido por Christine Lewis Carroll
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